Es extraño cuando alguien se va sin avisar. Las cosas quedan tan quietas, como si esperas una explicación. Y la gente no tiene que hablar porque aún no entiende nada. No tiene ni coraje de encerrar la puerta porque aquella persona tenía la hora correcta para llegar.
Después de un tiempo, la gente quiere cambiar la cama de lugar, poner una cortina rendida y cambiar el color de la fachada, pero el día es siempre gris cuando la gente anhela por dentro. Es muy extraña esa sensación de quedarse sin lugar dentro de la propia casa, porque nuestra acogida era en el pecho de una persona que no vive más allí. Y la gente se da cuenta de que está desamparado, empuñando una nostalgia que no pasa, aguantando un silencio que no se rompe con el color de la voz de aquella persona.
La ausencia ocupa mucho espacio. La tristeza resbala en las cosas que uno recuerda, y la gente se siente tan herido sin saber cuál es la parte que duele más. La gente saca las cosas del lugar para ver si las cosas cambian, pero ellas continúan gritando el nombre de aquella persona que se fue. Y la gente llora, quiere irse también para ver si encuentra en la calle aquella persona, que siempre estuvo tan del lado de dentro y ahora es como si la gente montasse guarda para ver si encuentra algún vestigio, alguna partícula que tenga el olor y la voz, que poco a poco se va dispersando en el polvo de los días.
Es muy extraño cuando alguien se va sin avisar y la gente mira aquella ropa más estimada y piensa que allí dentro vivía una persona feliz.
Y la gente viste aquella ropa para intentar acercarse al olor de aquella piel, pero es sólo una capa de tela llena de líneas sueltas , es sólo el envoltorio de la ausencia que la gente intenta abrazar para ver si toma de nuevo esos rasgos, la manera de mirar, aquellas manías que la gente se quejaba y que ahora siente nostalgia incluso de la toalla mojada sobre la cama.Es muy extraño cuando alguien "juega la toalla" y se va sin avisar porque
la gente siempre espera resolver todo en una conversación antes de acostarse y planea hacer alguna sorpresa para la cena para ver si todo está bien, pero de repente, aparece esa argolla de angustia rodeando el cuello porque no se sabe si la persona perdió el rumbo de casa o no quiere volver. Pero es extraño porquetal vez ella haya avisado en un gesto cualquiera
, que la gente no haya interpretado como una señal de despedida, pero era la última vez, y ahí la gente rebobina las escenas, y llora de nuevo como si hiciera un " remake"de una película que ya ha terminado. Es extraño ... es muy extraño.