Siempre que expresemos nuestra opinión sobre algo, habrá quien se sentirá ofendido, quien discordará agresivamente, quien permanecerá en silencio, quien distorsionará cada palabra, así como quien acordará. Cada persona tomará lo que decimos a su manera, de acuerdo con lo que posee dentro de sí, y usará nuestros dichos tanto con buenas como con malas intenciones. Esto sirve para llevarnos a tener cuidado con lo que y para quien decimos lo que sentimos.Jamás podremos conocer con profundidad a todos los que estarán a nuestro alrededor, e incluso aquellos que pensamos conocer de hecho,
en algún momento podrán hacer mal uso de nuestras palabras , usándolas contra nosotros, para que puedan continuar mintiendo en medio del juego de intereses egocéntricos que pautan sus vidas. Generalmente, quien se siente amenazado por nosotros, se sabe por la locura que pasa por su mente enfermiza, intentará en los difamar y ensuciar nuestra imagen.Es sólo eso que quieren: ver a los otros heridos. De la misma forma, existirán individuos que se ofenden con todo y con todos, con cualquier cosa que oyen o leen, como si el mundo giras alrededor de ellos, como si todo el mundo actuara pensando en ellos, en lo que ellos sienten, pensarán, como si la población se despertar y dormía recordándoles.
Se sienten perseguidos por el universo, viendo conspiraciones en cualquier rueda de conversación, lamentando supuestas tramas que usan para alcanzarlos. A éstos, por lo tanto, todo lo que decimos sonará la persecución.
Desafortunadamente, muchos de nosotros nos sentimos mal al saber que lastimamos los sentimientos de alguien sin tener esa intención. Por más que sepamos que no era ése nuestro propósito, aunque tengamos la certeza de que no dijimos nada más, nos enfadamos por herir al otro. Nos corresponde, en esos casos, conversar con la persona, para que el entendimiento entre las partes supere los rusos inútiles, principalmente cuando hay cariño en esa relación. Como se ve,
convivir es un ejercicio diario , ya que trataremos con personas que vinieron de lugares diversos, cuyos sentimientos pasaron por experiencias únicas, haciéndolas, la mayoría de las veces, inesperadas en sus acciones y reacciones. Vale mantener nuestras verdades firmes y seguras
, para que no nos volvemos vulnerables a las afecciones ya la maldad de gente que apenas sabe lo tanto de historia que llevamos aquí dentro. En el más, quien nos ama por lo que somos jamás creerá en cualquiera que intente en denigrar, quedando juntos, ofreciendo lo mejor. Y esa gente con quien podemos contar es que valen - y así siempre será - cada sudor y cada lágrima de nuestros días.