Las 7 diferencias entre un psiquiatra y un psicólogo clínico

En el campo de la salud mental existen dos profesiones que a menudo generan confusión y se mencionan como sinónimas, cuando no lo son. Muchas personas no saben cuáles son las diferencias entre un psiquiatra y un psicólogo clínico. Aunque en ocasiones existe una cooperación mutua entre ambos profesionales para tratar determinados casos, no siempre es necesaria.

Después de terminar el curso de psicología, los profesionales pueden trabajar en diversas áreas: neuropsicología, recursos humanos, de las organizaciones, criminalista ... En este caso específicamente vamos a referirnos a la psicología clínica, encargada de la evaluación, diagnóstico, tratamiento y prevención de las alteraciones de la salud mental y del comportamiento adaptativo.

Debido a la inmensa complejidad de la mente humana y de la cantidad de factores que implican el bienestar psicológico de las personas, es necesario abordar a cada paciente de manera adecuada. Para ello, debemos ser capaces de discernir qué especialidad es la encargada de cada ámbito. Veamos cuáles son las principales diferencias entre un psiquiatra y un psicólogo clínico. Principales diferencias entre un psiquiatra y un psicólogo clínico

Etimología semicompartida

Si analizamos con atención el origen etimológico de las palabras que identifican ambas profesiones, encontramos pistas sobre cuál es el trabajo de cada profesional.

Por un lado, el prefijo "psi" deriva de la palabra latina "mente". Y "logia" significa "teoría" o "ciencia".

Podemos definir psicología, entonces, como la "ciencia de la mente". Por otro lado, "iatria" tiene origen griego y hace referencia al concepto de curación o de medicina. Uniendo ambos afixos, psiquiatría significar "medicina de la mente". Psiquiatra y psicólogo tienen formaciones diferentes El psiquiatra estudia Medicina

y posteriormente se especializa en el área de Psiquiatría.

El psicólogo cursa propiamente el curso de Psicología y, a continuación, hace una especialización en clínica. Como se puede deducir, las habilidades y los conocimientos que estos profesionales adquieren son diferentes.

El primero tiene que dominar el funcionamiento neurológico y las bases anatómicas del cuerpo humano. Para el psicólogo clínico, es básico conocer las Ciencias Sociales, algo que le permitirá analizar la forma de interactuar de las personas y cómo actúan las dinámicas culturales. En ambas carreras existen subespecialidades establecidas con base en la etapa de desarrollo personal y en el ámbito de intervención al que se dedican. Así, se pueden estudiar trastornos propios de la fase infantil, de la adolescencia, de la edad adulta o de la tercera edad. O se puede adherir a determinado campo de actuación, también muy diverso: familiar, social, empresarial, comunitario, sexual ... Objetivos entrelazados

El psicólogo evalúa y trata problemas de índole psicológica.

Es decir, los problemas relacionados con los procesos mentales, las sensaciones, las percepciones y el comportamiento de las personas. Analiza su origen y sus causas, siempre con relación al ambiente físico y social que rodea a la persona. En resumen, el psicólogo clínico se centra en la prevención, diagnóstico, rehabilitación y tratamiento de las alteraciones de personalidad que pueden ocurrir a lo largo de todo nuestro ciclo vital.

El ámbito de especialización del psiquiatra es la evaluación fisiológica y química de los problemas psicológicos. O sea, él realiza su trabajo desde una perspectiva médica y farmacológica. Puede, por ejemplo, buscar restablecer el equilibrio de una determinada hormona en el cerebro.

Tratamientos de acuerdo con los objetivos El psicólogo, independientemente de su especialización, tiene como objetivo mejorar el bienestar emocional y psicológico del paciente. Para ello, a través de la aplicación de ciertas técnicas y del uso de habilidades, procura tratar el malestar de la persona. De la misma forma, ofrece al paciente herramientas para que sea capaz de mantener los cambios alcanzados durante la intervención a lo largo del tiempo.

El psiquiatra, por tener formación médica y saber interpretar químicamente el cerebro, tiene la capacidad y está habilitado para recetar medicinas.

Los ansiolíticos y los antidepresivos son los más comunes. Además, el psiquiatra también puede prestar atención médica y autorizar internaciones hospitalarias.

Pautas de encaminamiento En Brasil, cuando vamos a un médico generalista o de atención básica y exponemos nuestro problema, podemos ser encaminados a un psicólogo.

En la consulta con el psicólogo el paciente puede ser encaminado a un médico psiquiatra si se identifica la necesidad del mismo para el tratamiento.

De esta forma, ambos profesionales realizar una intervención conjunta. Por un lado, el psicólogo trabajará el comportamiento y el bienestar mental de la persona. Y por otro, el psiquiatra será el encargado de prescribir y supervisar la medicación correspondiente.

Dependiendo de la magnitud y del tipo de conflicto frente al cual se encuentre, el paciente puede ir al psicólogo sin necesariamente tener que ir a una consulta con un psiquiatra. Psiquiatra y psicólogo pueden realizar, en algunas ocasiones, una intervención conjunta.

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Consideraciones de la problemáticaEl psicólogo clínico entiende el problema del paciente en términos de adaptación y desajuste.

Foca en establecer las causas del trastorno, así como en estudiar los factores de predisposición y de contribución que transformaron la conducta del paciente en una conducta patológica. Para ello, busca explicaciones en los rasgos de personalidad, su infancia, su desarrollo evolutivo, su condición fisiológica o su entorno.

El psiquiatra entiende los problemas emocionales de manera diferente,

en términos de normalidad y anormalidad.El trastorno es, por lo tanto, una anomalía o un mal funcionamiento del cuerpo, como puede ser, por ejemplo, un desequilibrio químico cerebral.Profundidad y duración de las sesiones Psiquiatra y psicólogo dedican tiempos diferentes a sus pacientes cuando se consultan.

Esto está relacionado con la profundidad y la manera de abordar la problemática.

En general, los psicólogos suelen establecer un período que oscila entre 45-60 minutos. Así, tienen tiempo para profundizar el conflicto psicológico y dar apoyo mental y psicológico. También pueden hacer las evaluaciones psicométricas necesarias para dar soporte a la evaluación. Los psiquiatras no suelen extenderse por más de 20 minutos. No tienden a realizar una evaluación psicológica tan exhaustiva, pero se dedican a saber cómo el paciente ha evolucionado desde que se le prescribió la medicación. Su tarea es ajustarla en base a los progresos de la persona, así como mantener revisiones periódicas.

La formación especializada en la salud mental proporciona a ambos profesionales un conocimiento integral del funcionamiento cerebral.

Esto hace que, para tratar diversos trastornos, sea necesario en muchos casos el trabajo conjunto de psiquiatras y psicólogos.