En un mundo de guerras, intolerancias, prejuicios

En un mundo de guerras, intolerancias, prejuicios, personas que mueren y matan en nombre de 'Dios', entre tantas otras desavenencias, espero que quiero que el amor prevalezca siempre. Yo no sé usted, pero ante tantos terribles acontecimientos, catástrofes naturales cada vez más intensas y devastadoras, queda claro que hemos hecho algo mal, tan mal que hasta la naturaleza está en furia.

Hay algo en el aire, una sombra misteriosa, una nube negra, una energía pesada. El viento susurra un canto triste, y yo sólo consigo pensar que vivimos un tiempo de transformación.

El mundo ya no es como antes, y lo que viene por ahí puede no agradar a todos ¿Usted debe estar preguntándose por qué hablar de cosas malas y tristes? Porque necesitamos despertar, porque necesitamos despertar y hacer nuestra parte.

Yo sé que es casi imposible cambiar el mundo, alcanzar la igualdad en todos los aspectos,

acabar con el hambre, el prejuicio, con las guerras, en fin, nadie solo hace milagros.

Pero pequeños cambios, pequeños gestos, pueden, y yo sé que tendrán, un impacto gigante en la vida de muchas personas.¿Cómo?

Sea menos malhumorado, menos egoísta, menos codicioso y materialista.

Mire al ser humano con ternura, independientemente de su opción sexual, su color, su equipo de fútbol, ​​su partido político, y sus creencias.

Vamos a respetar cuando es imposible amar, vamos a entender en vez de juzgarnos cuando algo nos desagrada y es contra nuestros principios.

Ni yo, ni tú, ni nadie tiene el derecho, el poder de decidir lo que es correcto o equivocado, entonces más amor, más comprensión, más esfuerzo para ponerse en el lugar del prójimo, empatía, mucha empatía, y antes que tú que es demagogia, experimentado por un día que sea, ser gentil, hacer el bien a quien necesita, distribuir sonrisas y gestos de bondad, y luego dime si no hace bien? ¿Dime si no te sientes una persona mejor? Es de eso que el mundo anda necesitando. De personas mejores, de menos odio y más hermandad. Nadie aquí le está pidiendo que sea la Madre Teresa, pero si cambiamos algunos hábitos, haremos con certeza la diferencia en la vida de alguien. Piense en la idea con cariño,

ofrezca siempre su mejor y no se preocupe con lo que va a recibir de vuelta,

después de todo, cada uno ofrece lo que tiene.