El éxito suele esconderse detrás de una colección de fracasos

Sí, la afirmación del título no podría ser más correcta. Intentar nuevamente es un derecho y un deber sagrado al cual ningún ser humano debería renunciar. Quien ha tenido que afrontar grandes dificultades y fracasos durante mucho tiempo tiene dos caminos como opción a tomar: no intentar de nuevo y dejarse llevar por la inercia inevitable de la vida, o intentar nuevamente y usar la experiencia acumulada.

Son muchas personas que han intentado de nuevo después de décadas de fracasos y dificultades. ¿Sabías, por ejemplo, que Nelson Mandela pasó 30 años en la cárcel antes de salir y convertirse en el hombre que cambió la historia de Sudáfrica? "No existe el fracaso, sino cuando ya no nos esforzamos más."

-Jean Paul Marat-
Pero claro,

"era Nelson Mandela y yo soy un ser humano común", dirán algunos. Dicho esto, es probable que enumeren los miles de motivos por los que el gran líder sudafricano lo logró, pero concluyen que ellos mismos no pueden hacerlo. No se dan cuenta de que precisamente esa resistencia a intentar es el mayor obstáculo para alcanzar lo que pretenden. Es verdad que estos logros de alcance histórico y global exigen que haya una confluencia de ciertas circunstancias. Pero también es cierto que existen conquistas individuales que son equiparables a esto. Sólo el hecho de que alguien alcance sus sueños, después de soportar largos períodos de fracasos, es un ejemplo que no tiene precio para los que están a su alrededor.Es un esfuerzo que hace el mundo donde todos vivimos mejor. Intentar es más importante que alcanzar

Una vida emocionante y digna de ser vivida es aquella donde jamás se renuncia a intentar nuevamente. ¿Para qué vivimos si no es para hacer de la experiencia un homenaje a la propia vida? Nadie obliga a la persona a salir del aburrimiento, a mostrar su coraje, a asumir el riesgo de perder. Pero, seamos claros: si usted no lo hace, no es porque usted no pueda intentar algo mejor. Lo que pasa es que el miedo te cuente y es por miedo que te resiste a intentarlo. No se equivoca: no es cansancio, no es falta de capacidad, ni la edad. Es el miedo que no le permite actuar.

Tal vez usted no haya percibido que

tratar de correr detrás de lo que desea es tan o más importante que alcanzarlo. Es la sal de la vida. Lo que da sabor a sus días ya sus tardes ya sus noches. Es lo que hace la diferencia entre sentirse satisfecho por el simple hecho de vivir y quedarse atrapado en la pregunta de por qué usted vive.

Los fracasos y su concepto engañoso

Busqué la etimología de la palabra "fracaso" y me encontré con una sorpresa que, de todos modos, ya había presentido. Esta palabra viene de la raíz latina "quat", que significa "chacoallón"; y del prefijo italiano "fra", que significa "en medio". Por lo tanto, la palabra fracasar sería algo como "estar en medio de un chacoallón". ¿Qué piensa usted? Si incorporamos esto al tema que nos ocupa, podríamos decir que el fracaso puede ser asumido como un susto, una encrucijada para despertar la atención, para despertar ante algo. Sucede que el fracaso es eso: un descubrimiento que te quita del error, que permite abrir los ojos. De hecho, su connotación negativa se volvió más intensa cuando a partir de diferentes modelos comenzó a compararse el funcionamiento de la mente con el funcionamiento de una máquina.

En algún punto de la historia, la palabra "fracaso" se ha convertido en sinónimo de "derrota", cuando en realidad no es eso. Por su parte, la palabra "derrota" se transformó en sinónimo de "rendición". Creo que todo esto es válido en el lenguaje de guerra. Es en ese ámbito donde hasta los triunfos son tristes y los fracasos realidades que ponen en riesgo la libertad, la vida y la dignidad.

En los terrenos fértiles de la actividad humana, ese "chacoallón" es en realidad un momento de revelación.

Así opera en la ciencia, el arte, y en todos los campos positivos de la realidad. Prácticamente no existe una acción humana que no incorpore un factor de fracasos y otro de conquistas al mismo tiempo. Una de las pocas ocasiones en que el fracaso se transforma en una dura derrota es en esos oscuros momentos donde decidimos no intentar nuevamente.