¿Por qué no es recomendable controlar totalmente las emociones?

Leemos que alguien nos recomienda estar siempre feliz y entonces intentamos sentirnos bien en todo momento. También sentimos que debemos controlar nuestro mal humor en todo momento y que reprimir la rabia o estados negativos es la manera correcta de proceder. Pero eso está mal.

Las emociones funcionan durante determinados períodos de tiempo. El estar siempre feliz es tan antinatural como estar durmiendo todo el día o estornudar indefinidamente. Hay personas que buscan ofuscar sus sentimientos desagradables con comida chatarra, drogas, televisión, cigarrillo y mucho trabajo. Aunque funciona, sólo temporalmente, las emociones negativas todavía continúan allí, pero están ocultas. Hay un detalle muy importante en todo este asunto:

nuestros genes siempre nos están pidiendo que tengamos cosas que resolver. La tarea de supervivencia de nuestros antepasados ​​fue tan primordial que actualmente tenemos las mismas necesidades, nos alimentamos de la urgencia de controlar todo y buscamos incluso que nuestros sentimientos sean controlados. ¿Dónde está el problema?

Intente mover un objeto con su mente. ¿Es posible? Aunque usted aplique toda su concentración, usted no podrá mover un objeto solamente con la idea de hacerlo. ¿Para qué sirve este ejemplo? Para entender que

sus pensamientos solamente afectan la realidad cuando usted realiza una acción, no una sensación. Aunque usted quiera mucho a una persona, la relación no dará frutos, a menos que usted haga algo y lo demuestre. Los seres invisibles no pueden perjudicarnos físicamente. Una práctica útil es pensar que las emociones son seres imaginarios que constantemente nos afligen en la vida, pero que, sin embargo, no pueden herirnos. Es bueno entender y convencerse de que, aunque las emociones están allí, en realidad no pueden destruirse.

Reprimir las emociones o no querer verlas es no aceptarnos con todas nuestras facetas, es negar una parte de nosotros mismos.

Es más sano sentirlas, reconocerlas y observarlas, tratando de hacer que no lleguen a afectar físicamente. Una vez que entendamos esto, podremos hacer que cualquier emoción fluya a nuestro favor y no contra nosotros.Por ejemplo, la tristeza o la rabia no son necesariamente negativas si pueden ayudarnos a mejorar nuestra creatividad y nuestro rendimiento deportivo. Hagamos, entonces, que esos "seres invisibles" que son las emociones nos inspiran en alguna actividad. El miedo, por ejemplo, puede entrenar nuestra mente para predecir eventos futuros y, así, tomar mayores precauciones en una actividad que consideramos peligrosa.

Grandes obras de arte fueron realizadas por situaciones de catarsis. La música, por ejemplo, requiere sentimiento para desarrollarse. Las novelas también exigen que el escritor entre en un estado emocional para entender a sus personajes. Esto quiere decir que los artistas conocen sus emociones y las concentran en algo positivo, obteniendo el fruto de su creación. Las claves sobre las emociones En suma, controlar las emociones excesivamente o reprimirlos representa un gran error en el camino del desarrollo personal.

Debemos evitar sofocarlas y comprender que son pasajeras. Lo que podemos hacer es dejarlas fluir y convivir de una forma positiva con ellas.

Es necesario permitirnos sentir nuestra humanidad con los sentimientos incluidos, como hacían los griegos, que entendían la complejidad del hombre en todos los aspectos y no intentaban controlar totalmente las emociones.

Conocerse también forma parte de la clave en este proceso. Si sabemos cómo reaccionamos a ciertas situaciones, podemos anticipar el sentimiento y convivir con él mientras dure. Algunas emociones como la felicidad, la alegría y el entusiasmo son permitidas porque nos dejan una sensación agradable, pero aquellas no tan placenteras son parte de la vida también y no es saludable taparlas ni negarlas. La satisfacción, por ejemplo, no puede ser alcanzada con tanta facilidad, pues exige un esfuerzo constante que seguramente nos hará pasar antes por la frustración, rabia o tristeza.

Pero cuando alcanzamos nuestra meta, la satisfacción será a largo plazo y agradeceremos por haber experimentado otras emociones negativas para alcanzarla.