Perdonar como acto de liberación personal

El perdón: ¿para qué sirve? ¿Qué función tiene y cómo conseguirlo?

Implica en soltar el dolor

Si algo nos dolió mucho significa que la persona que nos hirió es importante o que el hecho en sí se ha movido con principios rígidos dentro de nosotros, que hace que se estremezcan.

Son muchas las ocasiones en las que escuchamos a alguien decir "no permito que usted diga o haga ciertas cosas", como si el hecho de no estar dispuestos a que ocurra pudiera evitar que ellas sucedieran. Esto es curioso porque, además, esta frase suele ser usada una vez que el agravante ya haya ocurrido.

El perdón es útil, nunca debe ser entendido como un acto de vulnerabilidad frente al otro, sino de flexibilidad para consigo mismo, sus emociones y prioridades. El rencor nos ata al pasado, no nos permite avanzar y los lazos al dolor, con tal fuerza que, a causa de ella, dejamos que la vida pase sin tomar parte de ella.

Algunas personas se aferran a ese malestar que les provoca el recuerdo de lo ocurrido para no volver a involucrarse emocionalmente con otras personas, como si ese escudo pudiera servir positivamente. Sin embargo, esta defensa sólo crea un muro entre ellas y sus oportunidades. Al optar por esta opción usted se queda solo con su rencor y su dolor, ajeno al mundo ya todo de agradable que hay en él.

Cuando me encuentro frente a personas que presentan esta problemática, me viene a la mente la imagen de un albañando construyendo un muro, colocando ladrillo sobre ladrillo, de forma automática cada vez que se coloca ante él la oportunidad de conocer a alguien que considera que puede tener la capacidad de volver a herirlos. Se convierten en especialistas en el arte de colocar ladrillos, tantos que construyen pared sobre pared, transformando su "zona de confort" en algo cada vez menor, angustiante y solitario.

Es una pena ese esfuerzo, su eficacia ... tanta energía para evitar el sufrimiento y todo en vano, ya que esa pared jamás conseguirá que las emociones dejen de estar dentro de sí. De hecho, la sensación que da es la de que te atas a una espiral de angustia, que te aleja del presente y de un futuro mejor. El pasado es lo que cuenta, y la tristeza impera. Dejando de lado las consecuencias de vivir con base en el dolor, retomemos de nuevo el perdón. Un error muy común es asumir que la persona que me causó el daño tiene que cargar su culpa mientras me recuerde que me hirió.

Refríos para esto encontramos también en nuestra cultura popular,

"perdono pero no olvido". Consejos para perdonar ¿De dónde viene el dolor? - De la importancia que tiene esa persona para mí.

- De lo que esa persona hizo.

- De la contrariedad entre lo que realmente sucedió con lo que me hubiera gustado que hubiera ocurrido.

Tenemos sólo el presente en nuestras manos para actuar,

por eso debemos hacernos estas preguntas para comprender de dónde surge tanta tristeza. Así, podremos optar por el camino práctico, luchar por nuestros propios intereses, dejando de colocar ladrillos que se interponen entre lo que queremos y lo que tenemos.

Perdonar implica actuar sobre la base de lo que queremos conquistar para nosotros mismos, y no en base a lo que el otro nos hizo o debería sentir.

Si esto fuera fácil, seguramente no sería necesario que usted estuviera leyendo este artículo, por lo que se trata de priorizar lo que usted quiere fomentar con cada uno de sus actos. Evaluar si lo que usted hace le aleja o acerca de una vida que valga la pena, y se amplía o reduce su zona de confort.

Todo para poder actuar independientemente de cómo usted se siente ahora, siendo valiente para continuar.

Si la vida y el tiempo siguen su curso, que sea usted a dirigir su rumbo.