Toda mujer tiene una loba dentro de sí. ¿En qué piensas cuando lees esta frase? La publicación del libro "Mujeres que corren con los lobos", de Clarissa Pinkola, parece haber inaugurado un nuevo arquetipo para las mujeres: el de la loba. El libro ha sido un verdadero éxito, hasta el punto en que ya tiene traducciones para 18 idiomas y varias ediciones y reimpresiones. Lo interesante sobre este texto es que presenta una manera mágica y exultante de entender el feminismo.
La premisa básica de este trabajo es la de que toda mujer tiene una loba dentro de sí, un espíritu salvaje. Él alberga una energía vital y poderosa, lo que hace espontaneidad su forma natural de ser. Esta hembra también es feroz, sabe cómo protegerse de los predadores y supera la falta de experiencia o ingenuidad. La loba tiene la fuerza y puede hacerlo, aunque parece estar durmiendo por un tiempo.
La loba ha sido un animal estigmatizado y muchas veces menospreciado. Su lado salvaje no es simplemente pura ferocidad. Ella sabe cómo ser una matriarca de su manada, sabe cómo guiar a los suyos. Ella es capaz de convertirse en líder de los demás, sin miedo y sin complejos. Ella aprende con las experiencias y sabe cómo cuidar de sí misma. La loba y las mujeres modernas Aunque la mujer moderna ha alcanzado realizaciones inmensas y se ha posicionado en muchos lugares de poder, está lejos de su esencia de loba salvaje. Esta última no se curva ante los mandatos de los demás, como sucede con la mujer moderna ante la publicidad. También no permite que otros le digan cuál es el camino a seguir.
La loba es creativa, apasionada, instintiva y sabia.
Ser mujer es un privilegio.
Sin embargo, la cultura machista dominante transformó esto en un hecho menor, muchas veces juzgado así por las propias mujeres. La propia civilización se originó en torno a las mujeres. Al principio, el único vínculo de sangre que estaba totalmente establecido era ese. Los colectivos humanos se reunieron en torno a las madres, porque poco se sabía sobre la paternidad. Las sociedades humanas comenzaron teniendo las mujeres como centro.
Al principio de la humanidad, "la loba" realmente mantuvo su lugar. Hoy, sin embargo, el femenino está desvalorizado. Muchas mujeres intentan encontrar su autonomía en el camino de la imitación de los hombres. Una loba salvaje no es un macho: es una mujer salvaje y determinada, y que aprecia lo femenino que la constituye. En particular, una loba no acepta el dominio de los demás sobre su cuerpo.
Danza sola o acompañada. Ella es alegre y está conectada con sus instintos y deseos. No permite que alguien le diga cuánto debe pesar, cuando debe tener hijos o cómo debe actuar para que otros la puedan aplaudir.
Toda mujer tiene una loba dentro de sí, pero encontrarla es un desafío La cultura impone prototipos como el de la "buena mujer" y el de la "mala mujer". El primero es respetable, un verdadero paradigma de virtudes en el juicio de muchos. La mujer mala, por otro lado, pone en riesgo la estabilidad porque propone avances. Es por eso que, en muchas sociedades de ese tipo, las mujeres son llamadas "perras", o "zorros" y también lobas. Ellas son las que dan "qué hablar". Ellos escandalizan. Curiosamente, la palabra "prostituta" viene de "buzda", lo que significa "sabiduría". Roma, que era la capital del mundo, había sido fundada por Rómulo y Remo, dos niños abandonados que sobrevivieron porque una loba los amamantó. En la Roma clásica, las prostitutas no eran mujeres que ofrecían sus favores sexuales por 15 minutos para la mejor propuesta. Por lo general eran educadas en política, astrología, matemáticas y mucho más. Ellas no ofrecían sólo sexo, sino compañía integral. Eran buenas conversadoras. El concepto se asemejaba al de las "geishas". Esto puede incluso parecer una loba, una prostituta, pero no lo es.
La loba no requiere, pero ofrece. Ella no pregunta, pero sí. Sin embargo, no es domesticada.
Si usted actúa de esa manera, es porque usted se siente empoderada, no porque usted es dependiente. Ella sabe que puede salir a cualquier día sin haber decidido su destino antes de salir. Ella sabe que se pertenece, ya quién puede darse. Ella no tiene miedo de entregarse a otro porque es libre. Ella no tiene miedo del sufrimiento porque sabe que es fuerte.
La loba es una gran amiga, leal y protectora.
Ella también es muy espiritual: dirige su vida a partir de valores universales y no a través de metas de fin de mes. Ella ama el arte, porque este es el mejor camino para la libre expresión. Ella se ama sin caer en el narcisismo o en el egoísmo. Lo mejor de todo es que esta loba salvaje está en todas las mujeres. Lo que se necesita sólo es crear coraje y despertarla.