Decir la verdad se ha convertido en sinónimo de personas ofendidas en la mayoría de las ocasiones. La "verdad" es un valor positivo y sería perfecto si siempre tuviéramos acceso a ella. ¿Por qué, entonces, se convirtió en un vehículo para atacar a los demás?
La respuesta podría estar en una sociedad que vive bajo el pacto implícito de mentir en las relaciones humanas para, aparentemente, hacerlas más gentiles. Parece que si queremos mantener la armonía con alguien, debemos mentir para ellos. Y si decidimos acabar con ese jardín de rosas, sólo necesitamos decir la verdad, en los peores términos.
A veces decir la verdad es un acto acompañado de rabia. Otras veces, la persona objeto de esa "verdad" se siente mal cuando le dicen eso, aunque la intención sea constructiva.
Debemos poder decir y oír las verdades que no nos gusta, sin que eso nos lleve a grandes conflictos. A continuación, veremos algunas claves para que decir la verdad no se vuelva algo desagradable y perjudicial.
1. Expresarse constructivamente al decir la verdad
En primer lugar, es importante examinar cuáles son nuestras intenciones en el momento de decir la verdad . La primera cosa es ser honesto con nosotros mismos y definir si somos movidos por un deseo constructivo o si, por el contrario, estamos usando esa verdad incómoda como pretexto para hacer que alguien se siente mal.La manera de decir la verdad dependerá de esa intención
. Cuando la motivación es positiva, un enfoque gentil es elegido para comunicarse con la otra persona. Por ejemplo, un defecto, falta o inconsistencia es señalado, de modo que se convierta en una contribución, no una afrenta. Para ello, también podemos contar con lo que es bueno o mejor. De esta forma, el mensaje no será tan agresivo.2. Estar dispuesto a escuchar
Muchas veces la verdad incómoda involucra a ambas partes. Entonces, si podemos decir la verdad, también debemos oírla. Las conversaciones sinceras tienen dos manos. Ambas partes tienen algo que decir.
Escuchar significa abrir la mente hacia el punto de vista del otro . Una escucha constructiva pretende sacar conclusiones útiles para todos los involucrados. Por lo tanto, no hay renuencia a entender las razones de los demás, ni en reconocer las verdades de los demás. 3. No pensar por los demás No es apropiado intentar pensar por los otros, en dos sentidos. El primero es imaginar cuál puede ser la reacción de esa persona a quien la verdad se destina. Desista de hacerlo asumiendo el posible daño o molestia que puede ser causado.El segundo sentido es suponer que es totalmente claro lo que está dentro del otro. Que sus intenciones y sus sentimientos más secretos son conocidos, que son la base para juzgarlos. En ambos casos,
pensar por los demás sólo lleva al error.Decir la verdad no es lo mismo que creer que usted posee la verdad. 4. Ser claro y directo
Una verdad incómoda parece terrible cuando se dice con rabia, palabras fuertes y falta de respeto. Sin embargo,
no es apropiado expresarlo con eufemismos, sutilezas o usando mecanismos para suavizar artificialmente
. En ambos casos hay una distorsión del propósito central, que es decir la verdad. La cosa correcta a hacer es comunicar estas verdades tranquilamente y con claridad . Los rodeos sólo dan la sensación de que usted quiere engañar o manipular la situación. Es bueno pensar en cuáles son las palabras más apropiadas para presentar un mensaje preciso, conciso y comprensible.
5. Planear un propósito
Decir la verdad siempre debe tener un propósito . Sin embargo, a menudo no hacemos el esfuerzo para definirlo claramente antes de hablar. Es un gran error, ya que la afirmación de las verdades podría obedecer a motivaciones no tan positivas o no tan relevantes.La cuestión es: ¿qué quieres alcanzar con la verdad?
Una respuesta saludable tiene que ver con la intención de superar los conflictos, buscar una mayor comprensión o aumentar la calidad del vínculo que nos une con el otro. Sería bueno prohibir la idea de que decir la verdad equivale a insultar. Ser grosero no significa que alguien sea sincero. Las verdades son siempre mejor escuchadas y aceptadas si van acompañadas de respeto y de una intención genuina de construir algo más positivo para los involucrados.