Nunca es tarde si el momento es bueno

Parece cada vez más aceptado que el tiempo se construye momento a momento, acumulando experiencias que nos moldean e impulsan por corrientes circunstanciales. El profesor de física y científico alemán Georg Lichtenberg llegó a afirmar que nada nos hace envejecer con más rapidez que pensar incesantemente que ya somos viejos.

Pensar que es tarde para algo es dar alas al "nunca" y matar oportunidades y vientos de cambio en diferentes ámbitos de nuestras vidas. Piense que no es una cuestión a analizar en función del tiempo que nos queda el día, en la semana o en la vida. Es algo que hay que analizar en función del momento en el que nos encontramos. "Cuide los minutos y las horas se cuidar de sí mismas."

-Lord Chesterfield-
Las eternas cosas pendientes

En este punto, siempre podemos lamentarnos por el tiempo perdido

, el ocio sacrificado o el hobby abandonado. Todo esto puede provocar una cierta ansiedad. Una ansiedad que nos lleve a quitar pensamientos como "no debería haber salido", "después de todo el esfuerzo que hice", "cuando voy a tener un tiempo para eso". Por otro lado, propuestas inalcanzables pueden hacernos sentir decepcionados con nosotros mismos por no lograr alcanzar el objetivo definido por estar fuera de nuestras posibilidades actuales. Por otro lado, a la hora de definir nuestros propósitos, éstos suelen girar en torno a la incorporación de nuevas actividades. Eso no es una mala idea. Sin embargo, también es verdad que podemos mirar a nuestro alrededor, para lo que ya hacemos o tenemos, y girar el juego. Trabajar para mejorar, ampliar la visión al respecto y profundizar en ello. Tal vez, siguiendo este camino - aparentemente más modesto - obtengamos un aprendizaje más rico que persiguiendo objetivos que están fuera de nuestras posibilidades a corto plazo, por más que al principio parezcan más atractivos."Cuando hablamos que el pasado fue mejor, estamos condenando el futuro sin conocerlo." -Francisco de Quevedo- Reinventando un "momento" conocido

Reinterpretar alguno de los elementos que ocupan nuestro día a día puede traer muchas cosas si cambiamos el punto de vista. Muchas veces el crecimiento no está tan lejos como pensamos.

De hecho, simplemente cambiando la perspectiva bajo la cual miramos muchos de los elementos que ocupan nuestra vida diaria - relaciones, conductas, objetos, etc. - podemos hacer grandes descubrimientos.

Una infinidad de capacidades y habilidades pueden ser potencializadas si cambiamos el enfoque.
Para ejemplificar, me basar en una experiencia personal. Durante la época de la Navidad, en la que tuve más tiempo libre, empecé una propuesta de reinvención. Me concentré en una actividad que hasta ese momento hacía de forma automática: la cocina. Con este cambio de perspectiva sobre una actividad que hacía "sin conciencia", percibí que podía traer a mi vida más elementos que una simple y variada dieta.

La cocina es un elemento que, aunque puede ser motivante para algunos, puede ser una pesadilla para otros. Normalmente lo reducimos a algo que sirve para socializar, para obtener nutrientes y para activar el paladar. Pero detrás de eso existen otras posibilidades que no exploramos todavía, y que tuve la suerte de poner en práctica y mejorar.

Mucho más allá de lo obvio

Detras de cada actividad existen cualidades ocultas que podemos obtener de cada momento. En mi caso en particular, con la cocina, descubrí varias de ellas: Creatividad:

una cosa importante en la cocina es el cambio: se atreve a imaginar nuevos platos, cocinarlos y probarlos. Esta ventaja está presente en esta disciplina. Es cierto que a veces es mejor atenerse a una receta en especial - principalmente en lo que se refiere a los dulces - pero eso es una parte del proceso. Piense que éste no se finaliza hasta que no encuentre un paladar que deguste el plato. Entonces, por ejemplo, podemos desarrollar nuestra imaginación a la hora de crear una disposición de los elementos o simplemente decorar lo que hayamos hecho. "Cada semana se produce un desastre en mi cocina. La alarma de incendio toca varias veces, pero eso no me impide ser aventurero. "

-Paul O'Grady-

Disciplina:

la otra cara de la moneda. La precisión y los tiempos son elementos importantes para muchas tareas, de modo que para que el resultado sea bueno, ambos elementos deben estar controlados. Aprender a medir y trabajar con instrucciones y pasos organizados es una disciplina que dará una buena base para nuestra creatividad. Paciencia:

  • en este caso, existen dos vías. La de tener paciencia consigo mismo y la de tener paciencia con la propia disciplina. Respetar los tiempos tanto del aprendizaje en sí, como de los procesos que realizamos, es una parte imprescindible para obtener el éxito. De hecho, es fácil que la prisa y la voluntad de acabar sean dos factores que influencian de forma negativa el resultado final. Además, piense que la cocina, como cualquier actividad de ocio, necesita ser llevada a un ritmo diferente de lo que llevamos para enfrentar nuestras obligaciones cotidianas. "No tengo tiempo para tener prisa."

-John Wesley-
Memoria:

  • podemos plantearla como un desafío. Al intentar memorizar las recetas, proporciones o ingredientes entrenamos y ponemos a prueba nuestra memoria de corto y largo plazo. Planificación:
  • actualmente es un elemento fundamental en nuestro día a día. Saber cuándo, cómo y qué hacer en cada momento nos ayudará a enfocar nuestro tiempo en las actividades que estamos realizando y no estar de forma constante dando vueltas en nuestra agenda mental. Entonces, tener una agenda estructurada y al mismo tiempo flexible liberará recursos mentales que podemos destinar para mejorar la propia experiencia de la actividad en la que estamos sumidos. Tolerancia a la frustración:

falla. Entrenar y continuar fallando. Pensar que no sabemos o no podemos es un demonio que acecha en todo momento y en cualquier circunstancia. En esta disciplina erramos, empezamos nuevamente, y probablemente fallamos otra vez. Todo depende de alinear nuestras expectativas, analizar las fallas y trabajar para ir mejorando poco a poco.
No quisiera finalizar sin apuntar otro objetivo: la desconexión de nuestro propio ritmo de rutina y, muchas veces, de ansiedad. Estar enfocado en algo que nos prenda, que hace que no pensemos en nada más. Tanto si elegimos el camino de reinventarse en la cocina, cuanto si elegimos la restauración de muebles de la casa, el scrapbooking ... da en la misma.

  • Encontrar una actividad con la que podemos cambiar el ritmo es fundamental para nuestro bienestar. Mire alrededor, busque, pare, reinvente, erre, aprenda y apague.