Es una pena que los cambios ocurra cuando no son más útiles

Es una pena que los cambios ocurra cuando ya no son más útiles, ni por lo que dicen traer y ni por lo que dicen remediar. Es un verdadero desperdicio de energía para aquellos que un día reclamaron y no obtuvieron respuestas, y para aquellos que efectuaron el cambio cuando ya no era necesaria.

Todos los cambios son bienvenidos si son positivos, pero a veces sólo pueden ser positivos si llegan a tiempo. Algunas llegan con años de retraso, otras pierden la oportunidad de remediar algo por llegar algunos milésimas de segundo más tarde. Algunas curan todo inmediatamente, otras necesitan repetirse frecuentemente para que puedan hacer un cambio real.

El cambio que ya no es necesario sólo entristece

Es realmente una pena que un cambio llegue cuando la persona ya se cansó de esperar y "giró la página". Cuando los sentimientos, antes incesantes e impacientes, están helados, inexistentes y rodeados por una ceniza que nunca más formará parte de un fuego: es sólo una prueba de su extinción.

Es una pena que los cambios lleguen cuando ya no son más útiles, especialmente cuando alguien podría haber hecho algo y no quiso. Es por eso que los cambios tardíos son mucho más dolorosos: son las pruebas concretas de lo que podría haber sido, pero no lo fue. Ellos nos traen la certeza de una dura realidad que un día deseamos cambiar, rodearla de magia y misterio, cuando había sólo rechazo y falta de interés. Un desapego que los seres humanos utilizan como una estrategia de protección, pero que a lo largo del tiempo nos hace más frágiles.

Los cambios que nunca debemos esperar

Hay cambios que nunca debemos esperar; son situaciones que ya comenzaron de la manera equivocada. Quizá porque hemos aceptado la situación tal como es, con la esperanza de que podríamos cambiarla, o porque una buena situación se ha ido transformando en algo que ya no queremos.

Muchas veces ideamos a las personas: esperamos reacciones, cambios, compromisos de alguien que nunca pensó en crear vínculos permanentes. Nadie tiene el derecho de pedir al otro un cambio que no quiera hacer. ¿No entendemos correctamente los mensajes emitidos por la otra parte? No tenemos el derecho de exigir, pero debemos impedir que el otro juegue con nosotros

. El verdadero cambio en esa situación comenzaría por nosotros mismos: respetarse a sí mismo y los valores dentro de una relación. Es necesario identificar cuál fue nuestro error: tal vez hayan sido expectativas muy altas. Es preciso reflexionar y hacer un ejercicio de justicia a la hora de apuntar a un culpable.

"La desilusión es una especie de ruptura. La ruptura de un alma llena de esperanzas y expectativas ".-Eric Hoffer-

Ante una gran desilusión, algunos prefieren asumir el dolor de la pérdida por el tiempo necesario, aceptarla y seguir adelante por sí solos. Otros quedan atrapados en esa situación esperando cambios que no llegan, angustiados con promesas que no se materializan; suspirando, pidiendo, exigiendo sin encontrar una respuesta.
Otras personas cambian de rumbo y de situación, y el dolor de la pérdida ni pasa por su mente.

El punto final es escrito para todos, pero internamente algunas personas se niegan a utilizar esta regla ortográfica emocional

. Una regla que se cumple inicialmente con dolor y tristeza, pero que, a lo largo del tiempo, produce algunas páginas en blanco, escribiendo el pasado de la única forma que podría ser ... y de hecho lo fue. La frustración por el cambio que ya no sirve. La frustración por el cambio que ya no sirve es el primer paso hacia la libertad emocional. No es un camino agradable, pero podemos sentirnos liberados, confortados por estar conscientes de que la otra persona reaccionó, aunque sea demasiado tarde.Pero ¿de qué adelanta todo eso, si los cambios llegaron cuando la pasión ya había terminado, cuando las palabras de amor o amistad resonaban como algo ajeno a nuestro corazón? Cuando ya no traen entusiasmo y alegría, sino una respuesta fría e indiferente;

cuando no despiertan lágrimas de esperanza, sino un entumecimiento emocional y frialdad?

Hay cambios que llegan tarde, tarde en todos los detalles, tarde para el apoyo incondicional en situaciones difíciles, tarde por el exceso de indiferencia. Compartir

Llega tarde para lo que un día podría haber sido, pero ya no puede ser; sin ninguna posibilidad de renacer. Es por eso que necesitamos luchar por lo que queremos, antes de innumerables "siento mucho" y segundas oportunidades. Esto debe ser hecho inmediatamente, porque puede llegar el momento en que la persona que aguardaba esos cambios ya no espera más y no las considera algo que encaja en su vida actual.

Usted necesita cambiar a tiempo, especialmente si desea evitar que estos cambios sean inútiles.Cuando los cambios no ocurren en el tiempo adecuado, son cambios que pertenecen a un terreno desértico donde nunca más brotarán la locura sana y la pasión del pasado; ya no sirven más. Estos son los cambios que quedan en la estación mirando el tren que pasó

, cuando la noche cae sobre un pueblo perdido. La esperanza se aburre y se va, acompañada de toda la magia e inocencia que sostenía ese deseo.