Sus emociones quedan en armonía cuando usted se conoce mejor

¿Quién consigue tener armonía en su vida hoy en día? En la sociedad actual, son tantas tareas que necesitamos realizar en nuestro día a día que resulta muy difícil encontrar un equilibrio emocional. La ansiedad, el estrés y la rabia se suman a nuestro presente sin darnos cuenta. De esta manera, entra en un círculo vicioso. Cada vez nos cambiamos más y resulta más difícil mantener la calma y la serenidad. ¿Qué podemos hacer para tratar de no estar tan perturbados?

Siga leyendo si desea obtener más armonía en su vida! "Siempre recorra el camino más corto. El camino más corto es lo que está en armonía con la naturaleza. Por tanto, hable y actúe de manera más sana, ya que un propósito semejante libera de las preocupaciones y de la lucha, de cualquier tipo de preocupación y ostentación. " -Marco Aurelio-

Para mejorar su armonía: ¡conozca a sí mismo!
Como cualquier otra habilidad que queremos adquirir o mejorar, para mejorar nuestra armonía será necesario poner en práctica una serie de ejercicios. Así, conseguiremos un mayor equilibrio emocional y, en consecuencia, nuestro bienestar general va a mejorar. Pero eso no es nada fácil. A veces, estamos tan bravos o nerviosos que nos bloqueamos y es imposible lidiar con nuestras emociones.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

Si identificamos un patrón de momentos en los que nos sentimos mal humorados o muy preocupados, podemos dar un nombre a tales momentos. De esta forma, tomaremos conciencia de ellos y pasaremos a verlos como un elemento externo a nosotros. Además, podremos decidir si queremos continuar así o, por el contrario, hacer algo para mejorar nuestro estado de ánimo.

Por ejemplo, puede que empezamos a pensar con más frecuencia en todo lo que deberíamos haber hecho, pero no tuvimos tiempo. En ese momento, la ansiedad y la rabia van a entrar en escena. No pararemos de enrollar, creemos que somos un desastre y nos masacraremos aún más. Pero es precisamente ese momento que necesitamos aprender a identificar y etiquetar para no quedarnos atrapados. Tal vez esa situación nos recuerde a algún amigo a quien, siempre que nos cuenta sobre momentos en que eso sucede con él, decimos que se cobra mucho y que necesita aprender a delegar tareas a otras personas. De esta manera, cuando empezamos a decir a nosotros mismos ese tipo de cosas, vendrá a nuestra mente la palabra "autoexigente", que nos va a advertir que estamos entrando en una dinámica que nos perjudica. Así, tendremos la posibilidad de pensar en qué hacer para conseguir regular cómo nos sentimos y aumentar definitivamente nuestra armonía emocional. "Cuando te sientes como si estuvieras obligado a preocuparte por las cosas que te rodean, vuelve a ti y no te apartes del ritmo más que lo necesario. Porque usted será más dueño de la armonía cuanto más a menudo regrese a ella. " -Marco Aurelio-

La armonía anda de la mano con una actitud contemplativa Incluso cuando aprendemos a tomar más conciencia de cómo reaccionamos en determinadas situaciones e intentamos lidiar con las nuestras emociones negativas, a veces puede ser muy complicado.

Aprender a alejarnos emocionalmente de los conflictos no es tan fácil como parece. "El principal es entender que el problema a menudo nace de nuestra forma de ver el mundo externo como una potencial fuente generadora de sufrimiento, angustia, tensión, estrés ... Cuando eso sucede, podemos pensar que también puede ser una fuente de armonía. -Raúl de la Rosa-

Una habilidad que puede ayudarnos en la solución de problemas es ver las cosas en perspectiva. Más aún si la situación en cuestión no tiene solución a corto plazo. Para lograrlo, podemos pensar en lo que está provocando el malestar y hacernos la siguiente pregunta: ¿Qué diría a un amigo si me contara eso? De esta forma, podríamos percibir
como reaccionaríamos si fuera algo que estuviera sucediendo con nosotros.

Además, podemos hacer un ejercicio de visualización. En él, nos imaginamos como árboles, recorriendo mentalmente nuestro cuerpo y relacionándolo con sus diferentes partes. Así que identificamos nuestros pies con las raíces, las piernas y el torso con el tronco, los brazos con las ramas, los dedos de las manos y la cabeza con las hojas, vamos a añadir el viento.

Este aire que nos alcanza y sacude con mucha o poca fuerza serán nuestros problemas. Lo que podemos hacer es ver cómo ese árbol, que somos nosotros, se mueve con el viento, pero sin romperse. La misma cosa sucede con nuestros conflictos cotidianos, influencian nuestra vida, pero sin acabar con nosotros. Así, si practicamos este ejercicio a menudo, vamos a estimular nuestra flexibilidad y nuestro distanciamiento emocionales. Por fin, a veces puede ser necesario llegar a un acuerdo en nuestra empresa, en nuestra familia o en nuestra comunidad del barrio. Estos momentos serán mucho más simples cuando logremos alcanzar el equilibrio emocional en nuestra vida, ya que podremos poner en práctica las estrategias utilizadas para las situaciones de conflictos interpersonales, intentando mediar los problemas que requieren una negociación. De esa forma, retroalimentaremos nuestra armonía y conseguiremos conquistar un bienestar más elevado.