Cuidado porque el término "persona tóxica" es una etiqueta muy fácil de colocar cuando hay un conflicto, pues coloca toda la responsabilidad negativa de la confrontación en el otro. Es decir, establece una causa de la que somos víctimas: un lugar muy tentador, sin dudas. Así, es un recurso especialmente accesible para los perezosos emocionales y para quien piensa que en su personalidad no existe ninguna mancha.
Estas personas no quieren ver la toxicidad como resultado o como una reacción a una situación entre varios involucrados y quieren pensar que es una característica que el otro ya posee. En ese sentido, el que coloca la etiqueta ignora que la toxicidad, si existe, tiene una historia. Otro elemento que debería hacernos más cuidadosos con el término "persona tóxica" es que no es una etiqueta puramente científica. No hay estudios sobre la toxicidad, hay estudios sobre comportamientos que luego fueron etiquetados como tóxicos, "a posteriori" y sin considerar muchas de las variables que provocan esos comportamientos.
Por fin, es una etiqueta que se popularizó tanto que implica una serie de distorsiones que se vuelven contra nosotros mismos.
Nadie está a salvo de que algún comportamiento suyo sea clasificado como tóxico, entendiendo como tóxico ese comportamiento que perjudica a los demás. Y el acto de etiquetar comportamientos y etiquetar personas, para algunos, está a un paso de distancia ... ¿Por qué la palabra "tóxica" dice tanto? Llamar a alguien de tóxico no es inofensivo
. De hecho, puede ser un ataque muy serio, un insulto cruel disfrazado de autoridad moral que haya hojeado un par de libros de autoayuda puede otorgarle, sin mayor compromiso o intención con su lectura que delegar responsabilidad a los demás.
El término tóxico / a es fácil de entender. Él tiene fuerza debido al tono venenoso que emite. En el imaginario, hace alusión a una sustancia de color variable, pegajosa, inflamable y con la que hay que tener mucho cuidado. En ese sentido, cuando decimos que algo es tóxico, estamos diciendo que no es digno de confianza.Pensando sobre lo descrito podemos empezar a analizar el término "persona tóxica" y el hecho de haber colocado esa arma en manos de personas que no entienden las consecuencias de utilizarlo. Esto merece al menos una reflexión.
No hay personas tóxicas, sólo relaciones o comportamientos
Nadie es una persona tóxica por sí misma.
Si usted no está de acuerdo con esto, porque hay excepciones que siempre escapan a la regla, estaremos de acuerdo con el hecho de que todo el mundo tiene el potencial para no ser.
Los seres humanos no tienen arsénico ni amianto en lugar de la sangre o las células. Las personas son a veces un mar tranquilo, en el que las velas y el timón parecen armonizarse para llevarnos a donde deseamos, pero en otros momentos, sólo sienten la tempestad, sin siquiera sentir el agua. Una tempestad que, por otro lado, a menudo alimentamos, conducimos o contagiamos. En estos tránsitos de la vida, circunstancias y varios acontecimientos, nuestras expectativas, nuestra forma de comportarnos y nuestros valores chocan con los de las otras personas que están a nuestro alrededor. Sintiendo ese vacío y esa incertidumbre, podemos optar por aislar ese vacío emocional, dejando nuestra responsabilidad caer sobre el otro. Podríamos analizar las críticas en exceso, los comportamientos intolerables, los síntomas de desgaste de la relación, etc. Todo esto podría ser hecho, pero eso implica realizar una penetración y un cierto trabajo consigo mismo, muy recomendable antes de colocar en el otro el rótulo de "persona tóxica".
Dinámicas tóxicas en lugar del término "persona tóxica"
Todo el mundo puede ser víctima de un comportamiento tóxico. Sin embargo, el más común es que las personas participen en dinámicas tóxicas, no que sean personas tóxicas. No hablamos con el otro cuando éste no nos habla por orgullo, insistimos en un tema para destacar el desinterés del otro, asumimos una posición de dependencia porque la otra persona es demasiado protectora.
Por último, el término tóxico es un término con tanta fuerza como carente de precisión. Decir que alguien es una persona tóxica sólo muestra que es peligrosa o potencialmente peligrosa, no dice qué sentido asume ese peligro, a qué aspectos se refiere, cómo podemos protegernos si es necesario, y menos aún la manera por la que podemos ayudar la persona que recibe esa etiqueta. En ese sentido, podemos acabar llamando de tóxicos a aquellos que luchan, que se atreven, que son sensibles ... y no saldremos ilesos como sociedad de esa nueva manera de categorizar a las personas.