La empatía de los perros: un poder que cura

La ciencia logró demostrar algo que muchas personas ya sabían: la empatía de los cachorros. Los cachorros se conectan con el estado emocional de las personas de manera casi inmediata. Sin embargo, sus capacidades van un poco más allá de esa fascinante conexión porque también demuestran el deseo expreso y altruista de ofrecer consuelo, de aliviar la angustia emocional y la tristeza. Sabemos que cualquier persona que tenga uno o más perros va a concordar con las conclusiones obtenidas en ese estudio realizado en la Universidad de Londres sobre este tema. Sabemos que esos amigos de cuatro patas, nariz húmeda y mirada fiel, se sintonizan inmediatamente con nuestra alegría y, principalmente, con nuestros sufrimientos.

Por eso no dudan ni por un momento en lamer nuestra mano, en colocar en nuestros pies el juguete preferido de ellos o en sentarse en nuestro cuello como niños que tratan de robar una sonrisa. "¿Crees que los cachorros no van al cielo? Para mí, ellos llegarán mucho antes de cualquiera de nosotros. " -Robert Louis Stevenson- La empatía de los cachorros, esa habilidosa lectura sobre nuestros estados de espíritu tiene, en realidad, matices aún más sorprendentes que se explican en ese mismo estudio . Un ejemplo de esto podemos ver en un caso bastante específico. Benjamin Stepp es un veterano de guerra, él estuvo en la guerra de Irak y hoy vive con una hermosa labradora llamada Arleigh

. Este joven sufrió una lesión cerebral traumática que cada día aparece en forma de súbitos ataques de dolor que inmovilizan sus piernas.
Arleigh presiente cuando estos ataques van a suceder y va inmediatamente a su dueño

con un objetivo muy específico: dar apoyo, cariño, disminuir la ansiedad y controlar su respiración para que el dolor se vaya lo más rápido posible. Esta relación entre ambos es tan fascinante que una etóloga, Natalia Alburquerque, está estudiando el caso. Se sabe que los perros "cierran" ciertos cambios metabólicos en nuestro organismo que se traducen, por ejemplo, en caídas del nivel de azúcar en la sangre, ataques de epilepsia y, en ese caso, en la aparición del dolor. Sin embargo, uno de los aspectos que más sorprenden en todo esto es la fidelidad y el altruismo de estos animales. Ellos no quieren nada a cambio, su sentido de protección y su conexión son tan intensos que el mero hecho de proporcionar alivio y bienestar ya es gratificante para ellos y los deja satisfechos.El contagio emocional en los perros, una forma primitiva de empatíaLos etólogos y los psicólogos especializados en el mundo animal nos muestran un aspecto importante.

No podemos comparar la empatía humana con la empatía de los perros. En este último caso, es preferible hablar de un "contagio emocional" , una forma muy primitiva de empatía y que, según Ted Ruffman, psicólogo de la Universidad de Otago podría compararse con lo que, por ejemplo, un niño de tres años de edad edad puede tener.

También es necesario tener en cuenta que la empatía es una dimensión psicológica compleja, en la cual procesos cognitivos muy sofisticados están en funcionamiento. En la empatía de los cachorros, lo que llama la atención es la facilidad que tienen para leer nuestras expresiones faciales, nuestro tono de voz y la actitud natural de "contagiarse" emocionalmente con los mismos estados que estamos. Sin embargo, si esta emoción es negativa, inmediatamente dan inicio a comportamientos voluntarios para ofrecer ayuda, apoyo y bienestar. Este último aspecto es, sin duda, un tema que siempre ha dejado a los especialistas fascinados. La razón de por qué los cachorros muestran un vínculo tan fuerte con nosotros puede ser encontrada en nuestros antepasados, en nuestro pasado más primitivo. Edward Osborne Wilson es un entólogo y biólogo norteamericano que nos explica en sus múltiples trabajos aspectos realmente interesantes.

Cachorros y humanos: un vínculo muy antiguo

El ser humano estableció un vínculo emocional muy intenso con los perros desde las épocas más remotas , aquellas en las que nuestra máxima prioridad era sobrevivir. Una de las teorías del doctor Edward Osborne es que aquellos humanos que contaban con la compañía de varios cachorros en sus grupos sociales tenían mayores posibilidades de continuar con vida que aquellos que aún no habían establecido ese vínculo. Tener uno o varios cachorros en nuestros primeros asentamientos sociales significaba estar más unidos a la naturaleza, a sus ciclos ya encontrar también más recursos con los que sobrevivir: agua, caza, plantas comestibles ... De hecho, hay varias pinturas rupestres en las cuales, se puede ver ese tipo de interacción. La compañía de estos animales nos ha conferido desde muy temprano un tipo de satisfacción vital muy relevante, formando un lazo en el que estaban involucrados innumerables mecanismos biológicos.Se sabe, por ejemplo, que mirar en los ojos de un perro hace que nuestro cerebro libere oxitocina, la hormona del cariño, del cuidado y del vínculo.

Esta interacción constante iniciada desde aquellas épocas más remotas estableció una sofisticada relación en la que los perros no tardaron en reconocer nuestras emociones y en la que aprendemos a verlos como miembros de nuestros grupos sociales. La empatía de los cachorros es una realidad que siempre nos acompañó. Basta con mirar a un perro para sonreír inmediatamente

Nuestros cachorros nunca nos dirán para recoger las cosas con más calma. No nos van a decir para cambiar de trabajo, para dar otra oportunidad a nuestro ex o para no importarnos más con aquella amiga que nos trae más problemas que beneficios. Ellos nunca van a recomendar nada, no juzgar ni criticar ninguna de sus decisiones.

Sus cachorros se limitarán a "estar" ahí con usted, dando lo mejor de sí mismos a cambio de nada.

¿Y cuál sería uno de los comportamientos más claros de la empatía de los perros?Por más curioso que pueda parecer es lo que ellos siempre han hecho: convivir con nosotros desde el tiempo de nuestros antepasados. Los cazadores colectores europeos comenzaron a domesticar a las crías de los lobos más dóciles que rondaban sus asentamientos en busca de comida.

  • Nosotros los hacemos nuestros y ellos nos cogieron para sí en una alianza duradera y maravillosa.Por eso, la mayoría de la gente no puede evitar una sonrisa cuando su mirada encuentra el de un perro.
  • Nos reconocemos y nuestros mecanismos biológicos interactúan para producir respuestas emocionales positivas. Ellos fueron nuestra alianza en el pasado y son nuestros aliados terapéuticos en el presente. Los perros nos traen tranquilidad, nos hacen sonreír, activan nuestras endorfinas, nuestra oxitocina, disminuyen el sentimiento de soledad y, incluso, reducen nuestra sensación de dolor ...
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Para concluir, poner en duda el poder emocional de los cachorros y su la habilidad de empatía es ciertamente un error imperdonable. Porque en ellos tenemos nuestros héroes anónimos de cuatro patas con los que estamos tan pendientes: los perros guía, los cachorros que acompañan a niños con discapacidad o ancianos dependientes. En resumen, todos estos grandes amigos que adoramos y que no dudamos en considerar como parte incontestable de nuestra familia.