Cuando el miedo asfixia el amor

Una pregunta. ¿Puedes imaginar lo que sucedería si las emociones fueran capaces de disimularse de otras emociones diferentes? Y más, ¿qué podría suceder si existiesen emociones negativas capaces de esconderse dentro de emociones positivas? ¿Seríamos capaces de hacer frente a ellas? Pensemos en el peor de los casos. Una de las peores emociones disfrazadas como una de las mejores: ¿qué pasaría si el miedo reemplazara el amor?El amor, comprendido como un amor romántico: ese "Big Bang" de emociones generadas entre dos personas, dentro de las cuales estaría la atracción, el compromiso, la intimidad y la pasión. Un fenómeno que afecta hasta la última célula de nuestro cuerpo, influenciando, por supuesto, nuestra mente, nuestras emociones e incluso nuestros gustos y preferencias.

¿Cómo el miedo podría esconderse dentro de una emoción como esa? Vamos a imaginar: vivir apasionados y con miedo. ¿El amor no se trata, al fin de cuentas, de un acto de coraje y generosidad con nosotros mismos y con la otra persona? Tal vez deberíamos colocar los paños en la mesa y definir claramente lo que significa usar el miedo como disfraz. Vamos a poner de otra manera.¿Qué sucedería si la emoción que hace que sintamos amor fuera el miedo?

Cuando el miedo se demuestraEn primer lugar, la pregunta del millón:

¿Por qué el miedo?

Bueno, debemos ser justos con nuestra humanidad y admitir que esa emoción nos acompaña desde el comienzo de los tiempos, facilitando nuestra fuga o lucha por la supervivencia. Así, ante un evento emocional tan fuerte como el amor, es normal que nuestros miedos sean activados, advirtiéndonos que un cambio podría ser malo. De esta forma, si alguien lo activa con mucha facilidad, es porque el miedo ya dejó de tener la utilidad que tenía antes. Hoy en día respondemos desproporcionadamente ante eventos que no son amenazadores. Mejor dicho, apodamos mal acontecimientos que sólo pueden hacernos bien.solemos decir que el miedo deja de ser útil cuando nos paraliza, evitando que disfrutemos, sufrimos o simplemente vivamos.Las historias de abandonos, de términos abruptos, de dolor y de sufrimiento dejan huellas en la gente y condicionan nuestra forma de comprender y recibir el amor.

Nos transformamos en medrosos compulsivos del amor, intentando escapar de ese supuesto sufrimiento que una relación trasera, o incluso, ese sufrimiento que envuelve la soledad y no sentirse solo.

Los disfraces del miedoYa hemos visto las primeras llaves. Sin embargo, si el miedo es activado con tanta facilidad y el amor es capaz de activarlo por nuestros desamores previos ...cómo se manifiesta?Veamos algunos ejemplos.La "búsqueda del amor".

Mejor dicho, el disfraz favorito del miedo a la soledad, de estar solo. Miedo por culpa de los clichés que se colocan en nuestra cabeza, como "quedarse solo es terrible". Este miedo toma otra proporción cuando, conscientes o no de él, nos hace buscar compulsivamente a un compañero, para evitar este terrible destino final

. Corremos un gran riesgo: intentar controlar el amor, su destinatario, su desarrollo y su desarrollo. La duda.Digamos que el amor golpeó nuestra puerta y la abrimos con todo el ánimo. Sin embargo, una sombra decide alojarse en nuestra mente, en una de sus formas favoritas;

  • ¿Será este mi momento? ¿Me estoy precipitando? ¿Es eso lo que realmente quiero?En este caso, el miedo del desamor no se esconde. Sabemos lo que ya ha fallado e intuimos que estas dudas son la forma en que nuestras cicatrices emocionales dan señal de vida.El perfeccionismo exagerado.Aquella intuición en la que sentimos una urgencia y una necesidad absolutas de satisfacer y agradar al compañero, llegando a modificar nuestra personalidad; todo esto para que
  • "Todo salga bien". Sólo de imaginarnos abandonados nuestro mundo se desmorona.Es el miedo que se conecta con nuestro lado más humano: el miedo a la pérdida, que amenaza a aquellas personas vitales para nuestra existencia. Y ese miedo se extiende si dejamos que contagie a nuestro compañero.Aceptar o luchar?Llegando al punto en el que sabemos por qué y cómo, la pregunta lógica es: ¿estamos solos ante el peligro? De alguna forma. Sin embargo, es necesario que, antes de empezar a pensar en el miedo o el amor, tengamos conciencia de nuestra humanidad.De nuestra necesidad de amor y nuestros miedos como personas. Que comprendamos que el miedo estará siempre cerca y que podemos aceptarlo y optar por el amor, o no.
  • Luego encontramos algo que también es inseparable de la vida y de la condición humana: el tiempo. Puede ser obvio, y parecer incluso una "trampa", pero aún así, sigue siendo una de las cartas más altas.El tiempoy su capacidad de cicatrización nos influencian más de lo que podemos imaginar, y nos ayudan a observar desde otra perspectiva los eventos que originaron los miedos que hoy en día nos asombran.Por último,somos personas individuales, con nuestro aprendizaje y sabiduría personal. Y, sobre todo, nuestra infinita capacidad de amar y nuestra voluntad insaciable de ser amados, integrar algo y ser apreciados. El amor que sentimos, sumado a todo lo que implica, nos da la extraordinaria capacidad de volver a amar.¿Y quién mejor que él para exponer la soledad, la duda y la pérdida, para volver a amar?

Ciertamente, así, acabamos asfixiando el miedo con nuestro amor, y no al revés.