Enjugar los otros como instrumentos es fácil, verlos como personas es más complicado

Desear el mal ajeno o perjudicar a los demás es una realidad que nos causa repulsa. Sin embargo, alguna vez usted se ha visto tentado o seducido por ese lado oscuro? Tratar a las personas como instrumentos para lograr nuestros propósitos es mucho más fácil. Si desea ser el mejor de la empresa, basta con boicotear el trabajo de sus colegas. Es un camino mucho más corto para conseguir lo que usted desea y también lo que le dará una satisfacción con menos demora. ¿En parte no es eso que siempre codiciamos?El ser humano siempre busca la satisfacción inmediata de lo que desea. Recuperando el ejemplo anterior, no nos sirve dar todo de nosotros, esforzarnos y esperar meses hasta conseguir, de forma honesta, alcanzar nuestra meta. Si podemos acortar este tiempo, ¿por qué no? Es así que piensan los que se dejan llevar por lo que consideramos que está equivocado. Deja de tratar a los demás como personas para empezar a usarlos como instrumentos: obstáculos o medios para sus fines.

"Todos tenemos un lado oscuro, así que es necesario una lucha continua para hacer lo correcto. El lado luminoso es compasión y preocupación por los demás. El lado oscuro es la codicia y el egoísmo. " -George Lucas-

Los mecanismos de seducción del mal
Todos conocemos a personas buenas que acabaron volviéndose malas. Individuos manipuladores, de carácter muy mal, que empezaron a hacer lo que antes sufrían en sus propias pieles. Este es el primer mecanismo de seducción del mal. Sentirnos heridos por lo que nos han hecho, percibirnos como víctimas de las circunstancias, no merecedores de todo el daño gratuito recibido. Cansados ​​de todas las adversidades, una tras otra, el rencor se apodera de nosotros y nos transformamos en quien no queremos ser.

Una persona maltratada puede convertirse en un agresor.

Alguien objeto de crítica puede adoptar el papel de crítico. Después de tanto dolor, decidimos dejar de "ser tonto" y actuar como los demás nos hicieron con nosotros. No somos conscientes de que el objetivo de nuestros actos son personas inocentes. Un grupo al que pertenecemos algún día. Sin embargo, también existe otro mecanismo de seducción del mal que nos lleva a tratar a los demás como instrumentos, y no como personas: ver cómo los que se encuentran a nuestro alrededor alcanzan el poder con sus malas acciones. ¡Nosotros los odiamos, pues tienen tanta suerte y son tan mal! Todas estas emociones negativas nos llevan a querer reproducir sus actos, porque nuestra propia honestidad no nos proporciona la suerte que están teniendo. "Ten cuidado con la piedra que lanzas hoy, ésta puede ser la misma en la que puedes tropezar mañana."

-Anónimo- Si abrimos los ojos, podremos percibir que nos dejamos envenenar. Es como si estuviéramos en una frutera rodeada de manzanas podridas.

Cuando no nos alejamos de esa situación, de esas personas, acabamos también infectados. Contaminados por ese mal tan seductor que nos hace tratar a los demás como instrumentos para satisfacer nuestras necesidades o, simplemente, provocar el dolor que una vez recibimos.

Las personas se sienten atraídas por el poder
En todo lo que se ha mencionado hasta ahora hemos estado en contacto con el rencor y con esa sensación de "sentirse bobo" viendo a los demás comportarse mal y obtener los resultados que nos gustaría alcanzar. Pero bajo todo esto hay una poderosa razón por la cual el lado oscuro nos absorbe y por la cual dejamos de ver a las personas como tales y empezamos a observarlas como objetos: el poder.

Asumir el control nos da poder, dominar también, manipular, mentir, perjudicar ... Todo esto se hace intencionalmente y, a veces, sin querer destruir por completo a la otra persona si con esto salimos beneficiados. Ahora tenemos el control de la situación y eso alimenta nuestra propia voluntad aún más. Nos dejamos llevar. ¿Hasta dónde seremos capaces de llegar? Aunque tratar a los demás ignorando sus sentimientos puede hacernos sentir bien por un momento, el hecho es que a largo plazo eso nos amargar y entristecer.

Como seres humanos buscamos el bueno porque eso nos hace sentir en paz. Aunque el mal de alguna forma nos beneficia o nos permita obtener "justicia", el resultado no será el mismo.

"La seducción del lado oscuro comienza con un diabólico juego de coquete. Con una mezcla de emoción y sentimiento de culpa. Hasta que la gente acaba por entregarse y deja de lado el arrepentimiento. "

-Antonio Crego- El poder que el mal nos proporciona nos seduce. Este coqueteo inocente que podemos mantener al principio se convertirá en una cosa que no tendrá vuelta atrás si no tenemos cuidado.

Tratar a los demás como objetos puede permitirnos lograr lo que deseamos, pero nos alejará del equilibrio, de la paz, de la felicidad. No olvidemos que al comportarnos así existe un precio a pagar: el de sacrificar nuestro ser para tener. ¿Vale la pena?