Sai fuera cara, ella tiene hijo

Un día de esos, caminando por la calle, escuché sin querer queriendo la conversación de dos chicos donde uno alertaba al otro diciendo: "Cara, no da más para confiar, esas mujeres de hoy están todas con un hijo en la espalda."Me quedé indignada al oír un discurso tan machista y lleno de prejuicio. Desafortunadamente para nuestra "hermosa y justa" sociedad, la mujer que tiene hijos, sea ella divorciada o madre soltera, no merece ser amada, respetada y valorada. Este hecho me hizo recordar a una mujer que tuve el placer de conocer, muy inteligente y hermosa por señal. Siempre ha sido dedicada a la familia, una esposa amorosa y fiel, pero en una de esas vueltas que la vida da, su marido la abandonó con tres hijos pequeños y resolvió "disfrutar de la vida", si no me equivoco uno de ellos era recién nacido en la época.

La vida de ella se volvió de piernas al aire cuando se vio sola, desamparada, con hijos para cuidar y muchas, muchas cuentas para pagar. Imagino que no debe ser nada fácil oír de la persona que se ama que usted no sirve más para ella, que usted no va a ser feliz con nadie más porque tiene tres hijos con él y que ningún hombre va a dar valor a una mujer así.

Debe ser duro ser tripudada por el propio compañero, el padre de sus hijos, padre éste que no paga las pensiones, no sostiene a los hijos y no se preocupa en cumplir su papel de progenitor. Esa mujer -la separada, la largada, o la llena de hijos como muchos acostumbran llamar- no se quedó en el suelo, ella salió con todo coraje para luchar, para vencer las dificultades, las derrotas, las humillaciones y dar la vuelta por encima.Hay muchas mujeres en esta situación que son mucho más varones que muchos hombres por ahí

, verdaderas guerreras, dignas de quitarse el sombrero, que merecen todo respeto y una oportunidad de ser felices nuevamente. Desgraciadamente el prejuicio de muchos, como los que encontré en la calle, las priva de ese derecho. La vida a menudo roba sueños, pero muchos todavía insisten con su prejuicio en arrancar de esas madres su dignidad, su respeto, su derecho de recomenzar y de ser feliz.Es muy fácil apuntar el dedo, juzgar, condenar, ridiculizar y culpar al otro.

Difícil incluso es estar en el lugar de la persona, es tener que superar las barreras haciendo del pasado la escuela del presente. Difícil es superarse cada día, es dejar el prejuicio y abrir los ojos y el corazón para lo que realmente tiene valor. Ser divorciada, separada o madre soltera no es ningún crimen. El crimen es no ser capaz de amar a alguien que sólo sufrió por amar demasiado.