El castigo de nacer perverso

Se puede comprobar que en los manuales de diagnósticos de trastornos mentales (DSM-IV y CIE 10) se desvincula la denominación de perversión de parafilias o disfunciones sexuales. Como piensa una persona perversa

Una persona perversa se ve ante pensamientos obsesivos y destructivos al considerar que las actitudes humanas no son sinceras. Evidentemente, es una condición anormal de la personalidad, en la cual el "perverso / a" desarrolla sentimientos de destrucción en relación a sus semejantes a través de pensamientos y actos de carácter malvado. Numerosos estudios científicos indican que la conducta perversa suele ser congénita, pero afirman que la falta de afecto en etapas tempranas (en la infancia), propician la formación de una mente de características perversas. El perverso desarrolla una personalidad conflictiva, sus fantasías siempre son conscientes, y siempre trata de perjudicar, humillar y maltratar a otras personas. En los casos en que está asociada a una perversión sexual (mejor descrita como parafilia), es imprescindible para el perverso un escenario en que pueda desarrollar su deseo de destrucción y de realizar actividades con connotación obscena, o trasponer a este lugar las humillaciones recibidas de manera real o ficticia durante las etapas de la infancia y la adolescencia.

Cuando la víctima del perverso es sometida y humillada, éste experimenta sensaciones de triunfo, dominación y superioridad. Necesita, definitivamente, sentirse vencedor, y no víctima. Al margen de los casos de parafilias, el psicoanálisis interpreta la perversión como una categoría de las estructuras nosográficas: perversión, neurosis y psicosis. Un perverso desarrolla una conducta en cierta medida psicopática, que se manifiesta desde la infancia hasta la edad adulta, tanto en el ámbito familiar, como en el profesional, etc. Se presentan rasgos de agresividad y egoísmo, con una escasa o nula comunicación con su entorno. Se manifiestan como no adaptados e impulsivos, al mismo tiempo que buscan perfección en todos sus propósitos.El aumento de la crueldad de estos sujetos, según los psiquiatras, suele estar asociado a un aislamiento emocional

, el cual es alimentado por resentimiento social o afectivo, odios, fracaso económico, etc. No existe cura para una mente perversa

Para una persona perversa, no hay vuelta atrás: no se contempla la posibilidad de curación. El proceso comienza por hacer que el perverso entienda que padece de una patología y sigue con tratamiento farmacológico, institucional y con la reeducación de las emociones. Con la correspondiente orientación profesional, este será el camino a seguir. Imágenes radio-diagnosticadas del cerebro indican que en los perversos patológicos algunas zonas relacionadas con las emociones presentan grados de deterioro, por lo que se proponen antidepresivos y antipsicóticos como parte del tratamiento.