Cuando las amistades nos decepcionan

Las amistades también caducan, se apaga como la luz de un vagalume cuando se descubre, como el primer viento frío que trae el otoño después del verano. Hay personas que nos decepcionan, y la herida que esa pérdida deja duele y nos molesta, sin duda. Sin embargo, con el tiempo aprendemos y empezamos a ser mucho más selectivos.

Por más curioso que parezca, en lo que se refiere a la amistad sucede lo mismo que con el amor: tenemos los amigos que creemos merecer.Esto también tiene mucho que ver con la autoestima, con nuestra capacidad de colocar filtros y de entender que las relaciones, sean del tipo que sean, son a su vez entidades dinámicas que cambian con nuestras propias identidades.

"Un amigo es un regalo que uno mismo se da."
-Robert Louis Stevenson-

No falta quien afirme que "perder un amor duele, pero perder un amigo mata". Es como si de algún modo este vínculo basado en la complicidad, en esa camaradería íntima, espontánea y de alta "nutrición" emocional, nos otorgaba un sustento igual o más significativo que la propia relación amorosa.

Bueno, cabe decir que en lo que se refiere a investigaciones sobre la amistad y sus procesos, no existen muchas, no tantas como en materia de afecto y de pareja. Los contados trabajos que existen en el ámbito de la psicología social nos dicen una cosa muy interesante y al mismo tiempo llamativa: perder una amistad duele tanto como perder un amor.

La investigación publicada en la revista Epidemology and Community Health apuntaba, además, que esta sensación era vivida de la misma manera tanto por hombres como por mujeres. Un amigo es - para la mayoría de las personas - parte indispensable de su propia vida diaria, hasta el punto de que son esenciales para el propio bienestar físico y emocional. Amistades que no sabemos cómo terminar

Blanca tiene 40 años y decidió acabar una amistad que duró años.

De hecho, que la acompañó toda su vida. Ella y Elisa crecieron juntas porque sus madres ya eran amigas. Aquella niña de ojos castaños, piernas largas y voz mandona pronto se transformó en su refugio y en su infierno a partes iguales. Cuando eran niñas, Elisa la obligaba a involucrarse en actividades que no quería. Se rompió un brazo cuando intentaba subir con ella aquel muro de la escuela porque ella mandó, fue con ella que compartió las primeras confidencias de sus primeros amores. También era ella quien "robaba" a todos los chicos que le gustaba. A lo largo de todos estos años, Blanca

mantuvo una amistad codependiente con una persona manipuladora, alguien que no sabía cómo dejar o cómo decir " dejar de aprovecharse de mí".Es muy probable que más de uno se sienta identificado con este pequeño ejemplo, pero la pregunta clave es: ¿por qué es tan difícil terminar una amistad que nos trae más problemas que beneficios?

Estas son algunas explicaciones. Razones por las cuales somos resistentes a decir "basta" a un amigo. La primera razón es simple: pensamos que debemos lealtad a esa persona; Quizá porque son muchas las experiencias compartidas, muchos años pasados ​​en común y muchas confidencias custodiadas. Sin embargo, hay algo que debemos tener en cuenta. En toda relación, sea de pareja o de amistad, es recomendable el equilibrio y la reciprocidad. Porque la lealtad hacia alguien carece de sentido si no existe respeto, si no existe una correspondencia verdadera.

El segundo aspecto tiene que ver con la idea de que es posible cambiar a las personas.

Decimos a nosotros mismos que hay que ser paciente, que lo que sucedió hoy no volverá a suceder si le damos una llamada, si explicamos que eso ofende, que lo duele, que aquello otro decepciona ... Otro aspecto sin duda preocupante y que afecta a muchas personas es pensar que tenemos los amigos que merecemos.

  • Decimos a nosotros mismos que todos "fallamos", que todos tenemos defectos y que a veces es normal no golpear o lastimar sin querer. A vecesel temor de la soledad hace que muchas personas carguen sobre sus espaldas amistades

  • altamente nocivas , desgastantes y contaminadas. No es lo correcto, y por eso hay que recordar lo siguiente: las buenas amistades son aquellas que nos hacen mejores cada día, que no buscan cambiarnos sino potenciarnos como seres humanos, porque nosotros mismos sabemos que merecemos bienestar , equilibrio y felicidad.
  • La decepción en una amistad implica tomar una decisión Gretchen Rubin, autora de un interesante trabajo conocido como "Proyecto Felicidad", explica que muchos de nosotros avanzamos por nuestra vida diaria con la sensación de ir a la deriva. Este concepto es interesante porque tal como describe la propia autora, ir a la deriva significa curiosamente tomar la decisión de "no decidir" sobre lo que queremos y no queremos en nuestra propia vida.

"Hay quienes piensan que para ser amigos basta gustar, como si para estar sanos bastara tener salud." -Aristóteles- No tomar o postergar decisiones implica vivir rodeado de una imitación de felicidaddonde están adheridos a su vez vínculos de relación poco significativos, personas que nos decepcionan repetidamente y que aún así mantenemos a nuestro lado. Permitimos esto por lealtad o por miedo de quedarnos solos, así como apuntamos anteriormente.

Es necesario tener en cuenta que

atrás quedaron esos años de infancia y adolescencia donde no aplicábamos filtros. donde dejábamos entrar cualquiera porque estábamos deseosos de experiencias, de emociones y novedades. La madurez implica, por encima de todo, ser selectivos y buscar la calidad en todas nuestras relaciones. Las decepciones, si son provocadas de forma deliberada y repetida, nos dan una pista evidente sobre la calidad humana de esa persona. Necesitamos actuar y tomar una decisión, aunque esta dona, aunque esa amistad nos haya acompañado media vida o toda la vida, porque se daña, se duele y nos quema el corazón, no es amistad.

Aprendamos a ser selectivos, a valorar las amistades reales, las más mágicas y emocionantes. Esas que nos enseñan, que nos añaden y con quienes contribuimos, las que nos ayudan a desarrollar la mejor versión de nosotros mismos.