Cuando damos inicio a cualquier jornada en la vida, estamos cargados, llenos de lo que es superfluo. Todo es equipaje y es difícil cargar tanto peso.
Entonces usted va dando pasos, pequeños y decisivos para que todo salga como se esperaba, no siempre lo esperado es lo que pasa, pero aún así usted decide permanecer firme en su ruta.
Algunas personas empiezan a desistir en medio del camino y eso no es malo, tal vez ese no sea el camino de ellas y desistir es lo correcto a hacer, pero ese es su camino sí, porque usted se sentía en su corazón, entonces usted da más un paso pensando en el aquí y ahora, usted se pone presente en el momento, sin mirar hacia arriba, allá arriba de la montaña.
Incluso a los trancos y barrancos, usted quiere aprovechar cada paso, cada mirada que encuentra, cada sonido de la naturaleza, cada movimiento ocurriendo, porque una certeza usted tiene: cada momento es único y por más doloroso y triste que él parezca, él encierra algo mágico en sus segundos efímeros, él guarda la magia y la belleza de vivir, de aprender, de crecer.
Emprender en la presencia del miedo y del amor
En cualquier área de nuestra vida que vamos a emprender, sea personal, profesional, espiritual, estamos acompañados por dos sentimientos: miedo y amor. Tememos monstruos, algunos que creamos y otros que realmente pueden suceder, sentimos hasta cierta cierta parálisis, pero ahí entra el amor, ese sentimiento genuino que nos transforma en quién realmente somos y nos impulsa a vivir esa historia que queremos crear para contar en las ruedas de navidad cuando finalmente lleguemos al trayecto final de la vida, la historia que vamos a llevar a nuestros nietos.
Por amor enfrentamos tempestades y los miedos más ocultos, aquellos que ni siquiera sabías que existía ahí dentro, por amor, por estar amor, por representar amor, el miedo pasa a ser sólo: miedo. Nada demasiado. Cuando sienta que está a punto de soltar todo por el miedo, coloque una dosis generosa de amor en la situación y usted sentirá el coraje que brota. Una frase clave usada en Un curso en milagros dice que - Donde hay amor, no hay miedo.
No hay espacio para los dos, entonces acoja sus miedos con amor y tenga coraje para seguir adelante. La vida es dualidad: en un momento usted está en éxtasis puro, está seguro de todo y está dominado por una energía que impulsa la voluntad de realizar, de crear nuevos caminos y de trazar nuevas metas, en otros momentos usted es tomado por el desánimo y todo lo que piensa es soltar todo el equipaje allí, en medio del camino mismo, sentarse y no dar ningún paso. En estos momentos es que hay que encontrar una forma de revertir la energía, por eso siempre es bueno llevar contigo un mantra, algo así como: Todo va a salir bien. ¡O todo pasa, es sólo una fase! Y aún intentar:
Quiero, puedo, consigo!
Estas frases de poder e impacto que repetimos con frecuencia pueden ajustar y revertir la energía pesada, porque ellas sincronizan sentimiento con pensamiento y ahí es donde logramos revertir las situaciones desastrosas. Si usted está comenzando un viaje, piense al respecto. No te quedes enfocado en la graduación dentro de 4 años, no planee la boda en el primer día de citas, y no devore de una vez ese plato que usted esperó por casi una hora. Aproveche cada mirada, experimente el momento, disfrute del sonido, el olor, el gusto. Mire la situación presente, lo que usted está aprendiendo y viviendo ahora, esa es la clave para estar en plenitud y equilibrio. Es una tarea diaria, es un hábito que necesita ser incorporado al proceso y es un desafío lograr mantenerse en el presente, hasta porque somos demasiado temporales, vivimos en busca de rescatar el pasado o ansiando por el futuro, pero estar presente de cuerpo y alma en el presente es que hace la vida valer la pena.
En un viaje, planea lo que desea, pero tenga foco en el presente, sólo así usted sabrá el sonido que estaba tocando en aquel momento en que usted vio esa mirada por primera vez. Sintonizar!