Las personas que se consideran muy importantes rara vez llegan a la cima

Cuando hablamos de llegar a la cima no nos estamos refiriendo al hecho de destacarse debido a características superficiales, como ser físicamente atractivo o tener éxito profesional. Llegar a la cima implica mucho más que eso: es sentir un profundo y auténtico bienestar. Es ser feliz y disfrutar de la vida.

El concepto de dar importancia a nosotros mismos depende de la aceptación incondicional. Cuando dejamos nuestro ego de lado y nos vemos como realmente somos, olvidamos las presiones de intentar fingir lo que no somos o aparentar ser una persona excepcional. El ser humano es precioso por ser y actuar como él es, pero principalmente por su capacidad de amar. Es inútil tener muchos títulos, un hermoso físico o una gran fortuna si no sabemos ejercitar el amor, tanto con la vida como con los demás seres humanos. Compartir

En verdad, las personas que más valoramos son aquellas que se muestran auténticas, que se aceptan y están seguras de quiénes son. Siempre están tratando de mejorar, pero no se dicen a sí mismos que deben seguir un patrón impuesto por la sociedad, porque no creen que eso sea positivo. Cuando nos mostramos exactamente como somos ante el mundo, bajamos nuestro ego y nos aceptamos. Este es el "llegar a la cima" del que estamos hablando en este artículo.Llegar a la cima no depende del exterior

Cuando valoramos a las personas por lo que ellas poseen o por lo que lograron alcanzar estamos cometiendo un error. Cometemos un error mayor aún cuando se valoramos a nosotros mismos en función de lo que tenemos, y no basados ​​en ciertas características. Si no aceptamos la forma en que somos, estaremos afligidos al sufrimiento. Las cosas externas no pueden agregar valor a una persona.

Así como una frutera que, incluso conteniendo algunas frutas con imperfecciones, sigue teniendo el mismo valor, no podemos basar a nuestro valor en cualquier comportamiento o aspecto específico.

Afortunadamente, la capacidad de amar es innata a todo ser humano. No importa si es un político, un barredor de calle, técnico de informática o modelo de pasarela: todo ser humano carga en su equipaje el amor por la vida y por todos los demás seres. Compartir

Incluso si crees que hay personas malas, estás equivocado. Lo que existen son personas equivocadas o enfermas que aún no han aprendido a actuar de otra forma. Si usted reflexiona un poco más, va a percibir que dentro de esas personas existe un niño que sólo quiere vivir, correr, reír y ser feliz. Por lo tanto, como todo ser humano tiene esa valiosa capacidad de amar, todos tenemos el mismo valor, independientemente de raza, sexo, inteligencia o dinero. Visualización desprovista de importancia

Para liberarnos de las presiones que surgen cuando creemos que debemos ser de una determinada manera o poseer ciertas cosas, es necesario empezar a vernos desprovistos de todo lo que supuestamente nos valorará.Estos aspectos son sólo capas que cubren su cuerpo, pero desaparecen con su desnudez. Por ejemplo, si creo que un buen físico determina si alguien es más o menos importante, necesito imaginar mi vida sin ese físico.

Es necesario verme como alguien sin atractivo

, pero extremadamente feliz, porque la apariencia física no será necesaria para aprovechar la vida. Como sucede con el físico, podemos hacer lo mismo con muchas otras características externas, como la inteligencia o el éxito. Si somos capaces de ver a nosotros mismos como seres menos inteligentes, y aun así exitosos y felices, seremos capaces de ser un poco más independientes de esas capas que vestimos, y menos rigurosos con esas formas imperfectas que están presentes en cualquier cuerpo y en cualquier alma. Y así, cuando estamos libres, habremos alcanzado el lugar más alto: la aceptación de nosotros mismos y, por lo tanto, la liberación de las falsas necesidades o dependencias externas.

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De esta forma, seremos felices, no importa lo que poseemos. Estaremos en paz con nosotros mismos y con nuestro ambiente, porque no estaremos obligados a crear una imagen determinada para que nos acepten. Paradójicamente, los demás nos aceptarán de una forma más real. Por lo tanto, la clave del bienestar es quitar nuestra importancia y saber decir a nosotros mismos que, aunque parezca contradictorio, son seres valiosos y también sin importancia, geniales pero dispensables.

Esto crea mucha tranquilidad y paz mental: no tenemos que probar nada, sólo amar a nosotros mismos por lo que somos.