Su cerebro elimina lo que no es útil, lo que sobra, lo que no hace falta

Desaprender para aprender, eliminar lo que no hace falta para dar espacio a lo útil y lo significativo. Nuestro cerebro, por más curioso que parezca, también realiza tareas delicadas de reciclaje mientras dormimos o meditamos para depurarse, para remover las "malas hierbas" y permitir que florezcan conexiones neuronales más fuertes, pensamientos y aprendizajes mucho más útiles y útiles. valiosa.

Arthur Conan Doyle mostró en "Un estudio en rojo" como John Watson se sorprendía en un momento dado con algo asombroso sobre su nuevo y extravagante compañero de apartamento. Sherlock Homes desconocía que la Tierra giraba alrededor del Sol. El célebre detective le dio un excelente razonamiento sobre por qué sucedía, y otra serie de datos que para la mayoría eran evidentes.

"Recuerdo incluso lo que no quiero. No puedo olvidarme de lo que quiero ".
Cicerón-

El cerebro de una persona - Homes explicaba - es como un pequeño sótano vacío en el que hay que colocar los muebles que cada uno prefiera. La gente amontona en este espacio una serie de objetos que encuentran por ahí. Poco a poco no queda espacio para los conocimientos útiles. Sin embargo, el artesano hábil tiene muchísimo cuidado con lo que coloca en el ático del cerebro: sólo admite herramientas que puedan ayudarle a realizar su trabajo. Casi sin saberlo, Conan Doyle nos mostró en esta pequeña introducción de "Un estudio en rojo" un principio básico sobre la economía o la jardinería interna en la que el cerebro decide qué conexiones sinápticas alimentarias y qué destruir. Él lo hace con base en nuestro estilo de vida, intereses, experiencias y aprendizajes.

Los neurólogos suelen decir metafóricamente que tenemos un "botón" de borrar que nos permite ahorrar espacio

, eliminar lo que no es útil para construir conexiones nuevas y más fuertes con las que consolidar aprendizajes más significativos. Se trata de un proceso en el que, por curioso que parezca, también podemos trabajar. Explicamos como a continuación. En el cerebro, aprender también significa "destruir". Muchos de nosotros seguimos conservando la clásica idea de que cuanto más conexiones sinápticas establecemos en nuestro cerebro, mejor. Decimos que es así que consolidamos más aprendizajes, más aptitudes, habilidades, datos, conocimientos. Sin embargo, la teoría de Sherlock Homes sigue teniendo razón en este caso:el cerebro no es un ático vacío en el que debemos acumular cosas desconexas, aleatoriamente y de forma masiva.

El cerebro es un órgano sofisticado

que le gusta ahorrar y especializarse en capacidades de acuerdo con su propietario. Daremos un ejemplo: decidimos aprender a tocar el piano y decidimos hacer una clase una hora a la semana. En este caso, el impacto en nuestro cerebro será mínimo. Sin embargo, si tomamos en serio y empezamos a practicar diariamente, cosas increíbles van a suceder. Una de ellas es la llamada poda sináptica, es decir, para crear nuevas sinapsis y nuevos circuitos en este aprendizaje musical, el cerebro primero eliminará conexiones neuronales antiguas que ya no son útiles.

Él necesita espacio y también necesita construir nuevas rutas, nuevos puentes, y deshacer los cables para que fluya una "nueva energía". Para comprender mejor podemos imaginar nuestro cerebro como un jardín. En vez de flores lo que crece son las conexiones sinápticas entre las neuronas, vías por las que se mueven neurotransmisores como la dopamina o la serotonina. Sin embargo, para que estas nuevas estructuras florezcan, primero hay que eliminar las malas hierbas, cortar y retirar las hojas viejas para abrir espacio. Esta tarea es efectuada por las células microgliales, entidades mágicas a las que debemos nuestra capacidad de consolidar nuevos aprendizajes. Es algo maravilloso.

Dormir o meditar, dos estrategias para que su cerebro elimine lo que no es útil. Ya sabemos que nuestra capacidad de aprender trasciende, en muchos casos, nuestra propia biología. Ahora, usted va a gustar saber que para que estos nuevos conocimientos se consoliden de forma adecuada, necesitamos dormir. Los neurólogos suelen decir que un cerebro privado de sueño es como una selva salvaje en la que es imposible avanzar. Es algo caótico, oscuro, asfixiante y colapsado.

Para abrir caminos, limpiar el terreno y conseguir espacio libre necesitamos un descanso profundo y reparador. Es ahí donde entra en acción el sistema glinfático; es quien realiza esta tarea laboriosa de eliminar las sustancias de descarte, residuos y todas las células muertas derivadas de la poda sináptica. Por otro lado, cabe destacar que una pequeña siesta de 15 minutos a mitad del día o hasta 20 minutos de meditación profunda también son útiles para dar espacio a nuevas conexiones neuronales.

Además, y como dato importante para concluir, los neuropsicólogos nos recuerdan que a veces el simple hecho de dejar de concentrar nuestra atención en un aspecto o de romper el ciclo de pensamientos obsesivos que se centran en un mismo tema o una, la misma persona también

nos permite "desactivar" estas sinapsis y retirar su fuerza. Es como apretar el botón "apagar", permitiendo así que el ático de nuestro cerebro sea un lugar más cómodo, espacioso y más en sintonía con nuestras necesidades. Un tema, sin duda, interesante, y que vale la pena tener en mente.