Burnout: el síndrome de agotamiento en el trabajo

El término Burnout se define como la sensación de incomodidad producida por un exceso de esfuerzo relacionado con el trabajo. En la persona, esta incomodidad generalmente es la consecuencia directa de un estrés muy intenso y / o muy prolongado, de modo que esta presión acaba superando sus recursos (defensas psicológicas) para enfrentarlo. Además, su incidencia es mayor en los empleos que forman parte de las redes de apoyo o ayuda (médicos, enfermeros, psicólogos, etc.).

La persona afectada puede manifestar el síndrome de diferentes maneras. En ese sentido, uno de los síntomas más visibles sería la desmotivación, que hace que la calidad y la cantidad de la asistencia disminuyan. Por lo tanto, podríamos decir que se considera un estado de agotamiento físico, emocional y mental producido por el envolvimiento continuo en situaciones emocionalmente exigentes. Maslach, uno de los autores más destacados en esta área, la define como un síndrome caracterizada por la "fatiga emocional que lleva a una pérdida de motivación, que a menudo da lugar a sentimientos de inadecuación y fracaso".

Los tres ejes sobre los cuales el síndrome de burnout es articulado Los tres ejes en que el síndrome de Burnout se articula serían:

Cansancio y agotamiento emocional:

las personas con este síndrome tienen la sensación de no ser capaces de ofrecer más ayuda o más apoyo de calidad al paciente o al familiar que tienen ante sí, lo que a menudo los hace sentirse impotentes. El profesional no puede dar más de sí a los demás, y se siente cansado y fatigado a nivel psicológico, y muchas veces también físico.

  • Despersonalización en el tratamiento: a causa del proceso anterior, el profesional adopta un tratamiento de indiferencia. Se muestra más distante con el paciente o familiar, de modo que no cumple con su trabajo como debería o cómo lo haría en condiciones normales.
  • Sentimientos de fracaso por falta de realización personal y / o profesional: a largo plazo, esto hace que el trabajo no produzca tanta satisfacción como antes, y el profesional comienza a tener sentimientos de fracaso o de no realización. Se caracteriza por la frustración - la impotencia de que hablamos en el primer punto -, baja autoestima y la desilusión con los logros profesionales.
  • Es una cadena o un proceso que se alimenta de nuevo, por lo que no es necesario seguir un orden en todos los profesionales ni su evolución es siempre gradual. Por otro lado, lo que generalmente ocurre es una "escalada de la sintomatología"

, de modo que el primer síntoma, a no ser que ocurra una intervención, generalmente da lugar a otros. Esto no significa que todos los profesionales involucrados en redes de apoyo, relacionados con trabajos con la muerte o enfermedades, se desgastarán. Hay profesionales que, ante trabajos tan pesados ​​como los cuidados paliativos o la oncología, emergen más fuertes. Que la moneda caiga de un lado u otro dependerá de muchos de los recursos de enfrentamiento y de la gestión que la persona hace de sus propias emociones."Tener la muerte cerca nos enseña a vivir."

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Luchar con el BurnoutHay ciertos elementos (experiencias, personas, situaciones, etc.) que no podemos cambiar o sobre los cuales no tenemos un control absoluto. Cosas que son como son. Cosas que nos gustaría que fueran de otra forma, que parecen injustas, que no deberían ser.

Pero ... son así, sin más. En este sentido,

para poder cuidar de nosotros mismos, es conveniente distinguir lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer

; entre lo que es y lo que debería ser. Esto nos proteger de la impotencia, la frustración, la culpa y la rabia. Es importante aceptar que:Somos responsables de lo que hacemos, no culpables.

Siempre podemos elegir cómo reaccionar ante lo que sucede.

  • Todos tenemos límites y necesitamos cuidar de las relaciones: tanto de lo que mantenemos con nosotros como de aquellos que mantenemos con los demás. El dolor y el sufrimiento nos afectan:
  • es normal, somos personas. Esto nos ayudará a descubrir más sobre nosotros mismos.
  • Las emociones tienen sus propias reglas y difícilmente se sujetan a los dictados de la razón. Esto funciona igual que usted es un profesional de la salud. Recursos efectivos contra el burnout
  • Para el tratamiento del Burnout, dos recursos psicológicos generalmente se utilizan con efectos terapéuticos muy poderosos. Hablamos de la aceptación y la compasión. Ambos tratan de liberar la tensión y nos permiten mantener la motivación y la voluntad para dirigir nuestra energía de forma proactiva. En ese sentido, la proactividad consiste en tomar decisiones para sí mismo, asumir el control de lo que se hace sin justificarse en algo externo. De esta forma, la aceptación y la compasión nos permiten trazar objetivos reales y realizables, y nos guían para finalmente alcanzarlos.

Se trata de concentrarse en lo que usted quiere, no en lo que teme. Para ello, es importante buscar información adecuada e invertir en formación de calidad. Por ejemplo, el entrenamiento en técnicas como el mindfulness, que se basa en la atención plena enfocada en el momento actual.

Los procedimientos de autorregulación también están ganando mucha importancia en esta área. Con este término nos referimos a aquellas estrategias que nos permiten controlar nuestro propio comportamiento

(emocional, cognitivo y motor), para lograr una adaptación a la situación y las circunstancias que la encuadran. En resumen, el enfoque general subyacente es simple: recuperar el control sobre las opciones personales importantes (cómo dedicarse a ayudar a otros) que permiten que la tarea elegida se realice de la manera más eficaz y con el menor costo emocional posible.