Las neuronas espejo se disparan de la misma manera cuando realizamos una acción o cuando simplemente observamos a otras personas realizando esa misma acción. El hecho de que nuestro cerebro reaccione igualmente en estas dos situaciones explica el aprendizaje por imitación, fingimiento, y también la empatía, ya que acabamos viviendo la acción de los otros como nuestra, y eso nos ayuda a comprenderla. La primera vez que las neuronas espejo fueron descubiertas fue en el contexto de la experimentación en investigación con animales, más específicamente con los monos. El equipo de Rizzolatti los identificó por primera vez en la especie
Maccaca nemestrina , y estaban ubicados en la corteza pre motor, la parte del cerebro que se especializa en planear, seleccionar y realizar movimientos. Después de este descubrimiento en monos, se realizaron varias otras investigaciones en seres humanos con el objetivo de entender si nosotros también los poseíamos y si también habría en los humanos relación con el aprendizaje, la imitación y la empatía.Colocarse en el lugar del otro Nosotros, seres humanos, sabemos reconocer los gestos de otras personas, podemos identificar las emociones de alguien sólo mirando a su cara. Podemos ni siquiera conocer a ese alguien, pero eso no impide que hagamos hipótesis de cómo la persona se siente. Y muchas veces nos acertamos.
Así, cuando vemos a alguien en peligro, o cayendo, casi podemos sentir el miedo y el dolor como si estuviera sucediendo con nosotros mismos. Este tipo de transferencia es innata del ser humano. Dicho esto, nos preguntamos: ¿qué mecanismo hace que esto sea posible en nuestro cerebro? Todo apunta a las neuronas espejo y su conexión con diferentes áreas cerebrales. De este modo, las neuronas espejo también tendrían relación con la interpretación que hacemos de las acciones de los demás.
No sólo nos pueden ayudar a interiorizar y repetir una acción que acabamos de ver, pero también a causa de ellos podríamos entenderlas y darles sentido, entender por qué los otros actúan en cierto modo y se necesitan de nuestra ayuda.
Cuando estas neuronas especializadas se activan, otras zonas del cerebro también lo son, como el sistema límbico, responsable de las emociones. De ese modo, es posible que seamos capaces de reconocer gestos faciales, ir hasta nuestros recuerdos y aprendizajes previos y unir toda esa información para interpretar la situación y dar a ella un significado.
"Las mentes de los hombres son espejos unas de otras."
-Hume- Las emociones son contagiosas Somos muy influenciables.
Tanto que el estado de ánimo de los demás puede afectarnos, haciendo que nuestro propio humor cambie. Cuando alguien con quien trabajamos está triste y su rostro nos transmite esa tristeza, no sólo somos capaces de saber que algo está mal, pero también nuestro ánimo puede ser afectado. Es así el medio por el cual la empatía nos permite conocer lo que el otro piensa, y también nos permite colocarse en el lugar del otro, en sus propias circunstancias.
Además, ya se ha comprobado por ejemplo que forzar una risa puede hacer que nos sintamos mejor. Haga la prueba: un día que esté triste, ríe. El simple hecho de fingir la emoción de la alegría hará que se sienta mejor. También te hará sentir mejor estar en un grupo de amigos que no paran de contar chistes y, aunque esté teniendo un día horrible, seguramente las risas de los demás lo contagiará. Teniendo en cuenta que las emociones de los demás pueden ser muy contagiosas y afectar a nosotros, podemos entender que las acciones que los otros realizan también pueden ser, sobre todo si tenemos poca edad. Así, la exposición a la violencia en los niños a través de la televisión puede aumentar el grado de violencia en su comportamiento, ya que
tenemos la tendencia de imitar lo que vemos, y teniendo en cuenta que no somos robots que podemos elegir totalmente nuestros actos.
Conocer las intenciones de los demás Desde temprano, cuando somos pequeños, imitamos.
Primeros gestos de nuestra madre, un poco más viejos jugamos de médicos, cocinero y policía. En la adolescencia, tenemos ídolos y personas que imitamos, y ya adultos buscamos ser personas de éxito a partir de lo que vemos en otras personas que admiramos.
Durante toda nuestra vida imitamos y nos colocamos en el lugar del otro, incluso fingimos ser alguien que no somos. Por esa razón que existe el cine y el teatro, surge de nuestra necesidad de imitar y de vivir otras realidades. La diferencia que tenemos de los monos, que también tienen neuronas espejo que se activan cuando vienen a otro mono realizar una acción, es que nosotros somos capaces de interpretar si alguien está simulando algo, de conocer la intencionalidad del otroo de hacer hipótesis sobre ella. Tal vez ésta sea una de las características que nos diferencian: tenemos la habilidad de colocar nombres en las acciones de los demás, además de formular hipótesis, muchas veces ciertas y otras mal intencionadas, sobre las intenciones ajenas. Las neuronas espejo pueden ser activadas tanto a partir de sonidos, oyendo, o viendo o pensando en una acción. Pero no será el mismo impacto que será causado por cada una de esas entradas de estímulos. Por ejemplo, al ver algo podemos entender mejor la situación que la oyendo. De hecho, los seres humanos trabajan mejor con informaciones visuales , aunque el resto de los sentidos son igualmente importantes.
La repercusión en nuestro día a día
El nombre que colocaron en estos tipos de neuronas dice bastante acerca de lo que son. La semántica de sus dos palabras indica por qué se activan, por ejemplo, cuando vemos a alguien haciendo algo. Cuando lo hacen, permiten que nuestro cerebro refleje el mismo patrón de activación que la persona que está realizando la acción. Es decir, para nuestro cerebro es como si nosotros mismos estuviéramos haciendo lo que el otro está haciendo, de modo que funcionamos como espejos.
Tenemos una capacidad innata sorprendente para identificar pequeños gestos que serían muy difíciles de fingir. Así, las neuronas son una buena herramienta para saber cómo está la persona que tenemos al lado y cómo actuar con la misma. Es una habilidad muy adaptativa y que nos ayuda a relacionarse ya evitar problemas.Este fenómeno fue descubierto hace poco tiempo, y actualmente
están estudiando la relación que puede tener con muchos de nuestros comportamientos e incluso con algunas enfermedades. Por ejemplo, ya han encontrado una relación con el autismo: la baja actividad de ese tipo de neurona detectada en el cerebro de las personas que recibieron este diagnóstico puede explicar algunas cuestiones. Así, poder estudiar ese fenómeno es un rayo de esperanza para comprender mejor el autismo y encontrar un tratamiento que mejore sus síntomas y el grado de adaptación de las personas diagnosticadas.