Últimamente, he parado para analizar algunas palabras y la fuerza que ellas producen en nuestra mente, cuerpo y cuán influyen nuestras acciones. ¡Vamos! Pensando hoy en la palabra coraje. Con origen en el latín, coraticum, derivado de color, "corazón", órgano que era considerado el centro del coraje, de la inteligencia. Su definición original era "contar la historia de quién usted está con el corazón", "saber por el corazón". Analizando por ese lado, podemos entender que ser valiente es ser auténtico, verdadero, tener coraje para mostrarse. Incluso si se paga un precio por ello. Es tener la osadía de ser quienes somos independientemente de juicios.
Hoy, donde se quiere estandarizar a las personas y condicionarlas a un determinado tipo, sea de belleza, sea de actitudes, tener coraje de ser diferente es un gran desafío. Pagamos el precio de ser quiénes somos, pero eso no significa que no podamos evolucionar. ¡No! Significa ser fiel a nuestra esencia. Tener coraje de no dejar lo que creemos ser sofocado en medio de temores.No abandonar un sueño porque alguien no cree en él. Lo que importa es la gente creer y tener el coraje suficiente para no desistir de él. Es no contaminarse con lo que va contra nuestra conciencia.
Como hacen falta los valientes ... En un mundo en que muchos prefieren someterse, en vez de argumentar. Decir si cuando, en el fondo, todo lo que se quiere es decir no, aunque eso afecte profundamente lo que realmente somos y creemos. Tal vez callar y aceptar lo que nos maltrata, lastima y nos hace sufrir es cobardía. Y la gente aprende a ser neutros o incluso indiferentes a nuestros llamados más profundos. Aprender a externar lo que queremos, lo que creemos, es un acto de coraje que debe ser cultivado. ¡Llegará el día en que los originales harán una gran falta! Quisiera que nos volviéramos sedientos de coraje y de voluntad de ser uno mismo, en un mundo tan escaso de verdades ... ¡Pagando el precio!
Reflexiones sobre la mente y la memoria Quiero perder la memoria y empezar de nuevo. Leí esa frase y me quedé a meditar ... Llegué a una conclusión: ¡No quería eso para mí! Perder mis memorias? Ellas son la base de lo que soy. Son nuestros fundamentos, errores, aciertos, engaños y los casi engaños ... Sin un pasado no tendríamos historias para contar, aprendizajes para compartir, sonrisas para recordar y sonreír de nuevo y de nuevo. ¡No! Definitivamente, quiero traer a la memoria todo lo que me ayudó a ser quien soy.
Incluso lo que me hizo llorar. En esos momentos que más crecí ...
Definitivamente, no quiero ser una desmemorada. Quiero saber exactamente quién me hizo llorar y quién me hizo dar las mayores carcajadas. Por todo, quiero ser agradecida por lo que tengo y por lo que sueño lograr. Q ser consciente de todo lo que he perdido y de todo lo que he conquistado.
Y cada día he sido bendecida por restituciones que no tienen precio ...
Por eso, no desprecie sus memorias.No debemos vivir del pasado, sino vivir intensamente para producir más y más memorias que valga la pena. Tenemos todavía muchas historias para contar y recontar.