La incapacidad para conseguir o mantener una erecciónque permita una relación sexual de calidad y que sea satisfactoria para ambos miembros de la pareja hace que la persona sufra con la frustración e incluso con la devaluación de sí misma. Es precisamente esa importancia y preocupación excesiva que es la responsable, en partes, por la impotencia mantenida a lo largo del tiempo y por la persona se ve cada vez más inmersa en un ciclo sin fin.Compartir
Aunque siempre se ha utilizado para los hombres de edad avanzada,la disfunción eréctil no es sólo una cuestión de edad
. Uno de cada cuatro hombres que la sufren tiene menos de cuarenta años, como fue confirmado por el estudio liderado por el investigador Paolo Capogrosso, doctor en Medicina por la Universidad Vita-Salute de San Raffaele, en Milán (Italia) y publicado en la revista The Journal of Sexual Medicine. ¿Por qué los hombres jóvenes también sufren de impotencia cuando, en términos de edad, están en el punto auge de su "potencia"? Aunque el estilo de vida actual está bastante relacionado en este sentido,parece también que endustrar el sexo y colocarlo en un pedestal tiene mucho que ver.
El pensamiento de"Tengo que cumplir mi papel como un campeón"o "no puedo decepcionar a mi compañero" podría ser el gatillo que originaría la impotencia sexual. Un "tengo que" destructivoEl estrés con el que convivimos en la actualidad está en el origen de innumerables patologías psicológicas, y aparentemente no tan psicológicas así, como el funcionamiento sexual. Aunque es cierto que existen otros factores de riesgo para la impotencia sexual que hoy en día son frecuentes, como la obesidad, el tabaquismo o el abuso de alcohol, parece que las ganadoras son las grandes exigencias. Es decir,en la mayoría de los casos, la impotencia sexual tiene un origen más psicológico que físico.La causa real fue el endosamiento del sexo, el hecho de haberlo colocado en un pedestal. Aunque es cierto que el sexo trae muchos beneficios, tanto a nivel físico como para la relación amorosa, no debería estar en el primer lugar de la escala de valores, como está en la de muchos hombres.
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Esta idealización del sexo, por la cual la industria pornográfica es, en cierto modo, responsable, sólo hace que alberguemos exigencias mentales del tipo "yo tengo que ..." o "yo debo ...". Así pues, si estas exigencias no se cumplen tal como deberían, entonces "seré un hombre con poco valor", incapaz de hacer a mi mujer feliz, un fracasado, etc ... El hombre tiene en su mente la idea de que no se puede permitir fallar, y ese miedo de fallar es precisamente lo que lleva a la impotencia. Estas exigencias son el resultado de la pobre educación sexual que recibimos y de las ideas preconcebidas y poco realistas que circulan por la sociedad con tanta intensidad. Una idea de este tipo es la afirmación de que el hombre es el responsable del placer de la mujer.
¿Cuál es el resultado de esas exigencias y de tomar valor de nosotros mismos si no se cumplen? Eso mismo, una gran ansiedad. Una ansiedad, que como ya sabemos, nos impide fluir y disfrutar de forma plena.La ansiedad, fruto de esas exigencias, nos bloquea mentalmente y eso se transfiere a nuestro cuerpo.
Así, esa emoción tiende a retroalimentarse.El sistema nervioso parasimpático es el responsable de la erección. Es el sistema encargado de relajar y hacer que el cuerpo descansa después de un esfuerzo. De esta forma, aunque relacionemos erección con excitación, la verdad es que para que ella se produzca, la persona tiene que estar relajada. De esta forma, permitiremos que los cuerpos cavernosos se llenan de sangre y produzcan la erección.Compartir
El problema es quecuando introdujimos la ansiedad en la escena, porque percibimos un peligro, activamos el sistema nervioso simpático,
el encargado de estar en alerta y de sobrevivir, e inhibimos el parasimpático. Es en este punto que se produce la disfunción, ya que el organismo da preferencia a la supervivencia en relación a ese peligro del acto sexual que iba a suceder. ¿Qué hacer para librarme de la impotencia? Lo primero que podemos hacer es aceptar lo que está sucediendo con nosotros.
Vamos a recordar que cuanto más hay lucha, más ansiedad, y cuanto más ansiedad, más impotencia. Por lo tanto, tenemos que acabar con ese ciclo, y la aceptación es un buen método para ello.Cuando aceptemos lo que está pasando, consideramos esto como algo normal, hablamos de ello con nuestra pareja e incluso con algún amigo, realizar algunos ejercicios para solucionar el problema. Pero sin exigir absolutamente nada de nosotros mismos, de lo contrario será más de lo mismo.
Uno de los ejercicios, a nivel cognitivo, será modificar mis creencias e ideas erróneas sobre la disfunción, así como sobre el sexo.CompartirPara ello,
podemos reunir información o consultar a algún especialista que desmitifica nuestras creencias poco realistas sobre el tema
. También podemos hacer esto con nosotros mismos intercambiando nuestros"yo debería"y
"tengo que"
por"prefería"
o"me gustaría".A nivel comportamental, vamos a practicar con nuestra pareja la intención paradójica. Esta técnica consiste en que nos obligáramos a no tener una erección o una relación sexual completa. El objetivo es intercambiar masajes, juegos, placer, y disfrutar de eso, sin querer nada más allá. Si el ejercicio se realiza correctamente, lo más probable es que la erección aparezca espontáneamente por haberse dejado llevar y por la ansiedad no haber aparecido para bloquearnos. Como complemento,nunca es demasiado practicar alguna técnica de relajación, como la yoga o el mindfulness, que nos hacen estar en el presente y activan nuestro sistema nervioso parasimpático. Si usted se identificó con el texto, no se esconda y ni sienta más vergüenza. Eso es lo que no le permite salir de ese lugar. Marque una consulta con un especialista y practique estos ejercicios. Usted se dará cuenta de cómo la impotencia desaparece, como su confianza se ve reforzada, y también cómo usted podrá volver a disfrutar del sexo, al menos como antes.