Trastorno pasivo-agresivo: viviendo en la ambigüedad

Su pareja no tiene ganas de ir a un evento al que usted fue invitado, pero al final él acuerda acompañarla. Sin embargo, pierde tanto tiempo que, cuando decide ir, la fiesta ya está casi al final. Este es uno de los comportamientos que las personas con trastorno pasivo-agresivo pueden tener.

También conocida como agresión silenciosa o trastorno de personalidad negativista, es mucho más común de lo que pensamos. Sin embargo, es muy difícil de detectar porque estas personas tienden a ser indescriptibles y tienden a pasar desapercibidas. ¿Cómo las personas con trastorno pasivo-agresivo actúan?

La clave para su comportamiento es la resistencia que ofrecen a las demandas externas.

Es decir, adoptan una actitud muy pasiva en relación con las obligaciones esenciales y razonables que cualquiera debe asumir en el día a día de la vida. Es muy difícil entenderlos porque ellos tratan a toda costa de evitar las responsabilidades. Ellos simplemente las "olvidan" o las colocan en el último lugar de la lista de prioridades. Por ejemplo, si se han comprometido a llevar el pan para el almuerzo, van a comprarlo cuando los invitados ya están sentados y listos para empezar a comer. Es un desinterés exacerbado.

Estos pacientes tienden a ser exigentes, dependientes, tienen miedo de estar solos y poca confianza en sí mismos.

Son personas con doble personalidad, que viven entre dos extremos, lo que genera una gran confusión alrededor de ellos. Ellos son manipuladores, pesimistas y resentidos. Además, no conciben la autocrítica y no se sienten culpables por nada que hacen. Intentan justificar todos sus actos o buscar cualquier excusa que sirva para eximirse, por más ridícula que ésta sea. Rodeado de ambigüedad y rabia

Las personas que sufren de trastorno pasivo-agresivo

suelen mostrar una discordancia total entre lo que dicen y lo que hacen. Es casi imposible saber cómo se sienten, porque generalmente no actúan de ninguna manera o de dos formas totalmente diferentes. Es, por ejemplo, como si tu pareja te dijera al mismo tiempo

"No te amo más. Dejé de sentir el amor por ti ", y enseguida enseguida un" no me dejes nunca. ¡No puedo vivir sin tí!". Ellos mantienen una comunicación ambigua en todo momento, más indirecta que directa. La cosa más normal es que si alguien te molesta por algún comportamiento que has tenido, hable sobre eso y trata de arreglar. Ellos no. Ellos se quedan en silencio y actúan externamente como si nada hubiera ocurrido. Sin embargo, su yo interior está lleno de rabia. Por lo tanto, ellos viven complacientes, pero llenos de rabia. Y esa rabia nunca se expresa, porque ellos creen que éste es un sentimiento totalmente inaceptable. Es por eso que se reprimen y son incapaces de expresarla de forma sana. En realidad, se camuflan tan bien que, aunque estén en rabia, normalmente nadie en su ambiente percibe que están ofendidos o molestados. Ellos parecen ser amables, cercanos, dóciles y agradables, pero en el fondo

son envidiosos, vengativos e irritados. Reclamones y malhumorados El trastorno pasivo-agresivo transforma a la persona en alguien insociable, desconfiado y solitario.

Su personalidad se vuelve indomable y temperamental, irritable e irascible. Son sujetos que sienten que son tratados continuamente de forma injusta. Ante esto, ellos generalmente actúan de manera hostil o cínica. Su proyección llega al extremo y por más explicaciones razonables que usted les dé, ellos siempre creerán que son las víctimas. Además, son irrespetuosos y, como forma de defender su independencia, generalmente rechazan las sugerencias que puedan ser hechas por las personas a su alrededor. Obstruccionismo y control

Para ellos, es muy importante que las personas a su alrededor no entiendan lo que quieren. Ellos son pura apariencia.

Aunque haces creer que lo apoyan y que caminan de la mano contigo, tus acciones demuestran lo contrario. Ellos nunca le dar lo que usted pide.

Por lo que no creen en los límites de tiempo. Si usted pone un plazo para entregar o hacer algo, por regla general no cumplir. Ellos prefieren hacer las cosas a su manera y sin sentirse presionados o comprometidos. Esto afecta mucho su rendimiento en el trabajo. Si su jefe solicita un informe para mañana, no sólo no lo tendrá listo, pero no justificará su demora o intentará explicar por qué no lo hizo. Sólo dejará el tiempo pasar hasta que quiera hacerlo. En algunos casos, estas personas llegan a contar una historia inventada o manipular cierta información para salir de la situación.

Causas del trastorno pasivo-agresivo

Aunque no se conocen con certeza,

varios expertos consideran que su origen es una mezcla de factores biológicos y ambientales. Por lo tanto, la autoestima, el apego en la infancia, la dinámica familiar o los comportamientos aprendidos influenciaría la formación de una personalidad como ésta. Abuso en la infancia, castigo excesivo o abuso de sustancias psicoactivas durante la adolescencia también pueden promover su desarrollo. Otras condiciones que parecen comportarse como trastornos pasivos-agresivos son el trastorno de hiperactividad con déficit de atención (TDAH), estrés, depresión, trastorno bipolar, varios trastornos de personalidad o diferentes vicios. Cómo actuar con personas con un trastorno pasivo-agresivo

Ya hemos visto que no es fácil responder o enfrentar sus comportamientos, porque el sentimiento que genera en las personas a su alrededor es el de impotencia. Si usted necesita estar en contacto cercano con algún "pasivo-agresivo", lo mejor es que usted no se deje arrasar con su mal humor y responda con bondad.

Ser positivo, optimista, presentar humor o hablar sobre cuestiones banales es la mejor manera de resistir la influencia negativa de su comportamiento. Si tenemos suficiente influencia para alcanzarlo, es aconsejable que la persona busque ayuda psicológica. El psicoterapeuta intentará reducir su rabia y frustración, enseñándole estrategias de enfrentamiento efectivas. El especialista trabajará su objetividad, asertividad y solución de problemas de forma eficaz y saludable.