Aunque me decepcione mil veces, todavía creo que hay personas buenas

Todavía hay personas buenas. Gente honesta, responsable, sincera, amable, capaz, cariñosa, sensible y respetuosa. Todavía hay gente que se aparta de la amargura, del egoísmo, de la hipocresía y de la soberbia.

Son personas que conforman, que nos hacen creer que la humanidad no está perdida, que nos ayudan a recuperar la fe en la posibilidad de regenerar un mundo corrompido por los intereses, la mentira y la falsedad. Su aspecto es de gente buena, atenciosa y humilde, pero ellas no se dan cuenta.

No saben que representan todo aquello que nos hace sonreír , no saben cuán importantes son hasta en los detalles más insignificantes."Qué maravilloso es que nadie tenga que esperar ni un solo momento para empezar a mejorar el mundo".

-Anne Frank-
Lo que aprendemos con la gente buena

Las personas maravillosas no sólo nos ofrecen sonrisas, confort y felicidad, como también nos ofrecen recuerdos que se transforman en lecciones de vida a través de nuestras emociones.

Cuando cruzamos con ellas, aprendemos que valen más las buenas actitudes que las intenciones

y que lo que ofrecemos a los demás siempre nos es dado de vuelta multiplicado. Además de todo esto, también aprendemos que la mejor recompensa es la que está dentro de nosotros. La vida no es estabilidad, sino saber andar en equilibrio , y para poder hacerlo es necesario sentirse bien consigo mismo. Para lograr esto, la única opción es rechazar las malas intenciones y aprender de las emociones negativas.

Educar en emociones, educar en la bondadEl hecho de no siempre tener buenas intenciones y buenos sentimientos no nos transforma en personas malas, sino en personas normales. En este sentido hay mucha confusión, ya que

solemos etiquetar o valorar la totalidad de una persona por hechos aislados.

Por ejemplo, sentir celos, ira, rabia o envidia es totalmente natural y no debe atormentar. En lo que sí hay que poner un cuidado especial es en no actuar conforme a estos sentimientos y emociones. Compartir

O sea,es necesario intentar no explotar hecho un volcán

, ni dejar que ciertas circunstancias nos dominen. Obviamente nos sentimos envidia cuando alguien tiene algo que deseamos o, por ejemplo, notar que los demás avanzan en su vida mientras nos sentimos empacados. Esto de ninguna manera nos hace desmerecer las buenas cualificaciones. Por lo tanto, con el simple hecho de ser conscientes de que no podemos escapar ni de las emociones, ni de los sentimientos negativos, es posible lograr dar un paso más en el crecimiento de nuestra inteligencia emocional.

Consejos para superar las emociones destructivasEn general, decimos que

son emocionalmente inteligentes aquellas personas que se caracterizan por ser justas, verdaderas, leales, sinceras, prudentes y respetuosas.

El hecho es que estos son aspectos que suelen definir a las personas equilibradas. La bondad es un don que tiene que ser tan disfrutado como trabajado. Por lo tanto, para lograr ese equilibrio emocional que tanto admiramos, hay que aprender a superar las emociones destructivas. Compartir

Como ya sabemos, pocas personas logran que éstas desaparezcan, y me atrevo a decir que nunca lo hacen completamente (entre otras cosas porque va contra nuestra naturaleza emocional). Para superarlas, hay que trabajar ciertos aspectos, veamos:1 - Hay que entenderlas. Como ya hemos dicho, hay que deshacer la idea de que nuestras emociones son intolerables y dar un paso más allá a la hora de consolidar esas nuevas creencias . Cuando aparezcan emociones que consideramos destructivas, piense en ellas y en lo que las generó.

2 -Librarse del miedo

Ser un ser emocional no es algo malo o negativo, ¿verdad?

Pues a partir de ese mismo raciocinio podemos decir que sentir envidia o ira en un momento dado tampoco es algo malo. Al final de cuentas, la afirmación es la misma, sólo que al hablar de envidia estamos especificando y siendo más concretos.

Probablemente sea más aceptable pensar en la naturalidad con que un niño se pone nervioso o se siente celoso. Sabemos que no es necesario reprenderla por eso, sino hacerla entender cómo se siente.

¿Por qué no actuamos de la misma manera con nosotros? Es exactamente lo mismo. Comprender esto e internalizarlo nos ayudará a no temer nuestra naturaleza y nuestras emociones.

3 - Es necesario deshacerse de las etiquetas

Por regla general, el ser humano tiende a hacer atribuciones internas, estables y generales de los comportamientos de los otros considerados como negativos. Aunque seamos más benevolentes con nosotros mismos, acabamos temiendo que por esa misma regla los demás hagan lo mismo con nosotros. Generalmente no somos conscientes de que esto sucede exactamente de la misma manera en nuestra mente, pero

conocemos la sensación de cuando los demás nos etiquetan como algo que no nos define.

4 - Cultivar el equilibrio emocional

Aunque pudiéramos considerar las emociones destructivas como aquellas que son perjudiciales para nosotros y para los demás, la verdad es que ellas sólo se vuelven destructivas cuando perturban nuestro equilibrio mental.Es decir, no es tanto el hecho de sentir la ira, sino el hecho de dejar que ésta se prolongue en el tiempo y nos destruya.

Aunque no es fácil llevar cada emoción con buenos sentimientos, es el camino que necesitamos recorrer para alcanzar la serenidad mental que tanto ansiamos y admiramos. De esta forma, reflexionar sobre nuestras emociones y valores nos ayudará a promover aspectos tan relacionados con la bondad como la compasión, el sosiego y la confianza.

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