Vale la pena tener una lágrima robada si es por un libro

Vale la pena que haya robado una lágrima, un suspiro, una risa o incluso el confort si el ladrón es un libro que entre sus hojas encuadernadas tiene mil historias de amor, de aventura, de suspenso, de sentimientos en poemas que amanecen con las emociones. Un libro nos construye, nos lleva a cerca de cientos de realidades que nunca podríamos ni siquiera imaginar. Porque leer es algo más que un simple placer, pero nos ayuda a abrazar con fuerza nuestra imaginación al tiempo que ayuda a comprender la realidad.

Leer un libro es como calzar los zapatos de la libertad

, nos ayuda a lidiar con nuestras preocupaciones y nos deja sumergidos en el mar como si fuésemos peces y conocimos cada pedacito de esa inmensidad.Vale la pena llorar, reír y soñar cuando el responsable es un libro. Porque gracias a ellos entendemos la belleza de las tardes de lluvia acostados en el sofá viviendo con misterio la aventura de una vida que está tan lejos de la nuestra.

De todos los instrumentos del hombre, lo más asombroso es, sin duda, el libro. Los otros son extensiones del cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de la vista, el teléfono es extensión de la voz, también tenemos el arado y la espada, extensión del brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación. Los placeres del amor por la lectura son infinitos. Hay sentimientos que son aliviados mientras estamos leyendo una gran historia en un buen libro. La tristeza, la ira, la inquietud, la angustia, etc.

Para cada uno de nuestros sentimientos y emociones la lectura logra algún apaciguamiento, leer nos lleva a un mayor autoconocimiento. ¿No nos sentimos algunas veces totalmente identificados con las palabras o con los personajes de un libro? No hablamos algunas veces cosas como: aquí está escrito perfectamente como me siento o exactamente como pienso?
La lectura es una gran fuente de inspiración y reflexión.Ella alimenta con su capacidad asombrosa nuevos horizontes repletos de inquietudes y respuestas para las cuales ni siquiera osábamos formular las preguntas.

Leer te permite ser lo que quieras ser: un rey, una gaviota, un pájaro, un vagabundo ... Lo que quieras. Porque a través de las palabras de un libro convertimos en sentimientos millares de realidades.

Con la lectura de buenos libros ponemos en orden nuestros pensamientos, creencias y sentimientos. Poco a poco vamos desenrollando una tela de araña que nos parecía desordenada pero que percibimos tener al final una perfecta simetría.Leer nos hace sonreír, ir más allá en nuestros cuestionamientos, ambiciones, razones y emociones, conocer nuestra intimidad y superar las barreras que nos imponemos a nosotros mismos. Compartir Los libros moldean nuestra mente con maravillosas referencias que ofrecen sentido a nuestra vida
, que entran a nuestros valores y que llenan nuestras horas con placer, alejándonos de pequeños dramas del día a día.

Olvida tus problemas, olvida el estrés y las preocupaciones, aleja todo esto y aprende, moldea tus pensamientos más creativos y fortalece emocionalmente. Usted puede incluso llegar a encontrar respuestas a sus problemas o modos mejores de hacer frente a ellos. Leyendo siempre ganamos salud física y emocional.

Porque leer nos ayuda a prevenir el desarrollo de demencias como el Alzheimer y el Parkinson. También nos ayuda a colocarnos en el lugar de los demás y comprenderlos mejor, es decir, a trabajar nuestra empatía y nuestra inteligencia emocional.Además de todos estos beneficios para nuestra salud, leer un buen libro es una experiencia única, un tratamiento espectacular que no tiene efectos secundarios. Porque

un libro tiene la capacidad de dar voz a nuestras emociones, de recordar cómo es estar enamorado, de enriquecer nuestros sueños y salvar nuestras vidas.

Vale la pena sentir dolor si quien nos duele es un libro, porque a través de él reinaremos nuestro reino sin ostentaciones. Porque por medio de la lectura siempre podremos aprender sin límites, refugiarnos y tomar conciencia de nuestra sed de conocimiento y de nuestras inquietudes. Y así, sin darnos cuenta,

con cada página vamos alcanzando la mejor versión de nosotros mismos.