Una de las mejores sensaciones es saber que alguien le gusta

Saber que alguien nos gusta es una de las mejores sensaciones que podemos sentir. Es reconfortante y energizante. Saber que alguien quiere ver usted y hablar con usted, que se interesa en saber cómo usted está, que tiene un interés sincero basado en el verdadero aprecio. Esto es maravilloso.

Algunas veces, cuando parece que nada puede empeorar, llega a esa persona y nos rescata con una conexión, una caricia, o una mirada. Otras veces basta un mensaje rápido o un saludo cálido que recuerde que somos queridos para levantar nuestro ánimo. Saber que estamos presentes en la mente de alguien que se preocupa por nosotros y que somos capaces de despertar emociones y sentimientos en alguien es nuestro mejor salvavidas, un flotador que, sin duda, arranca nuestra mejor sonrisa.

El amor de los demás es un salvavidas

Existe un fragmento de un libro de Paul Auster

,"El palacio de la luna", que define perfectamente lo que sentimos cuando el amor de los demás nos rescata del pozo en el que caímos y que no podemos salir: "En aquel momento lo ignoraba, es evidente, pero sabiendo lo que ahora sé, es imposible ignorar aquellos días sin sentir una ola de nostalgia de mis amigos. En cierta forma, eso cambia la realidad de lo que he experimentado. Yo había saltado de la orilla de un acantilado y bien cuando estaba casi tocando el fondo, sucedió un hecho extraordinario: me enteré de que había gente que me gustaba. El hecho de que alguien le guste a la gente de esa forma cambia todo.

No disminuye el terror de la caída, pero da una nueva perspectiva de lo que ese terror significa. Yo había saltado de la orilla y entonces, en el último instante, algo me tomó en el aire. Ese algo es lo que defino como amor.

Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa poderosa suficiente para invalidar la ley de la gravedad. "

Como vemos en esta maravillosa definición, el amor de aquellos que nos rodean es nuestro salvavidas

, la boya que nos mantiene a salvo aun cuando nos estamos ahogando y parece que nada tiene solución.

El amor sincero no conoce el egoísmo y los intereses. El interés sincero de quien nos gusta no conocemos egoísmo.Esto es una cosa que se siente en los pequeños detalles, que nos hechizado y que nos mantiene conectados con nuestro mundo emocional y con las relaciones.Un mundo en el que a veces vivimos tan ajenos que nos olvidamos de que, como ya dijo Maslow, no podemos cumplir ciertas necesidades o expectativas si no poseemos como parte de la base el amor, la afiliación y el vínculo con aquellos que nos rodean.

Sean cuales son las premisas que nos mantienen de pie,

estamos mancos cuando no sentimos que alguien se preocupa con nosotros. Por lo tanto, cuando no tenemos la presencia de alguien que contribuya a sentirnos queridos, nos sentimos tristes y abandonados. Nuestras referencias, las personas a las que somos importantes

Necesitamos relacionarnos y alimentar nuestras raíces para seguir creciendo, para que de nuestras ramas broten hermosas hojas que simbolizan el amor, la salud y la prosperidad. Para nuestra autoestima y para mantener el buen humor es fundamental tener referencias, pilares en los que podamos apoyarnos en un momento malo, o poner la ropa de gala para bailar sin paraguas bajo la lluvia de la alegría.

Que nos guste la gente incluso cuando hayamos cometido un fallo, que nos parezca increíble que dejen de lado la oscuridad, que conozcan nuestra versión más imperfecta y que nos mantengan a su lado, que nos guarden, que nos cuidan, que nos den un regalo suspiro. Compartir Porque la construcción de una relación enriquecedor depende en gran parte de que las alas de los demás quieran volar a nuestro lado

y quieran cuidar de la complicidad de un amor puro y sincero que no conoce egoísmo.