La lengua no mastica, pero muerde

Sabemos que la lengua no mastica; sin embargo, ella es capaz de morder. A veces con palabras, otras con el tono, ya veces con frases cobardes que van de oído en el oído y siempre de espaldas. Porque para quien falta músculo en el corazón, sobra en la lengua, siempre tan ágil, siempre dispuesta a revelar sus artes. Es curioso cómo, a pesar de la palabra ser el lenguaje del cerebro y el resultado de nuestra evolución como especie, todavía somos capaces de utilizarla para perjudicar a los demás. Esta área tan afinada y sutil como es nuestro mundo emocional todavía no ha tomado las riendas para aprender a ser más empáticos. Más cercanos. Personas capaces de convivir y no de erigir vallas delante de rumores, de agresiones verbales o de desprecio.

"La lengua es como un cuchillo afilado: mata sin sangrar."

-Buda-
Una cosa que todos sabemos es que

la lengua es capaz de herir con la misma intensidad que los palos y las piedras. Es posible que el ser humano haya evolucionado de forma notable, sin duda. Ahora somos entidades sofisticadas, más habilidosas, más aptas y designadas para sobrevivir en un contexto igualmente mutante y exigente que el de nuestros antepasados. Sin embargo, hay varios aspectos que nos obligan a reflexionar, a hacer un pequeño gesto de conciencia.Hace años que dimos un salto como especie. Abrimos el camino de la era digital. Sin embargo, además de potenciar aún más la conexión entre el propio ser humano y sus semejantes, muchas veces las nuevas tecnologías logran justamente lo contrario.

La lengua encuentra en este escenario un sutil anonimato para deleitarse, para ejercer y provocar a través de la palabra

- bastan sólo 140 caracteres .Heridas que pueden causar serias consecuencias y en las que la responsabilidad queda difusa. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué "mordemos con la lengua" hasta el punto de destruir vidas ajenas?

La palabra que hiere: un dolor real

Hay momentos en que la ira nos consume.

En que la tensión del momento nos hace decir en voz alta las palabras menos adecuadas. La que rompe todas las piezas que constituyen el corazón de la persona que está frente a nosotros. Porque como solemos decir, siempre será mejor optar por el silencio en un momento de tensión que lamentar 100 años de posterior arrepentimiento. Con eso queremos recordar que todos, absolutamente todos, disponemos de ese poder. El de perjudicar a través de la lengua. A través de la palabra.

Pero cuando decimos "perjudicar" no nos referimos sólo a una simple metáfora. Porque el dolor emocional causado por el lenguaje es real, es auténtico y puede ser visto por medio de técnicas de neuroimagen. El dolor que nadie ve, la herida invisible de nuestra sociedad En la Universidad de Los Ángeles el departamento de neurología hizo una investigación interesante que descubrió diversos fenómenos. Las palabras cargadas de desprecio, así como las críticas o los rumores, activan en la persona lo que se conoce como "red neural de rechazo social". La actividad del cerebro cambia y quedamos suspendidos en un estado de "desconexión", de una emotividad que oscila entre la rabia y la depresión.

De forma similar, otro aspecto que fue constatado es que

la agresión verbal provoca efectos más profundos y duraderos que el abuso físico. Es un impacto que puede afectar incluso al desarrollo de un niño. De hecho, factores como la intimidación o el abuso verbal que muchos adolescentes sufren en el ámbito escolar tienen conexión con las estructuras cerebrales relacionadas con la memoria y las emociones.

Pare y piense: su lengua es un arma implacable.

Sabemos que la lengua hiere, sin embargo, pocos remedios son tan restauradores como la palabra sabia. Como la voz que agasaja, la mirada que consuela, el oído que escucha y el lenguaje que sabe conectarse desde el corazón con sus semejantes. Sin embargo ... ¿por qué es tan difícil poner en práctica estas actitudes? En primer lugar, porque no todo el mundo tiene las estrategias o las habilidades necesarias.

Tanto es verdad que son muchas las investigaciones que revelan que los niños que "intimidan" y que practican bullying con sus compañeros son niños y niñas con graves problemas emocionales e incluso mentales. Muchas de ellas conciben la agresión como sinónimo de poder.

Este modo de actuar es la única estrategia para afirmarse en un contexto personal caracterizado por la falta de raíces y la carencia de una educación respetuosa, empática. Por otro lado, quien se deja llevar por la agilidad voraz de su lengua es incapaz de pasar sus pensamientos por un filtro mental adecuado. Allí donde recortar aristas y accionar el botón de la gestión emocional y del autocontrol.

  • Vivimos en una sociedad donde la lengua tiene público y más canales donde expresarse. De hecho, a veces lo que hace es apegarse a un grupo determinado frente a un individuo o una minoría en desventaja. Lejos de caer en esa dinámica de "ovejas blancas delante de ovejas negras", necesitamos ser capaces de levantarnos como entidades capaces de pensar por sí mismas. La lengua, al fin y al cabo, nada más que instrumento del cerebro.
  • Si permitimos que actúe sola, será la insensatez para darle voz. La ignorancia a ofrecerle entonación y nuestros instintos más primitivos el veneno para provocar daños.No vale la pena.

  • Antes de hablar o antes de escribir en las redes sociales, preste atención y observe, sea prudente. Porque a veces el silencio será preferible a cualquier palabra de la que más tarde puedas arrepentirse.