Hay algunas cosas que no debemos hacer cuando estamos ansiosos. Decimos a nosotros mismos: "calma, relájate y te sentirás mejor". Conseguiremos calmarnos por unos minutos, pero luego ese terrible enemigo regresará para sacarnos el aire y el ánimo. Esto ocurre porque la ansiedad no es una enfermedad, sino un síntoma, el eco de un problema generalizado, profundo y sin forma que necesita ser esclarecido y administrado.
Todos conocemos esa sensación. En general, comienza con una presión en el pecho, como si el demonio de la famosa pintura de Heinrich Füssli, "La pesadilla", viniera para quitarnos la energía vital. Más tarde sentiremos dolor muscular, dolor de cabeza, problemas digestivos e insomnio. "La ansiedad con miedo y el miedo con ansiedad contribuyen a robar del ser humano su capacidad más esencial: la reflexión".
- Konrad Lorenz -
Además, no podemos olvidar que los síntomas físicos se intensifican cada día más por esa combinación letal que forma los pensamientos distorsionados: los pensamientos negativos y la sensación de amenaza constante. No importa si no estamos realizando ninguna actividad o si estamos de vacaciones: si nuestra mente está atrapada en ese túnel oscuro, de miedos y pensamientos catastróficos, no sirve intentar relajarse.
En esos estados, donde la persona no puede razonar con claridad, hay muchas cosas que no serán útiles, aunque creemos en ello. Podemos hacer yoga, podemos pintar mandalas, podemos escuchar música y salir a caminar. Sin duda, todas estas actividades son positivas, son relajantes y traen beneficios. Pero,
son ventajas temporales que no dan solución al problema original. En realidad, el éxito del tratamiento de los procesos de ansiedad reside en un enfoque multidisciplinario.
La relajación es muy terapéutica, así como el apoyo de los familiares, el deporte y una dieta equilibrada. Sin embargo, también necesitamos una estrategia cognitiva-conductual que nos ayude a reformular ciertas cosas y hacer cambios. Veamos abajo cómo enfrentar esta realidad de la mejor manera posible comenzando por algunas cosas que no debemos hacer cuando estamos ansiosos. Son dimensiones que, por más que nos sorprenden, no ayudan en el tratamiento de la ansiedad o alejándola definitivamente. Cosas que no debemos hacer cuando estamos ansiosos
1. Cuando algo me preocupa he aprendido a no huir o escapar de eso. Ana trabaja en una gran empresa. Ella llega todos los días a las 8 de la mañana, sin embargo, hace unas semanas comenzó a llegar tarde. El curioso es que sale de casa en el horario debido, pero cuando está a punto de entrar en la carretera que la llevará a su lugar de trabajo, regresa y va a una cafetería. Allí, ella toma un té y se dice a sí misma que durante una hora no pensará en nada: sólo quiere relajarse.
Como podemos deducir a partir de este pequeño ejemplo, lo que nuestra protagonista hace es "huir" de la raíz del problema.
Ella se siente incapaz de ir a trabajar. Así, lo que puede comenzar con un retraso en su horario de entrada, puede acarrear un bajo rendimiento en el trabajo porque la presión, el miedo y la ansiedad harán que sea incapaz de cumplir su responsabilidad.
¿Cuál es la manera correcta de actuar en estos casos?
Estas reacciones son completamente normales por un motivo muy simple: cuando nuestro cerebro siente una amenaza, desencadena la liberación del cortisol para preparar nuestro cuerpo para la fuga o lucha. El problema con la evitación es que empeora la ansiedad a lo largo del tiempo , que se vuelve mayor. De igual modo, cuando repetimos este comportamiento de fuga, nos vemos como personas incapaces de lidiar con la situación. Por lo tanto,
este miedo se vuelve aún más amenazador. En lugar de huir, evitar o distraernos con otras cosas para no pensar en lo que nos preocupa, una estrategia útil en estos casos es racionalizar la situación a través de preguntas que comenzarían con un "qué sucedería si ...?"
-Que ¿sucedería y dije a mi jefe que no me gusta eso y de eso?
- ¿Qué pasaría si mi jefe me diera razón y mi situación en el trabajo mejorara?¿Qué pasaría si perdiera mi trabajo?
- ¿Qué sucedería si yo dedicara todos mis esfuerzos para encontrar un empleo que correspondiera a mi potencial? 2. No debo alimentar los pensamientos rumiantes
- La preocupación constante y obsesiva es el componente cognitivo de la ansiedad. Uno de sus peores efectos colaterales es robar la capacidad de reflexión, el poder de analizar las cosas tranquilamente a través de perspectivas más lógicas y útiles. Por eso, es necesario tener en cuenta estas dimensiones:
Cuando algo me preocupa, me asusta o me molesta, la mente tiene la tendencia natural de crear un epicentro caótico con todos esos focos negativos.
A poco, surgen las emociones negativas y esa sensación de amenaza intensificará aún más la preocupación.
Una manera de parar ese círculo vicioso o esa serpiente que muerde la propia cola es tomar conciencia de la situación y parar con eso.
En estos casos, son muy importantes los ejercicios de relajación progresiva
, así como la respiración diafragmática. Sin embargo, debemos recordar que son útiles para aliviar los síntomas como la tensión muscular y la agitación interna. Sólo cuando percibimos que nuestro cuerpo está más relajado y la mente más clara, comenzar a romper el ciclo del pensamiento negativo para encontrar nuevas opciones. Nos haremos algunas sugerencias, nos concentraremos en el presente en vez de anticipar cosas que aún no han ocurrido. Para vencer al demonio de la ansiedad en nuestro día a día, podemos establecer metas simples, lógicas, positivas y de corto plazo. Además, usaremos un diálogo interno que, en vez de ser su enemigo, actúe como un aliado.
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- 3. Negar la ansiedad o querer borrarla completamente no tiene sentidoNecesitamos comprender que no tiene sentido querer apagar la ansiedad de nuestras vidas.
- Ella siempre estará allí, porque ella forma parte del ser humano
- , y por más curioso que pueda parecer, también es útil para nuestra supervivencia y para adaptarse al ambiente donde vivimos. Para entender mejor, reflexionen por un momento sobre esas ideas:Podemos convivir con nuestra ansiedad si no la transformamos en nuestra enemiga.
- La mejor manera de lidiar con la ansiedad es permitir que se quede con nosotros, pero observándola de cerca
, controlándola y anticipando sus desencadenantes. Si no lo hacemos, tomará el control automáticamente sin que percibimos.Percibemos que nuestra ansiedad es negativa cuando está bloqueando y limitando nuestra vida, afectando de alguna forma, por menor que sea, nuestras relaciones y el desempeño en el trabajo.
Por su parte,
la ansiedad positiva puede actuar como una auténtica artesanía psicológica. Es ella quien nos invita a mejorar, a anticipar los riesgos para resolverlos de la mejor forma, a ver las oportunidades para aprovecharlas con todo nuestro potencial, a liberarnos de la pereza y de la pasividad para transformarnos en seres capaces de conquistar nuestros objetivos.Como hemos visto, no hay una única manera de lidiar y manejar la ansiedad; hay muchos caminos. Sin embargo, todo comienza por la comprensión de que
la ansiedad es la mente queriendo ir más rápido que la vida.
- Vamos a disminuir un poco nuestro ritmo y empezar a conversar con nosotros mismos.