Cuando buscamos el bien de los demás encontramos nuestro propio bien

El principio de "acción y reacción" o el efecto boomerang nos dice que "toda causa tiene su efecto y todo efecto tiene su causa". Por lo tanto, los pensamientos, sentimientos o acciones que son positivos repercuten sobre nosotros favorablemente. Sin embargo, si son negativos, lo contrario va a suceder. Cuando buscamos el bien para nuestros semejantes, ya sea a través de un pensamiento, un sentimiento o acción, estamos abriendo automáticamente las puertas a nuestro propio bien. De ahí la importancia de estar siempre atentos a nuestro modo de pensar, sentir y actuar. Todo lo que hacemos modulará las consecuencias de lo que enfrentaremos. Dar un vaso de agua a cambio de un vaso de agua "sólo" está en conformidad con el principio de la reciprocidad. La verdadera grandeza está en retribuir con acciones de mayor valor.

Todo lo que hacemos para los demás, de alguna forma, también hacemos a nosotros mismos. La clave está en practicar buenas acciones sin esperar nada a cambio, y no sólo retribuir lo que recibimos antes. La mayoría de las personas que se destacan por hacer el bien, a pesar de las circunstancias, actúan de esa manera movidos por una energía inspiradora, y no por lo que lograrán a cambio. "Busque el bienestar de cuántas personas pueda, y a menudo encontrará rostros que esparcir alegría".

- Alessandro Manzoni -

Puner a aquellos que lo envidian haciendo el bien
Dicen que los grandes cambios empiezan por nosotros mismos y aunque el mundo a veces parece un lugar hostil, hay pequeñas cosas que nos permiten reconciliarnos con él. Todos hemos escuchado el dicho popular

"haga el bien sin mirar a quien"

que consiste en hacer las cosas movidas por nuestros valores internos, no importa si tendremos algún beneficio o no. Este dicho popular nos enseña que no necesitamos aprobaciones o comparaciones para hacer lo que es correcto. A partir de esta perspectiva, el bien está siempre ligado a una forma desinteresada de actuar, y ahí es donde encontramos nuestra recompensa. Desear el mal para los demás causa un impacto negativo, provocando sensaciones de incomodidad y resentimiento.

Nadie es completamente feliz deseando la desgracia de los demás. Generalmente, quien se siente mal es aquel que desea el mal del otro. "Un instante es suficiente para crear un héroe, pero es necesaria una vida entera para moldear a una buena persona". La ética es la parte de la filosofía que estudia las acciones humanas, clasificándolas como buenas o malas. La ética tiende para la realización del bien, pero no todos los filósofos entienden de la misma manera. Para la ética, el bien es lo deseable, lo opuesto del mal, que no es deseado.

El relativismo cultural concuerda que existen diferentes concepciones del bien, una falsa idea de que el etnocentrismo es menos permisivo. Pero aún así, hay acciones que son intrínsecamente buenas o malas, porque son moralmente aceptables o reprensibles para cualquiera. Ayudar a los demás es la expresión máxima de la bondad y atacar a los demás por el simple placer de herir puede ser considerada una de las mayores expresiones de maldad. La lucha entre el mal y el bien demuestra que la ética es un campo de litigios. Pero eso es precisamente lo que prueba que el bien no es algo puramente relativo. Muestra que ciertos comportamientos son mejores que otros en todos los sentidos, no mejores para alguien o con respecto a determinadas normas culturales.

No se intimida con algunos asesinos o terroristas.
El bien es la mayoría, pero no se nota porque es silencioso.

Como dijo Facundo Cabral:

"Una bomba hace más ruido que una caricia, pero para cada bomba que nos destruye hay millones de caricias que alimentan la vida".

"Usted verá que los males de los hombres son el resultado de sus elecciones; buscan lejos la fuente del bien y se olvidan de que la cargan dentro de su corazón. - Pitágoras de Samos -