Ataques de pánico: un mal que se alimenta de nuestro estilo de vida

Los ataques de pánico son una "epidemia silenciosa" que se extiende por nuestra sociedad.Exacerbados por el estrés y las experiencias que no han sido asimiladas y procesadas de forma adecuada - porque en nuestra sociedad no hay tiempo para ello - desafortunadamente son cada día más comunes y tratados cada vez más tarde. De hecho, la persona sólo suele pedir ayuda profesional cuando está totalmente disfuncional, y no cuando siente que el problema está empezando.

Entre los síntomas están: sudoración, taquicardia o latidos acelerados, sensación de irrealidad, agitación, calor, escalofríos, miedo a morir, entre otros. Así, vemos que los síntomas fisiológicos recurrentes están presentes en muchos trastornos de ansiedad, aunque con la particularidad de que el gatillo no está claro y que la anticipación del propio ataque puede hasta ser el gatillo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), tres de cada diez personas sufren ataques de pánico.

Esto quiere decir que alrededor del 30% de los seres humanos sufren este problema. La OMS estima que cerca de 6 millones de personas hacen una consulta cada año a causa de uno o varios de los síntomas de pánico, de los cuales 1 millón presentan el cuadro completo y están en tratamiento."El pánico es más contagioso que la peste, y se comunica en un instante."

-Nikolái Gógol- Este síntoma es relativamente nuevo. Sólo en 1980 él fue considerado un malestar con identidad propia. Esto ocurrió después de que miles de profesionales de la salud mental en el mundo informaron que el número de personas que los consultaban por estos accesos súbitos de terror crecían cada vez más.

Ellos no encajaban dentro de otros cuadros de ansiedad, y por eso se dio el nombre de "ataques de pánico". Ataques de pánico: una experiencia espeluznante

La peor parte del pánico contemporáneo es el hecho de que se presenta de forma completamente arbitraria. Una persona puede ir tranquilamente caminando por la calle y experimentar repentinamente los mismos síntomas de un infarto o de una "experiencia fulminante". En estos momentos es como si usted mirara directamente a la muerte. De hecho, la mayoría de las veces se siente que comenzó un episodio que puede terminar en un desenlace fatal.

La primera dificultad es que si la persona no está informada de lo que es un ataque de pánico, seguramente se supondrá que se trata de una enfermedad físicaque se está manifestando. El más común es que la persona consulte primero a varios médicos, sin que ninguno de ellos le dé la razón detrás del mal que la afecta.

La situación se vuelve muy angustiosa.La persona piensa que está muy enferma y que los médicos no detectan nada.Así, ella se siente abandonada en su enfermedad. En general, la vida de esas personas cambia. Ellas empiezan a sentir miedo de salir en la calle, o de quedarse solas en algún lugar. Tienen miedo de que los síntomas surjan otra vez y de que no tengan a quien acudir para que las "rescatan" o ayuden en esas circunstancias. También demuestran fuertes sentimientos de tristeza y frustración.

Entender el pánico contemporáneo El pánico es un síntoma que muchas personas pueden experimentar. A veces tienen uno o dos ataques y nunca más vuelven a presentarlo. Otras veces los ataques se vuelven recurrentes, y es ahí donde se puede decir que forman parte de un trastorno de ansiedad propiamente dicho.Siempre está acompañado de fuertes dosis de angustia, debido a que los síntomas son repentinos y debido a la dificultad para encontrar sus desencadenantes.

El más desconcertante de todo es que varios estudios han establecido que el tipo de personalidad propenso a sufrir ataques de pánico es, en general, el de

las personas que pasaron por episodios complejos o dificultades en su vida y siempre mantuvieron el control.

Son personas que tienden a resolver sus problemas ya avanzar en medio de las dificultades. Por eso, cuando el pánico aparece, se vuelven reticentes a asumir que algo está fuera de su control. Cuesta mucho para ellas admitir que lo que está sucediendo tiene su origen en su mente, y no en el cuerpo.Lo peor es que la gran mayoría de estas personas sólo consultan a un profesional de la salud mental después de varios años tratando con los síntomas.Lo hacen después de haber pasado por varias consultas de médicos generales o especializados, pero no en el campo de la salud mental, que no pudieron darles una respuesta.

Como el pánico transforma sus vidas, ellas desarrollan otros problemas como depresión, desconfianza, irritabilidad e inquietud constante. Esto trae también nuevos problemas con ellas mismas y con el ambiente que las rodea, de modo quea la hora de iniciar un tratamiento, en general, el cuadro ya está bastante avanzado. Muchos creen que los ataques de pánico surgen sólo en las personas que viven en grandes ciudades, pero esto no es verdad. Aunque son más frecuentes en los ambientes urbanos, las personas que viven o pasan la mayor parte del tiempo en ambientes rurales también sufren de ello.

Determinadas corrientes en la psicología afirman que la aparición del pánico deriva de una experiencia o un conflicto que está latente en el interior

y no se ha resuelto. De ahí la importancia de la psicoterapia formal para abordar esta situación compleja.