Oxitocina, la hormona del amor y la felicidad

La oxitocina es una hormona que cumple varias funciones, muchas de las cuales aún no conocemos con precisión. Sabemos, por ejemplo, que es ella quien nos conecta con los demás, la que nos inyecta la fuerza que da forma al afecto, a la reproducción ya la lactancia, al amor en todas sus formas y tonos. Es ella quien induce el parto y da forma a la vida con letras mayúsculas. Actualmente, cuando hablamos de la oxitocina, son muchos los que la relacionan casi instantáneamente a la otra oxitocina, la sintética, que sirve para inducir el trabajo de parto. Una realidad no exenta de cierta polémica, y que de cierta forma perjudica un poco la magia y la gran trascendencia que la oxitocina tiene.Una hormona que producimos en el hipotálamo y que se secreta a partir de la hipófisis. "Los sentimientos son gestados en la química del cerebro, y no en el palacio del corazón. Es allí donde se esconde la máquina más misteriosa, y al mismo tiempo, más fascinante ".

Compartir Los estudios involucrando esta diminuta molécula orgánica, que actúa como hormona y neurotransmisor, no dejan de ser realizados. Hace algunos meses, la revista científica "

Social Cognitive and Affective Neurosciencie" demostró el papel que la oxitocina puede cumplir a nivel mental ya la hora de favorecer la relajación, la calma, y ​​los procesos que se activan, por ejemplo, la meditación.

Para decir de otra forma: la oxitocina no sólo nos conecta a los demás, pero tambiénfavorece mecanismos psicológicos y emocionales que nos ayudan a conectarnos mejor con nosotros mismos, en busca de nuestro equilibrio interno.Esbozadas algunas de sus funciones y reconocida su importancia, vamos a tratar de conocer un poco más sobre esta increíble hormona: la oxitocina. La oxitocina, la hormona del amor y algo más ...

La oxitocina es un oligopeptídeo compuesto por nueve aminoácidos. Ella fue descubierta a principios del siglo pasado y fue sintetizada por el bioquímico Vincent Du Vigneaud de forma artificial en 1953. Momento en que este compuesto, de poder y trascendencia en nuestro cerebro, comenzó a ser el foco de análisis en los microscopios y en los laboratorios: el objetivo era identificar el papel que tenía en aspectos importantes de nuestras vidas, como nuestras relaciones sociales.Ahora sabemos que esta sustancia química es el motor que se enciende y forma la gran parte de nuestras conductas sociales, tales como la empatía, la confianza, la amistad, la generosidad y el altruismo.

Además, cumple una función básica en nuestros centros de recompensa dopaminérgicos: es ella quien, por ejemplo, genera el placer durante los orgasmos.

Dadas estas características, no falta quien dé como cierto que la oxitocina es la responsable por los vínculos románticos tan intensos y significativos de las relaciones amorosas. Sin embargo, como nos explican en un estudio publicado en la revista

Neuroscience y Biobehavioral Reviews , este último dato es mucho más complejo de lo que podríamos imaginar en un primer momento. Porque en las relaciones afectivas se añaden muchos otros componentes, muchas dinámicas a esta receta de neurotransmisores en que la oxitocina cumplería un papel muy complejo.

Cuando estamos apasionados y sentimos esa pasión más intensa, caótica y casi obsesiva, la oxitocina actúa como un gran desinhibidor. Los científicos dicen que lo que esta hormona causa en nuestros circuitos neuronales es similar a lo que el alcohol provoca: nos anima a arriesgarnos, a confiar en nosotros mismos ya no ver los posibles peligros o implicaciones que la relación puede tener, aunque sea ​​perjudicial, aunque sea tóxica. No falta quien reconozca en este efecto un lado un poco "obscuro" de la oxitocina, pero aún así forma un tono más fascinante. La oxitocina, facilitadora de la vida Si la generosidad, el cariño, la confianza y la compasión son reguladas por la oxitocina, entendemos sin dudas por qué suele ser llamada con tanta frecuencia de "la hormona de la humanidad". Sin embargo, no podemos olvidar un dato muy importante: en el reino animal las madres también atienden y defienden con su vida a sus crías, y su comportamiento también está regulado por la oxitocina. De hecho, se sabe que entre los perros y los humanos se establece un vínculo casi mágico regulado por esta misma hormona. "Los ojos no sirven de nada para un corazón ciego". Por lo tanto, más que etiquetarla como la hormona de la humanidad, deberíamos verla desde una perspectiva más amplia, como facilitadora de la VIDA, con letras mayúsculas.

Porque gracias a ella nos conectamos entre nosotros, con otras especies, con nuestro entorno e incluso con nosotros mismos para coexistir en mayor armonía comprendiendo que el afecto, el altruismo, el cuidado y el autocuidado garantizan la supervivencia.

Además, en la actualidad estamos profundizando en un aspecto tan interesante como valioso. Se ha descubierto que la oxitocina aumenta nuestra atención en la información social y emocional de nuestro ambiente.Ella nos guía a ciertos estímulos para procesarlos como significativos y para que podamos recordarlos, interpretarlos y procesarlos. Una vez más aparece aquella "conexión", la fuerza que nos invita a conectarnos con lo que nos rodea para formar parte de la cima.Algo así abre un nuevo mecanismo de actuación con personas con trastornos del espectro autista. En realidad, se demostró que la deficiencia de oxitocina podría contribuir al surgimiento del autismo, por lo que se están haciendo los primeros experimentos clínicos con los que mejorar la integración social y la calidad de las interacciones de personas autistas.

Esperamos que sea así, esperamos también que los descubrimientos involucrando las funciones de esta fabulosa molécula no dejen de aparecer para sorprendernos, para demostrar las maravillas que nuestra biología esconde. Referencias bibliográficas: -Kerstin Uvnäs Moberg (2009) "La hormona del amor, la calma y la sanación". Barcelona: Obeslisco

-Patty Van Cappellen, Baldwin M. Camino (2016) Efectos de oxytocin administración sobre la espiritualidad y las respuestas negativas a la meditación, "social cognoscitiva y afectiva neurosciencie". Vol 11, No 10

-Carmichael, MS, Humbert, R., Dixen, J. Palmisano, G., Greenleaf, W. y Davidson, JM (1987) plasmática aumenta la oxitocina en la respuesta sexual humana. Archives of Sexual Behavior 23: 59-79.