Si las personas pesar, empiezan a cargarlas en el corazón, no en la espalda.No haga de sus problemas un peso en su vida y no las transforme en una mochila que usted tiene que transportar.
La gente es mucho más que eso. Es decir, son parte de su vida, pero no dejan de ser el todo de sus propias vidas. Por esa razón,cada uno debe aguantar su propio pesoy no inclinarse sobre los demás. Si hacemos esto, si nos hacemos responsables de nuestra propia existencia, estaremos a disposición para solucionar nuestros problemas, comprender nuestras emociones y lidiar con nuestros conflictos sin depender de nadie más.
Los parásitos emocionales
Los parásitos emocionales son aquellas personas que viven a costa de nuestros sentimientos
, nuestras emociones y de nuestros pensamientos. No son necesariamente malas personas, pero son personas que viven inmersas en sus complejos y no logran hacer algo por sí mismas.Así, se puede decir que hay dos tipos de parásitos emocionales. Veamos:
Los parásitos dependientes
Adhieren a una parte de nosotros y
pasan la vida confiando sus tristezas y sus malos momentos para que los reconfortemos.Estas personas nos necesitan para descargar su malestar con el mundo y, probablemente, cuando están bien, no tenemos noticias de ellas.Es decir, cuando la persona se siente saciada, se olvida de quien le dio de comer. Sin embargo, cuando vuelve a sentir la necesidad de que validen su estado de ánimo, vuelven. Este comportamiento, generalmente, no sólo nos quema y hace que nos sintamos usados, pero
su estado afectivo negativo nos contagia. Su tono de la queja, de decepción y de pesimismo es tan habitual que
ellas exigen opiniones de manera constante, con el fin de que consigan salir de su"resmungación".Las lentes a través de las cuales ven la vida están tan energizadas que nos hacen cuestionar nuestra propia visión del mundo.Los parásitos agresivos
En segundo lugar están aquellos parásitos emocionales que se comportan de manera agresiva, aprovechándose de su atractivo, su liderazgo y su capacidad de persuasión, a partir de promesas irrecusables.
Estas son aquellas personas que nos van engañando poco a poco e invadiendo nuestra vida. Exigen cada vez más afecto para sí, sin parar para pensar en las consecuencias emocionales que ocurrir para su víctima. En las relaciones, sólo contemplan sus necesidades y, aunque no lo hacen de manera premeditada, siempre tratan de satisfacer sus intereses y caprichos por encima de todo.Del mismo modo, derriban cualquier petición proveniente de la persona de la que se aprovechan.Piden cariño y atención, haciendo que cada vez la situación sea más insostenible. Así, se va generando un sentimiento de ineficacia y de poco valor que desarrolla un estado de inseguridad y de baja autoestima en el otro.
Como es de esperar,esta situación absorbe nuestras energías, nos desgasta y nos anula.
Así que, cuando lo percibimos, tratando de tomar un tiempo para "desintoxicarnos", pero al volver nuestras energías vuelven a agotarse.Tire a estos parásitos de sus espaldas, camine por sus propios caminosSi usted siente que está cargando a personas en su espalda, el más adecuado es que usted analice y reflexione sobre los desequilibrios emocionales que están provocando estas relaciones.
Recuerde que el parásito emocional le transmite y contagia con sus estados emocionales, siendo posible que usted se sienta cansado y disminuido psicológicamente.
Compartir Así,lo importante es queusted recupere todas esas
las necesidades
propiasque se dejaron con la finalidad de atender a su parásito. Una vez que tengas tu energía de vuelta, hazla prevalecer. Hacer esto no significa que usted deja de amar a la persona, pero que usted está protegiendo de ciertos aspectos para poder mantener su equilibrio emocional.Usted no puede sentirse incapaz o culpable por no poder satisfacer las necesidades del otro
. Cada uno es responsable de su vida y los demás sólo forman parte de ella, pero no son su totalidad. Recuerde que"cada uno tiene su suerte"
y no imponga el papel de salvador o salvador a sí mismo, pues sólo somos responsables de nuestra felicidad. Ilustraciones de Erback Studios, Nicoleta Ceccoli y Anita Mejia