La intimidad verdadera surge cuando dos almas consiguen tocarse

A menudo desvestir el cuerpo no es tan difícil, pero es complicado desvestir el alma y crear una intimidad verdadera, mostrándonos cómo realmente somos. Nuestros miedos, las inseguridades y las debilidades entrarán en escena y nos sentiremos vulnerables. ¡Cómo es fácil quitarse la ropa y cómo es difícil librarnos de esa armadura que nos protege tanto! Pero sólo así podremos conectarnos con el otro de la manera más auténtica y sincera posible.

La intimidad verdadera es creada cuando dos almas consiguen tocarse, cuando atravesan el cuerpo y se conectan con la parte más profunda de la otra persona. A partir de ese momento, las caricias dejan de tocar el cuerpo del otro para concentrarse en los aspectos de su personalidad. Porque sólo cuando logran abrazar nuestras defensas, ellas abandonarán su rigidez para dar lugar a todo lo que guardamos en nuestro interior.

¿Cuál es la clave que conseguirá abrir la armadura de nuestro corazón? ¿Cuál es la clave para que poco a poco podamos mostrarnos cómo realmente somos? ¿Dónde terminan nuestras defensas y empieza la intimidad verdadera? Esto se llama confianza.

Crear confianza en nuestras relaciones es el puente para esa conexión sincera y profunda.Compartir

Puede ser difícil crear confianza porque al principio tendremos que lidiar con nuestros mecanismos de defensa. Pero cuando lo hagamos, sabremos que si caigamos, el otro nos dará apoyo y no se irá cuando nos muestre cómo somos. Porque la verdadera confianza nace de la aceptación.

No será fácil, pero cuando creamos confianza, comienza la verdadera historia entre dos personas. La confianza es el mecanismo de seguridad que nos motiva a mostrarnos como somos, sin amarras, sin platea ... Sólo dos almas en estado puro.

Libérese del miedo para crear una intimidad verdadera

Es normal que surjan dudas y que al principio rechazamos la intimidad. Cuando nos mostramos cómo somos nos sentimos vulnerables, junto con el riesgo del otro no hacer lo mismo. ¿Y si no nos gusta más el otro cuando nos conocimos de verdad? ¿Y si contamos todo a nuestro respecto y esto no es recíproco? ¿Qué puede suceder cuando abrimos nuestros corazones a los demás?

Siempre existe la posibilidad de no encontrar lo que esperamos en la otra persona, pero si no intentamos, no tendremos la certeza de la aceptación del otro ... Para encontrar la confianza y crear esa intimidad que tanto queremos, es necesario quitar la máscara y arriesgarse . Si no lo hacemos, nunca tendremos la oportunidad de crear relaciones fuertes, verdaderas y de disfrutar de la intimidad con el otro. Estamos rodeados por relaciones superficiales sostenidas por críticas camufladas; de relaciones sexuales que son sólo cuerpos; de miedos que sufrimos solos; de personas que sólo quieren a nuestra compañía, pero no compromiso ... Llega a relacionarse a través del miedo, si no es lo que queremos. Seamos libres, valientes y fuertes para buscar lo que merecemos.

No tenga miedo:

la intimidad está repleta de confianza y conexión. Los miedos nos paralizan. Ellos nos protegen, pero también nos impiden continuar creciendo y tratar de relacionarnos de nuevo. Tener una mala experiencia no es sinónimo de que eso sucederá de nuevo. Es valiente seguir intentando, no sentirse rechazado y querer siempre más y mejor. El coraje de mostrarse como realmente es

Ser valiente es mostrar nuestra esencia y nuestra autenticidad para que los demás nos vean como somos. De esa forma, nos conocerán de verdad y sólo entonces podremos estar seguros de que quien permanece de nuestro lado nos ama de verdad.

Amar a nosotros mismos es la clave que nos dará la confianza necesaria para no renunciar a quiénes somos.

De esta forma, aceptaremos nuestros miedos, comenzaremos a valorizarnos ya evitar que nuestras inseguridades nos impidan mostrar al mundo quienes realmente somos. Deje de lado los cuerpos unidos y "preste atención" si las almas están conectadas. Olvídate de los miedos y se libere para descubrir y descubrir al otro: sin maquillaje, sin armaduras, sin inseguridades. Déjate conocer como realmente eres.