El drama de los refugiados: en la tierra de nadie

Hubo un ataque. Una madre sostiene la mano de su hijo. Fue así que él dio su último suspiro, en los brazos de la misma persona que lo vio nacer. Hoy otro niño también se separa de su familia, no sabe cuándo volverá a encontrarla. Él se despide con lágrimas que guardan esperanzas de un futuro mejor. Es el drama de los refugiados.

Este drama habla del dolor de miles de personas. Personas que sueñan y desean lo mismo que usted. Niños que ya no saben reírse después de tanto sufrimiento.

¿Quiénes son los refugiados?

Pueden ser llamados inmigrantes forzados porque en su país de origen son perseguidos por ser de una determinada etnia o seguir una determinada ideología. O también porque su país no les proporciona suficientes suministros o garantías de seguridad para tener una vida digna.

Los refugiados no vienen a robar nuestros trabajos. Ellos no vienen por capricho. No son terroristas.

"Usted tiene que entender que nadie pone a sus hijos en un barco

a menos que el agua sea más segura que la tierra.

Nadie quema las palmas de las manos

debajo de los trenes,

debajo de camiones,

nadie pasa días y noches dentro de un camión

alimentándose de periódicos, a menos que los kilómetros recorridos

signifiquen más que el camino. -Extraído de "Hogar", Revista Fogal-

¿Cuáles son las consecuencias psicológicas de vivir como refugiado?

El drama de los refugiados es vivir en la tierra de nadie. La imposibilidad de tener una vida normal en aquel lugar que solía ser su casa y encontrar al mismo tiempo una rígida oposición por parte de muchos de los posibles países de asilo,

provoca niveles exorbitantes de ansiedad o depresión ... al mismo tiempo que inflama sentimientos de venganza.

A todo esto hay que añadir los constantes bombardeos. Así, se desarrolla un estado de hipervigilancia, de estrés crónico, lo que muchas veces representa el gatillo para trastornos de otras naturalezas más graves, como la esquizofrenia o el trastorno del estrés postraumático. No es de extrañarse, entonces, que una persona con inestabilidad social y psicológica realice actos que se alejen de lo legal y del ético o que se afilia a un grupo que le ofrezca seguridad, salvación y justicia para sus seres queridos.

¿Quién no iba a buscar un aliado cuando todo se derrumba?

Sin embargo, nos extrañamos. ¿Cómo vemos rápidamente el defecto de los demás, pero no vemos nuestros

, no es así? Las últimas noticias muestran un aumento de la extrema derecha, sobre todo en Europa. ¿No son también personas en un contexto social y psicológico de incertidumbres que buscan seguridad? El drama de los refugiados: ¿cuál es nuestro papel?Cuando la ínfima posibilidad de vencer un viaje infernal en una embarcación, a través del desierto o al final de años de peregrinación en manos de mafias es mejor que quedarse en el propio territorio ... ni las cercas, ni las fronteras, ni los decretos, policías, los alambres de púas, ni el propio Mar Mediterráneo serán suficientes para impedir una familia que busca una vida mejor, una vida digna.

Mirar hacia otro lado no va a solucionar el problema. La financiación del conflicto tampoco solucionará el problema.

¿No tenemos dinero para acoger, pero tenemos que suministrar armas? Esta doble moral es un problema.

¿Por qué? Porque es un viaje de ida y vuelta. Cuanto más lejos lanzamos el boomerang, mayor será la fuerza de su retorno. Negamos la cruel realidad de la existencia de ese éxodo masivo, o, cuando no negamos la existencia, negamos la acogida en nuestros países, como es el caso de los Estados Unidos. O aceptamos la existencia y la acogida, pero no incluimos a esas personas en nuestra sociedad. Si una, sólo una de esas posibilidades sucede, estaremos construyendo bombas de reloj ambulantes.

¿Qué harías si hubieras destruido tu casa, secuestrado a tu hijo o bombardeado a tu familia?

¿Qué harías si hubiera perdido todo y no tuviese la mínima oportunidad de mejorar? ¿Qué harías si todo lo que tienes es el desamparo y la sensación de que todo esto sucede con el consentimiento de personas que podrían haber evitado esa situación? La respuesta es muy simple. Cuando se llega al punto en que su vida no tiene más sentido, usted se destruye a sí mismo, busca venganza o la salvación. Es en este punto donde nuestra intervención es extremadamente importante.

Se ha probado que la mayoría de los atentados no se cometieron por "sirios terribles que vinieron a matar a todo el mundo", sino por habitantes nativos. Las segundas generaciones que no se sintieron acogidas por su país de adopción. Duplamente rechazados por no ser reconocidos franceses o alemanes de derecho, sino también ni sirios o iraquíes. Es aquí, en esa tierra de nadie, en esa falta de identidad y de pertenencia a un grupo de referencia, que surge el "salve quien pueda" que impregna el drama de los refugiados. CompartirNo somos más que nadie ... ya veces nos olvidamos de eso

Parece que no nos acordamos más. Hace apenas 75 años, 465.000 españoles cruzaron la frontera francesa buscando asilo cuando huían de la Guerra Civil Española. De ellos, 220.000 nunca más volvieron.

Aquella frase de Neruda también caracteriza el drama de los refugiados actual:"Es tan corto el amor y tan largo el olvido."

Más es aún más llamativo si paramos para observar el contexto general por un momento. Nuestros jóvenes se van. Ellos van a Estados Unidos, China, Francia, Irlanda ... van en busca de un futuro mejor. Los fragmentos del principio de este artículo podrían estar sobre ellos, sobre usted o sobre cualquiera de nosotros.

Cabe a nosotros levantar la voz por aquellos que sofocaron sus gritos en el llanto.

Por las más de 10.000 niños desaparecidos en tierras europeas, con la esperanza de reencontrar a sus familias un día. Además de otras tantas que venden sus cuerpos en campos de refugiados a cambio de la propia vida. Unicef ​​reconoció en 2015 casi 1.500 graves abusos contra menores

, incluyendo asesinato, mutilación, aliciamiento o secuestro, entre otros crímenes. De estos, 400 casos fueron de niños muertos y casi 500 de niños mutilados. Ya pasaron dos años. ¿Son también terroristas? Permítame el beneficio de la duda.

El ejercicio más fácil para ayudar es abrir la mente y el corazón a nuestros iguales. Compartir