El mito de la mujer fatal

La mujer fatal es una especie de "devoradora de hombres", que es a la vez fascinante y terrible. Aunque existen indicios de esta imagen desde la antigüedad griega, ese mito realmente tomó forma a finales del siglo XIX. El surgimiento de la "mujer fatal" coincide con los primeros movimientos de emancipación femenina y actualmente se ha convertido en un prototipo de publicidad.

Lo que caracteriza esta figura es una belleza enigmática y amenazadora, pero definitivamente atractiva.

Más que seducir, ella hipnotiza. Los hombres caen a sus pies, pero su objetivo final es destruirlos.

Este comportamiento corresponde a lo que en el psicoanálisis se trata como estructura histérica. "Hasta donde yo sé, el amor significa lucha, grandes mentiras y un par de bofetadas en la cara". -Edith Piaf- Compartir

La mujer fatal y los estereotipos misóginos

Antes del advenimiento del Romanticismo y del movimiento de liberación femenina, las mujeres tenían poca representación en la cultura. Existían tres estereotipos básicos: la esposa y la madre, la mística y la bruja y / o la prostituta.Con los movimientos de emancipación femenina, las mujeres comenzaron a ser vistas como una amenaza. Ellas no sólo empezaron a ganar voz y voto en muchos sectores sociales, pero también se revelaron portadoras de una nueva actitud.

Así, la mujer fatal apareció por primera vez en la literatura.

Muchas novelas de la época mostraron ese nuevo lado femenino que, por encima de todo, representaba un peligro

. En los argumentos literarios los hombres acababan siendo sus víctimas. En los años 40, en el siglo XX, la mujer fatal se apoderó de las películas. Era la época de las grandes divas del cine, que fueron definidas como "vamps" (el arquetipo de la mujer seductora y cruel).El hecho de comparar a esas mujeres bonitas a vampiros es una señal clara de que eran percibidas como portadoras de algo monstruoso

. Esta capacidad de "succionar" la vida de los hombres y llevarlos a la destrucción. En aquella época, la mujer fatal no era sólo una figura, pero también tenía un conjunto de rasgos psicológicos. La mujer fatal era una mujer impasible, calculadora y básicamente insensible. Su gran fuerza residía en el hecho de que ella era capaz de seducir a los hombres sin enamorarse de ellos. Sus intereses eran más prácticos: poder y dinero.La "mujer fatal" era básicamente la versión femenina del clásico "Don Juan". En la segunda mitad del siglo XX y actualmente, el cine, la publicidad e incluso gran parte de la literatura han cambiado el aspecto de la mujer fatal típica. En realidad, transformaron el mito en un cliché.

La mujer "terriblemente atractiva" está ahora incorporada por la figura de la "Top Model"

. La mayoría de las imágenes publicitarias explotan ese lado femenino: la mujer perversa y mala, pero tentadora e irresistible.La imagen femenina también está cada vez más masculinizada. Un prototipo de mujer atractiva es alguien que lucha: una especie de amazona contemporánea que comparte plenamente los valores del guerrero.

Es una mujer hiper-sexualizada, determinada y desafiante. Parece que ella estaba todo el tiempo detrás de la conquista de algo relevante en el mundo masculino. La mujer fatal de hoy es una gran ejecutiva, conspiradora, política, militar, atleta ...

La mujer fatal compite lado a lado con los hombres , pero en el mejor estilo del clásico 007, utiliza su belleza física y su encanto para enfrentar los momentos difícil.

Ella ya no tiene otra "belleza misteriosa", como las mujeres fatales de antaño. Ahora, el estereotipo es mucho más rígido: cuerpo perfectamente tonificado, rasgos europeos (independientemente del color de la piel), labios carnosos, etc.

La mujer fatal contemporánea no quiere ser sólo un objeto de deseo para los hombres, pero también tiene la intención de servir como ejemplo para las otras mujeres.

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Por lo tanto, la mujer fatal es segura de sí, con una personalidad arrebatadora, independiente y muy bonita. También es rebelde y se presenta con las últimas tendencias de la moda. La mujer fatal de hoy tiene los mismos problemas que muchos hombres enfrenta desde hace mucho tiempo: la obligación de mostrarse invulnerable, perdiendo así la oportunidad de experimentar la ternura en toda su plenitud.