Cada persona es una prueba, una lección o un regalo

Tantas personas entran y salen de nuestras vidas a lo largo del tiempo, tan variados encuentros tenemos y aún tendremos por delante. Y nos quedamos cada vez más llenos de recuerdos, de experiencias, engrandiendo nuestra esencia, trayéndole sentimientos nuevos e intensos. No siempre será bueno, no siempre saldremos con cosas buenas de las relaciones que tengamos, pero siempre podremos salir más fuertes y seguros de lo que queremos o no para nosotros.

Algunas personas son verdaderas pruebas en nuestras vidas

Prueba nuestra paciencia, nuestra capacidad de mantenerse en armonía, de mantenerse equilibrados. En el caso de que se trate de una persona, Incluso prueban nuestra fe y nuestra creencia en nosotros mismos, en nuestros principios, en todo lo que tenemos dentro de nosotros. Porque se trata de gente que no ha aprendido a mirar más allá de sí misma.

Ciertos individuos, a su vez, por más que sea difícil comprender de inicio, llegan a nuestras vidas para transmitirnos lecciones que llevaremos para siempre con nosotros. Algunas veces lecciones tristes, otras veces lecciones de amor. Cuando nos decepcionamos con las personas, por habernos utilizado de la peor forma, desvirtuando nuestras palabras, menospreciando nuestros actos, hiriendo nuestra dignidad, aprendemos a distanciarnos de quien hace mal. Cuando somos sorprendidos por la generosidad y la bondad de gente verdadera, aprendemos que el amor cura, salva e ilumina. Y son precisamente estos seres iluminados, que nos traen lecciones de amor, los regalos con que la vida suele regalarnos, para que no desistamos de seguir creyendo en la fuerza del bien, de lo que es bueno, de lo que tiene verdad.

Los encuentros mágicos que tenemos por el camino lo hacen todo menos difícil, menos penoso, menos denso. Hacen todo más colorido, más fácil de sobrepasar y de ser vivido en toda su intensidad. Nada menos que la gratitud que nutrimos por estas personas es que nos alimentará lo mejor que llevamos aquí dentro. Como se ve, en vez de lamentar por los desencuentros que vienen a desestabilizar los caminos, hay que sacar también de estos momentos algo bueno, pues siempre podemos aprender, tanto con quien aspira, como con quien suma. Lo que importa es lo que tenemos dentro de nosotros, aquello de más precioso y que nos resguarda de llevarnos a la tristeza dolorida de nuestra alma: el amor.

Amor verdadero, amor del tamaño de nuestros sueños, amor sin fronteras, sin máculas, amor que alivia y transforma. Es así que lo mejor de cada uno permanece en nuestros corazones, haciéndonos más fuertes y felices, haya lo que haya.