De vez en cuando es necesario cambiar nuestra piel, nuestro ropaje. Es imprescindible renovar nuestros sueños, así como se renuevan las aguas de los ríos.
Es necesario buscar nuevos horizontes, adquirir nuevos aprendizajes y ponerlos en práctica. De esa forma, sacamos nuestros planes y nuestros proyectos del mundo intelectual y los concretamos en el mundo real.
Es necesario repensar nuestra trayectoria de vida. Hagamos una limpieza en lo que ya no nos hace felices y no combina con lo que buscamos y nos convertimos.
Es necesario dejar nuestras huellas, nuestros rasgos, nuestros pasos en las arenas del Universo. Y, en el camino, toquemos el corazón de las personas que cruzarán nuestros caminos. Buscamos, principalmente, coraje en nosotros mismos y salimos de la apatía, del marasmo en que nos colocamos.
Es necesario amar, aprovechar más los días, las horas, los minutos ... No debemos dar la espalda al amor que golpea nuestra puerta.
Es necesario que seamos honestos con nuestros deseos y con nuestro corazón. Paramos de boicotear y patinar en la mismísima, y dejar que la vida siga su curso naturalmente, a pesar de todos los pesares. Es necesario no atrofiar nuestra facultad de sorprendernos con la vida, con los seres humanos, con las bellezas proporcionadas por la naturaleza, con cada mañana que se descortina por nuestra ventana ... Admiremos lo que nos rodea como si fuese único, último.
Es necesario cultivar la esperanza en días mejores. No perdamos la fe en un mundo más pacífico, más humano, más justo ... Hagamos la elección de ser felices todos los días. Busquemos lo que nos hace reír, lo que nos deja realizados, plenos ...
Acogemos más de lo que rechazamos. No creamos impedimentos para hacer la vida más ligera y tener con quién compartir nuestro camino.
Dejemos el pasado en el pasado para contar una nueva historia. Coloquemos dolores y culpas hacia atrás para dar lugar a la esperanza. Liberemos nuestras emociones para que éstas fluyan y nos hagan más accesibles y humanos.
Permitimos que alguien de quien no podemos prescindir parta. Entender, comprender, perdonar y renunciar también son actos de amor. Sabemos que lo que queremos no siempre es posible. En realidad, muchas veces, pero no siempre podemos; y podemos tantas otras, pero no queremos.
Conscifémonos de que la vida es aquí y ahora. Apressémonos, pues tal vez no haya tiempo de vivir lo que nos gustaría. El futuro es cada segundo que aún no vivimos.