El falso altruismo forma una de las hipocresías más perjudiciales y comunes. Son aquellas personas conocidas como "salvadoras de la patria": personas que realizan favores no para hacer el bien, sino para nutrir su propio bienestar. Estamos, sin duda, ante la clásica emboscada narcisista, en la que la persona es capaz de manipular al "ayudado" hasta convertirlo en un auténtico esclavo emocional.Por más peculiar que parezca, son muchos los psicólogos que aconsejan sobre la importancia de reflexionar sobre eso.
El altruismo puro y desinteresado no siempre es algo natural. No todos estamos conectados por una auténtica empatía, a pesar de saber claramente que el comportamiento cooperativo, como tal, nos permitió sobrevivir como especie. "Un gran error: creer más importante de lo que se es y estimarse menos de lo que se vale". - Goethe -
El falso altruismo convive de forma abierta entre nosotros.
Hay quien demuestre una amabilidad extrema, interés y atención por nosotros con el fin de conseguir algo a cambio.
Los políticos lo hacen, algunos familiares y jefes de grandes empresas también lo hacen con sus empleados, pues saben que la amabilidad y el interés mejoran la eficacia del trabajo. Hasta que, naturalmente, llega el día en que el empleado se enferma o tiene una emergencia familiar y el altruismo del jefe de la nada. Existen, como hemos visto, múltiples intereses escondidos detrás de actos de aparente empatía solidaria a los que debemos mantenerse alertas. Y más, nosotros también podemos estar usando muchos de estos comportamientos inconscientes que esbozaban, al fin y al cabo, una personalidad narcisista, que muchas veces ni siquiera percibimos.
El falso altruismo y la sociedad narcisista
Imaginemos a una madre o un padre de familia que dedica una atención exclusiva a sus hijos. Estos, a su vez, ya son crecidos, están emancipados e intentan, con dificultad, imponer cierta distancia de esa figura a veces intrusiva, que bajo la necesidad de prestar ayuda, no deja espacio para la libertad. Esa madre o ese padre son conscientes de que su hijo puede volverse solo perfectamente, sin embargo, necesitan demostrar una atención continua para sentirse mejor, para recibir la validación. Esto es algo tan común que no es extraño saber de alguien cercano que haya vivido esta situación en la propia piel.
Sin embargo, la realidad puede ser mucho más compleja si miramos más allá de nuestro entorno familiar. Una buena parte de nuestra sociedad practica ese falso altruismo nutrido por el propio narcisismo. Por otra parte, la sociología dice que nuestro mundo es cada vez más narcisista y que la generación del "yo y yo mismo" viene aumentando cada día más. Puede parecer, sin dudas, desalentador, pero nuestras redes sociales, los canales de YouTube o las tantas cuentas personales de Instagram, por ejemplo, aumentan esa necesidad de llamar la atención; "Miren a mí!", "Me sigan!", "Dejen un like!" - las personas son alimentadas con refuerzos positivos. Por otro lado, no faltan también famosos que, a través de sus redes sociales, muestran sus actos altruistas, sus compromisos con diversas causas sociales o sus colaboraciones con diversas organizaciones, ONGs, etc. La mayoría de las veces se trata sólo de una "venta de imágenes". Estas personas practican un falso altruismo con el objetivo de convencernos de sus bondades.
Un caso concreto, el caso de Bill Gates
Un caso concreto sobre el que podemos reflexionar si fue un falso altruismo o empatía solidaria es el caso relacionado con Bill Gates.
Hubo una época en la que comenzaron a salir varias noticias sobre la falta de filantropía de una de las personalidades más reconocidas y billonarias de nuestro planeta. Microsoft ganaba una cantidad enorme de dinero y no dedicaba siquiera una pequeña parte a causas sociales. Después de casarse, Gates y su esposa crearon la "Fundación Bill y Melinda Gates", una de las que contribuye con más dinero hoy en día, en diversas áreas sociales, de salud y de educación.
No hay duda de que tal vez el propio Gates haya reflexionado sobre la necesidad de contribuir con este tipo de causa y contribuir con algo bueno para la sociedad y el mundo en general. En este caso hablamos de empatía solidaria. Puede ser también que sus asesores considerasen que ese compromiso ético era necesario para mejorar la imagen de la empresa. Por otro lado, puede ser también que haya llegado el momento en que el propio Bill Gates sintió la necesidad de contribuir económicamente
, con el único objetivo de sentirse bien consigo mismo. El reconocimiento social que podía obtener a través de eso era algo que lo satisfacía.En este último caso, estamos hablando de falso altruismo.
Los 5 puntos del falso altruismo
Así como pudimos ver arriba, el más deseado para nuestra sociedad es esa dimensión que todos deberíamos practicar diariamente: la empatía solidaria. Amin Maalouf, conocido escritor franco-libanés y experto en problemas sociales, discriminación y conflictos étnicos, indica que educar desde la infancia en empatía ayudaría a construir una humanidad más solidaria. Sin embargo, las dinámicas actuales nos empujan cada vez más hacia un narcisismo desordenado y perjudicial.
El falso altruismo está ahí, reflejando una práctica más de la personalidad narcisista y que, por lo tanto, debemos saber reconocer. Estas serían sus principales características: Este tipo de altruismo, con sus actos de falsa o interés bondad, es siempre gobernado a partir de una posición de poder. "Yo soy superior a ti y mi generosidad, quiera o no, lo hace sumiso a mí". A veces, practican una forma de ayuda casi compulsiva con la finalidad de cuidar y dar más visibilidad a su "yo ideal". Muchas veces, con su altruismo, intentan dar a entender que, si no fuera por ellos, no seríamos capaces de sobrevivir o de solucionar nuestros problemas. Por lo tanto, no podemos olvidar que son grandes manipuladores. Chantizan y manipulan el "ayudado" hasta colocarlo en verdaderas emboscadas emocionales.
Para concluir, a pesar de que todos somos importantes, únicos y excepcionales, no podemos olvidar nunca nuestro compromiso con los demás, del sentido de cooperación y del gran valor emocional que puede venir de una auténtica empatía solidaria, sin intereses ocultos .