¿Las personas malas pueden cambiar?

¿Qué son incapaces de reflexionar? Las que están convencidas de que siempre tienen razón y están seguros que siempre hay otro culpable y responsable de sus fallas y errores? Las que se dirigen a usted con sarcasmo y desaforo o le dejan atónito con groserías, pero no admite ni una broma? Los que actúan con malicia y mezquindad mientras envidian el éxito ajeno? Los amargados que entran con hostilidad en nuestras vidas para afirmar su visión negativa y pesimista del mundo? ¿Las personas malas realmente pueden cambiar?

La negatividad y los modos de estas personas son responsables de nuestras respuestas emocionales. No son capaces de reflexionar porque la rabia, la ira, y sus variaciones, son sentimientos a través de los cuales interpretan la vida. Ante ellos, la única solución es evitarlos y mantener la calma. Si no es posible llevar a cabo la difícil tarea de mantener la paciencia, lo mejor es alejarse de ellos y mantener una distancia segura.

Los científicos dicen que cuando desarrollamos modos de cortesía y gentileza, las personas que comparten las mismas actitudes se benefician mutuamente. Es un efecto conocido como "éxtasis de la persona que ayuda", en que demostrando educación y buena conducta, se activa un gran número de hormonas y neurotransmisores benéficos para nuestra salud.Muchos estudios atestiguan que personas gentiles y bondadosas tienen una vida más sana, prolongada y exitosa que aquellas con mala índole.

Todos nosotros, en alguna ocasión, cometemos actos groseros; sin embargo, no tiene nada que ver con el comportamiento que tienen las personas malas. Algunas acciones cotidianas nos permiten identificar a estas personas desagradables, tales como insultar, establecer contacto físico indeseado, amenazar, intimidar verbalmente, avergonzar a alguien públicamente, tratar a las personas como si fueran invisibles e interrumpir u otros groseramente. Para no ser víctimas, desarrollamos el arte de la indiferencia, limitamos el tiempo de exposición y contacto con ellos. Y si la seguridad de nuestra mente parece frágil, nos alejamos definitivamente si es preciso.