Enseñamos a los niños a leer, escribir, vestir, andar en bicicleta, pero y las emociones? Enseñar las emociones positivas puede convertirse en la clave de la felicidad. Las emociones positivas contribuyen a hacernos más resistentes ante las dificultades. Las personas que ante la adversidad se doblan, pero no se rompen, son capaces de experimentar emociones positivas incluso en situaciones estresantes.
Muchos problemas de salud mental tienen origen emocional, y las emociones incomprendidas y reprimidas lastiman nuestro cuerpo y mente. Las emociones siempre "se educan", la diferencia es que pueden educar por sí mismas, para el bien o para el mal. El bien puede incidir conscientemente en ellas, ayudándonos a entender, transformando y regulando nuestras emociones.
Educar las emociones
Enseñar las emociones es educar para la vida. La inteligencia emocional consiste en disponer de una serie de habilidades para reconocer nuestras propias emociones y las de los demás y, además, poder administrarlas adecuadamente.
Hace algunos años, la educación emocional consistía en aprender a reprimir ciertas emociones y no permitir que ellas aflorasen en público. Sin embargo, afortunadamente poco a poco estamos empezando a descubrir la inteligencia emocional, a dar a ella la importancia que merece, y eso incluye la expresión adecuada de las emociones, y no su represión. La manera ideal de reducir los futuros niveles de violencia y de aumentar los de altruismo pasa por un aprendizaje social y emocional desde temprano.Si un niño es capaz de identificar cuáles son sus sentimientos y los de sus compañeros, sabrá reaccionar adecuadamente ante ellos y servirá de base para mejorar sus habilidades sociales: para saber qué hacer en determinado momento.
La integración de niños con problemas de sociabilidad pasa por aquí, para que entiendan cómo los demás se sienten y para que los demás entiendan cómo se siente. Además, saber expresar emociones hará que ella no sea un niño sin voz , que sea un niño que pedirá ayuda cuando se siente en peligro o amenazado.
¿Cómo las emociones positivas nos ayudan? Las emociones positivas ayudan a poner en práctica los patrones de pensamientos receptivos y flexibles, favoreciendo la aparición de situaciones y nuevos comportamientos. Es posible que esta forma de pensar haya precedido los grandes descubrimientos y las realizaciones más importantes de la historia de la humanidad.
Es difícil imaginar a Miguel Ángel irritado mientras pintaba la Capilla Sixtina, Newton carcajada bajo el manzano, Edison o Marie Curie deprimidos en sus laboratorios. Por el contrario, es fácil imaginarles pensando en posibilidades y alternativas, combinando elementos al principio imposibles, absortos en su tarea, emocionados contemplando sus avances hacia una meta deseada y llena de significados para ellos.
Siguiendo esa misma línea, se verificó que losdiagnósticos de enfermedades hepáticas fueron más exitosos cuando los médicos se sentían bien
(Fredrikson, 2003). Con "exitosos" ese estudio se refería a los médicos que tardaban menos tiempo para integrar la información del caso y aquellos que estaban menos inclinados a basarse en pensamientos iniciales y, por lo tanto, hacer diagnósticos menos prematuros.
Las emociones positivas nos ayudan no sólo a sentirse mejor con nosotros mismos, sino también a potenciar nuestras habilidades y habilidades personales. Experimentar emociones positivas en el día a día permite que cada vez más sintamos un estado de felicidad global.