Tricotar es una actividad antigua que permanece intacta hasta los días de hoy. Aunque durante la mayor parte de la historia de la humanidad ha sido considerada como un trabajo para las mujeres, hoy en día son cada vez más los hombres que también se dedican a este oficio. Por eso no es raro encontrar niños, jóvenes, adultos y ancianos, de dos géneros, aprendiendo este arte.Diversos estudios han demostrado que este trabajo manual tiene efectos terapéuticos para quienes lo practican.Tricotar desarrolla las habilidades motoras, estimula la concentración y genera un ambiente propicio para la relajación y la meditación.
Además, esta es la base para construir otro tipo de tejido: el tejido social, ya que sirve de elemento vinculante entre personas que realizan una misma actividad en grupo."Tricotar y deshacer la manga de la camiseta de Penélope a lo largo de los días con una novela que el gato usa para jugar, es en eso que es, en el fondo, la literatura". La relación que surge entre los tejedores es tan fuerte que en muchos países se llama "lana-terapia".
Estos grupos de personas se reúnen para tejer y crear, aprender sobre técnicas, materiales, tipos de tejidos y patrones. Pero también para desentrañar, tejer historias, compartir experiencias y sonreír para la vida.El acto de tejer mejora nuestro estado de ánimo Tricotar es una actividad que podemos ejecutar en cualquier lugar. Si la realizamos solos, al mismo tiempo ingresamos en un estado de introspección, reflexionamos, medimos sobre nuestros pensamientos más profundos y los disfrutamos. Si realizamos esta actividad en grupo, nos relacionamos, hacemos nuevas amistades y fomentamos la sociabilidad. En cualquiera de los casos, nuestro cerebro libera endorfinas, las cuales nos relajan y generan una sensación de bienestar.
Estudios en el área de la neurociencia concluyen que la acción de tejer mejora significativamente la coordinación cerebral y la concentración. Añaden que ambas aumentan en la medida en que el grado de complejidad del tejido aumenta. Además, esta actividad contribuye de forma reveladora a las personas con problemas de movilidad o discapacidad.
El ejercicio de tejer mejora nuestra movilidad. Es útil para las personas que sufren algún tipo de discapacidad como resultado de una lesión, una cirugía o como consecuencia de una enfermedad como la artrosis, la artritis o el síndrome del túnel carpiano.
En estos casos, si el dolor no se elimina por completo debido a la actividad, ésta disminuye de forma considerable. Por otro lado, el tricot desarrolla movilizaciones motoras finas en los niños, lo que resulta en el aumento de las habilidades manuales y una mejora notable en su escritura.Tricotar relaja y reduce el estrés. En una época tan conturbada como la presente, donde nadie nunca tiene tiempo para lo que es realmente importante,realizar esta actividad ha sido como un proceso de reingeniería con beneficios para la salud mental.
Cuando te molestan, los niveles de ansiedad o de angustia disminuyen significativamente, sin tener que recurrir a medicamentos que reducen esos niveles y que, con el paso del tiempo, causan daños serios a nuestro organismo.CompartirTricotar estimula la creatividad
Cualquier actividad de carácter manual contribuye de forma positiva en el área psicológica.
Son prácticas que estimulan tanto la creatividad como la imaginación.
En el caso del tejido, significa ingresar en un universo de sensaciones: la textura, el color, el olor, la suavidad y el calor de la lana ejercen una influencia positiva en nuestra mente. Por esta razón, durante el ejercicio de esta actividad, es posible superar pérdidas y resolver problemas.Tricotar no es un simple pasatiempo, implica definir metas y alcanzar objetivos.
Cada conquista alcanzada, por insignificante que parezca, es gratificante. Lo que viene después sólo puede generarnos placer, como cuando regalamos a un miembro de la familia oa alguien cercano con lo que preparamos para él con cariño.En lo que vamos a regalar está nuestro tiempo invertido, nuestro arte, nuestra creatividad y nuestros sentimientos tejidos en cada centímetro de la urdimbre.
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En un estudio realizado recientemente, se descubrió que actualmente hay más de treinta y cinco millones de personas con demencia en el mundo. Se estima que para el año 2050, este número triplique.Los científicos de diversas áreas recomiendan realizar actividades manuales como el tricot para combatir la aparición de esa enfermedad debilitante.
Hay algo en el tricot que nos lleva a pensar que es posible hacer lo que necesitamos hacer, incluso, cuando se trata de algo difícil, la noción del tiempo desaparece.Nos olvidamos de nosotros mismos y sentimos que formamos parte de algo mucho mayor.
Es en esta fluidez de la mente que descansa en gran medida el secreto de la felicidad.