El mejor regalo para los niños se llama tiempo

Tiempo, ese es el nombre del mejor regalo para los niños. No se vende en tiendas de juguetes, ni en Internet. Usted sólo puede encontrarlo en sí mismo, en su disposición y siendo consciente de que una historia no se puede leer en 2 minutos.

Dedicar tiempo a los niños no significa darles el celular, la tableta o conectar la televisión en su canal favorito. Esto tampoco es educación, ni cariño, ni afecto.

La infancia es una de las etapas más importantes de la vida en la que se teje el tejido de nuestra evolución. Así, los niños se sumergen en muchos cambios que, a veces, los adultos no perciben y que, por lo tanto, pierden si no están atentos. "La prisa es negativa, no explicar las cosas con calma puede resultar en engaños. Es necesario crear el clima para que los niños hagan preguntas y dar tiempo para que todo quede redondo, sin cables sueltos. Cualquier tema contado con calma y con entusiasmo capta el interés de los niños. Pero para eso hay que vivirlo, creerlo. Todo se queda dentro si usted no el tiempo para sacarlo hacia fuera "

-Ana Etchenique-
Slow-parenting, la creación a fuego lento

Educar y compartir momentos" a fuego suave "significa respetar sus ritmos

, dar espacio para desarrollarse que no salten etapas, que crezcan y evolucionen sin el estrés y la exigencia que creamos a su alrededor.Esta perspectiva educativa se basa en la filosofía

slow , la cual manifiesta la necesidad de privilegiar un ritmo de vida más tranquilo, promoviendo así la madurez, la evolución y la creación de lazos a partir del progreso natural del niño, sin prisa . Así es posible apoyar al pequeño en cada paso, no forzar sus etapas evolutivas y ofrecer oxígeno psicológico a su educación, olvidando la marcación e impregnando de deleite cada pequeño aprendizaje, cada demostración de afecto y cada colecta de motivos.Que la prisa no le robe la magia de la infancia

La prisa es nuestra peor consejera.

Ella se encarga de robar los momentos más preciosos y los detalles más maravillosos de la magia de la infancia. Ahora, si usted detiene para pensar, tal vez pueda remediar todo esto.

Las tareas, arreglar la casa, bañarse ... fútbol a las seis, cumpleaños a las ocho, cena a las diez ... Todos los días en la correría ... ¿Qué queremos lograr con esto? ¿Nuestros niños están aprovechando? ¿Estamos siendo conscientes de lo que estamos perdiendo y de lo que estamos haciendo ellos perder? Probablemente no.

Es necesario reflexionar si ofrecemos tiempo a nuestros hijos,

si jugamos con ellos lo suficiente y si organizamos su día a día reservando momentos en los que nos dediquemos exclusivamente a ellos ya nosotros juntos. Por lo tanto, es importante: Dejar de lado la prisa desde la primera hora del día, despertar a nuestros niños con

cariño y ofrecer un desayuno de amor con tranquilidad.

  • Saborear cada comida con ellos sin distraccionescomo la televisión o las revistas. Jugar de adivinación, hablar sobre cosas cotidianas y profundizar en la expresión de los sentimientos y las emociones. Es bueno guardar "momentos de secretos" en los que hablamos sobre nuestras cosas con total sinceridad.
  • Podemos hacer paseos a lugares tranquilos, a paisajes naturales ya entornos que nos inviten a explorar ya experimentar juntos. Es bueno bañarse de bañera de vez en cuando, en lugar de una ducha rápida.
  • Es fundamental dejarlas elegir , pues a veces definimos demasiado su día a día y boicoteamos sus deseos, expectativas y decisiones. Desconectar los teléfonos móviles y todos aquellos aparatos electrónicos que, como sabemos, roban nuestra atención.
  • De vez en cuando podemos jugar en cualquier lugar de la casa y no hacer absolutamente nada.

  • Buscar
  • juegos que potencian su creatividad, su inteligencia y su capacidad de sentir.
  • No permita que la prisa o los malos hábitos que existen actualmente marquen la creación de sus hijos. El mejor regalo no son los dibujos animados de la moda o los últimos muñecos de Disney.
  • El mejor regalo es compartir con ellos el bien más precioso que existe en la vida y que nunca vuelve: el tiempo.