No parece ser inteligente tener pocos amigos, sino justamente lo contrario: carecer de amigos relega a la persona al grupo de los "bichos extraños", esas personas que no les gusta relacionarse con las otras. Pero, ¿qué hay de verdad en eso? ¿Es verdad que tener menos amigos es raro? Algunos dicen que este es un comportamiento típico de personas inteligentes.
Una afirmación revolucionaria que ha hecho que muchas personas se sientan identificadas. Una investigación reveló que las personas inteligentes tienen mucho menos amigos, tal vez porque actúan de una forma muy diferente a la que estamos acostumbrados.
Los psicólogos Satoshi Kanazawa y Norman Lee han llegado a la conclusión de que las personas que viven en lugares con alta densidad de población se sienten menos felices.Compartir
Esta declaración ha sido acogida por muchos con bastante familiaridad, un mito del que habían oído hablar, pero del que nunca se hizo ninguna comprobación o estudio abierto. Hasta el momento en que han venido a la luz las estadísticas que confirman que esta leyenda es real.
Las personas inteligentes y los amigos
Tal vez usted entienda personas inteligentes como aquellas que cuando estudian toman buenas notas y siempre tienen un libro en sus manos. Ellas prefieren pasar su tiempo en la biblioteca adelantando los ejercicios que el profesor pasó. Socializar no es una situación de la que necesiten, y no sólo eso, se muestran más felices en su soledad.
La investigación realizada por la London School of Economics y la Singapore Management University reveló que las personas con un coeficiente intelectual mayor no necesitan interactuar tanto con las otras personas para sentirse bien.
Sin embargo, las personas con un coeficiente intelectual mucho menor revelan esta tendencia a socializar y pasar más tiempo conociendo a las personas. Esto demuestra que las personas inteligentes van en contra con el resto de la población. No hacen lo que se considera "normal". Ellos son felices sin una vida social tan activa.
La mayoría de la gente necesita reunirse de forma habitual con amigos u otras personas que comparten su manera de pensar para ser felices.Compartir
En la encuesta participaron 15.000 personas entre 18 y 28 años. Una franja de edad bastante joven donde la necesidad de interacción y de conocer a otras personas es mayor. A pesar de eso, las personas inteligentes no se sentían tan felices cuando socializaban con los demás. Esta agradable sensación de estar con otras personas y conocer a otras nuevas personas no era percibida por ellas de la misma manera.
La soledad y la independencia
Muchas personas tienen serios problemas con la soledad y la dependencia emocional. No hemos sido educados para vivir al margen de todo y de todos, sino justamente lo contrario. Somos seres sociales y tenemos la capacidad de estar bien en compañía, e incluso a veces parecemos precisar de esa compañía. Pero, ¿qué pasa cuando se es feliz en la soledad?
La investigación mostró que las personas inteligentes se sienten mucho más satisfechas cuando pasan un tiempo a solas. Esto no significa que se aíslan del mundo, claro que interactúan con el resto del mundo, pero con personas cercanas y familiares.
Las personas inteligentes cuentan en los dedos de una mano a sus amigos y, si estas amistades fallan, no tendrán problema en seguir adelante. Ellas están preparadas para enfrentar la vida sin la necesidad de ningún apoyo. En contraste con muchas personas, no ponen su felicidad en las manos de los demás.
Las personas inteligentes están en armonía con ellas mismas y socializar no es una prioridad que tengan en mente.Compartir
Siendo así, son mucho más independientes y disfrutan de su soledad, una cosa que para muchas personas es impensable. Con respecto a esto, en la investigación se tuvo en cuenta la sabana teoría, una teoría que se centra en la evolución del cerebro humano desde los comienzos de nuestros días.Cuando el
homo sapiens estaba dando sus primeros pasos por este mundo, no se separaba del resto, sino que convivía con el resto en grandes espacios abiertos. Eran pocas personas y para protegerse y sobrevivir formaban grupos. Las personas inteligentes se comparan con esos ambientes tan grandes y solitarios, con pocas personas a su alrededor. Por eso
están preparadas para enfrentar los desafíos por cuenta propia, sin ayuda, sin apoyo por parte de desconocidos. Ellas son seguras de sí y tal vez contar con otras personas que no conocen pudiera retardar sus objetivos. Las personas más inteligentes que contribuyeron con grandes invenciones al mundo no se caracterizaron específicamente por su socialización. Tal vez sus proyectos y sus metas las hicieran mucho más felices que interactuar con los demás. El propio Satoshi Kanazawa de la
London School of Economics jugó otra afirmación bombástica: las mujeres más inteligentes no tienen hijos o los tienen más tarde. Esto tiene su lógica si miramos al mundo. Las personas con más estudio, que hicieron una carrera o algún otro tipo de formación, no tienen hijos hasta después de los 30 años. Sin embargo, muchas que dejaron los estudios a nivel fundamental y medio ya tienen una familia formada con uno o más hijos.
Parece que ser más o menos inteligente tiene mucho que ver con la dependencia y el rumbo que la vida tomará.
Según una investigación presentada, una mayor o menor inteligencia llevará a la persona por un camino u otro.