La vida no es previsible

Incluso tomando los cuidados que juzgamos necesarios en nuestras actitudes, o aún cuando nos sentimos preparados para las más complejas situaciones, ellas, como una magia, nos recogen por sorpresa. Es cierto que en muchos momentos hemos recibido alertas de la vida, por varios medios, desde señales de fuera provenientes de personas, acontecimientos, o incluso de nuestra intuición que nos muestra un hilo de riesgo, pero por exceso de confianza en nuestras capacidades, o por consideramos que estamos tomando los debidos cuidados, acabamos por vacilar y nos encontramos con algunas de las sorpresas un tanto previstas, que aun teniendo su importancia y en el aborrecendo o causando daños y sufrimientos, no quitan tanto nuestro suelo comparadas con las que ni imaginábamos.

En estos contextos no sólo son hechos, sino palabras que oímos de quienes nunca pensamos que las dirían, y así nos sorprenden, que tanto pueden ser agradables como profundamente agresivas, que a veces dejan cicatrices en el alma por toda una existencia. Hay también la expresión de los sentimientos, que de igual modo pueden dejarnos perplejos por su furia, indiferencia, o en las nubes por su belleza y espontaneidad.

Insistimos, aunque inconscientes en la ilusión de que tenemos el control sobre la vida en todos sus campos

, porque estamos bien cuidados con la salud, bien en la vida financiera, en la relación personal o profesional, como si todo estuviera absolutamente en nuestras manos. Concluimos, en la mayoría de las veces, que tenemos control sobre los sentimientos de una persona por las actitudes que tiene para nosotros, o simplemente por exceso de autoconfianza de la certeza de que somos amados.Pasamos una gran parte de la vida haciendo planes

, buscando definir cómo será el futuro con convicciones de que nada saldrá mal, pues estamos haciendo todo bien a nuestro punto de vista, porque la propia vida nos confunde dentro de las realidades cotidianas. Creemos que tenemos que planearnos de manera previsible para un futuro en el que ni siquiera sabemos si estamos, pero es cierto que tampoco podemos ignorar esta preparación, por menor que sea. Nada está mal en hacer planes para el futuro dentro de nuestras expectativas y deseos, porque los planes forman parte de una programación sana de videncia, sin los cuales quedamos sin horizontes, pero no es sobre este punto que deseo enfocar sino en la falsa ilusión de que tenemos control sobre la vida, buscando a menudo en los bienes materiales el poder de controlarla en un toque de caja, sin mirar con más celo a valores que son inmutable y que necesitamos trabajar bien en nosotros para mejor convivir con las sorpresas del camino en nuestras vidas, en la conciencia de que ella no es previsible por nosotros, en su totalidad.El propio comportamiento humano no es en nada previsible.

Podemos imaginar que ante un determinado obstáculo tendremos un comportamiento, y cuando eso sucede, actuamos de una manera que nos sorprende a nosotros mismos, tanto para lo positivo y para lo negativo. Si analizamos que nada sucede en cien por ciento en nuestras vidas en todos nuestros caminos, por más que nos empeñamos, veremos que eso tiene un lado bueno, pues nos lleva al aprendizaje de mejor conocernos y lidiar con las sorpresas que surgen. Ellas pueden ser buenas y malas, pero necesitamos ser más flexibles con las malas, una vez que sacan nuestro suelo de manera dolorosa. Sin embargo, contribuyen sí a una mejor reflexión y visión de vida, yson estos hechos imprevisibles que cambian de alguna manera la ruta previsible que trazamos para nuestra historia , dándonos grandes oportunidades de crecimiento, si no materiales con certeza espiritual, o a veces hasta ambas si logramos entender la experiencia vivida. Son los acontecimientos imprevisibles que nos despiertan para ver la vida con una mirada más real, para cuestionar actos buscando cambios en nosotros y en el medio en que vivimos. Vivir sin tantas certidumbres en nuestras previsiones es buscar prepararse para mejor lidiar con las sorpresas, que son parte de la vida, y todos se enfrentan a estos hechos en algún momento, independientemente de quiénes somos, o de dónde estamos. Hay que ver, algunos acontecimientos imprevisibles nos gustaría recordar para siempre, y hay los que, si es posible, borrar de la memoria.

Para quien durante gran parte de su vida trabajó e hizo su patrimonio en un plan previsible para el futuro, buscando una edad madura sin preocupaciones, en la certeza de que todo fue hecho correctamente, se vuelve inaceptable cualquier acontecimiento contrario a eso, pero nadie es libre de un hecho así, ni de tener la absoluta certeza de que todo saldrá exactamente como lo previsible, dentro de las medidas tomadas. Hay algunos casos hechos que ocurren totalmente fuera de control, donde queda probada la imprevisibilidad de la vida.Y este es un ejemplo entre tantos otros. Nadie estará lleno de optimismo delante de hechos así en el primer momento, pero si existe la conciencia de que la vida no está bajo nuestro control, sabremos superar nos mirando como mucho más grande, y por experiencia comprendemos la grandeza de vivir y crecer con todo lo que en ella vivimos.

Y aquí está lo que más debemos tener celo y atención en la trayectoria de la existencia que es nuestro tiempo, los buenos sentimientos, las lecciones aprendidas, la paz del alma, la gratitud por estar aquí con tantas oportunidades de llegar a ser mejores en todo, y el amor por la belleza que la vida es, para que pasemos con serenidad todos los desafíos y glorias de la vida, y cuando el final de la carretera llegue a cada uno en su momento, podamos sentir el mayor orgullo de haber hecho y fue el mejor ejemplo de vida para alguien muy importante en ese escenario: "USTED".Abrazos,