Hablar sobre traición es siempre complejo y delicado, por tratarse de sentimientos y emociones no siempre bien resueltos para una de las partes o ambas partes. En el caso de las parejas, cada uno tiene sus propios acuerdos y formas de relacionarse. Por lo tanto, cada caso es un caso literalmente hablando, pues la pareja encontrará sus propios medios de comunicarse y solucionar los encuentros y desencuentros en una relación independientemente de cualquier ideología o religión. Estas pueden incluso influenciar, pero no determinar la dirección que una pareja va a elegir para el equilibrio dinámico de la vida a dos.
Cuando la traición ocurre es hora de preguntarse: ¿vale la pena llevar adelante el compromiso?
Esta pregunta debe ser hecha no sólo por los casados, sino también por las parejas de novios.
Como dice Ivan Martins (2011), existe la pasión que nos consuela de nuestras cuestiones interiores. De nuestros dolores permanentes. De nuestra ansiedad intolerable. Por algún tiempo ella nos distrae de nosotros mismos. Es una fuga que tiende a repetirse. Gente angustiada e indecisa lo hace todo el tiempo: cambio de compañero y de pasión sin conseguir intercambiar lo esencial en sí mismo. Un hermoso día despiertan, perciben que el viejo dolor está allí, y se van, detrás de otra pasión que pueda llenar el agujero impredecible.
¿Cuál es la moral de esta historia?
Que tal vez tengamos que desconfiar de nosotros mismos y de nuestras razones, pues de una forma silenciosa y casi inconfesable, muchos seguimos esperando que el amor, o sea, el próximo amor, va a solucionar repentinamente nuestra vida. Tal vez no pase de una exquisita muleta o de una ilusión. ¿Quién sabe un analgésico para cuestiones que están mal resueltas internamente con cada pareja, haciendo que ambos depositen sus frustraciones en la relación amorosa. Es por eso que hacemos elecciones. Podemos caminar hacia una mujer o un hombre e iniciar una conversación, que será repelida y acogida. O podemos decidir que esa fantasía / deseo, va a pasar sin dejar marca en la realidad.
Las fantasías / deseos muestran sí que estamos vivos. Pero lo que decidimos hacer a partir de ellas o a pesar de ellas decide cómo será nuestra vida real. Y esa es la parte que cuenta. No sé si podemos afirmar que una traición es signo de inmadurez y falta de responsabilidad, o prueba de que no se sabe amar, o un signo de egoísmo en que se acepta destruir el sentimiento del otro para vivir una nueva aventura amorosa como dijo Felipe Aquino (2010).
Pero puede ser signo de revisar cómo anda la relación, siendo que los aspectos citados arriba pueden estar presentes en la dinámica de la relación o no. Dependiendo de la pareja, la traición puede ser el revés de las reglas dictadas por la sociedad, donde la misma puede incluso tener espacio en la relación, lo que contraría el discurso moralmente aceptado. Por lo tanto, cuando hablamos de relaciones y vivimos en la práctica la atención terapéutica de parejas, no podemos tener un pensamiento simplista y lineal de la situación, ya que si para unos la traición es el fin de una relación, para otros es el comienzo de una relación ¡relación más madura!
Referencias Bibliografías:
AQUINO, Felipe. La gravedad de la traición en el noviazgo. 2010 MARTINS, Ivan. Cuando el amor es distracción. 2011