Usted no debe explicaciones a nadie, preste cuentas solamente a usted mismo

A veces adoptamos el método judicial con nuestros amigos. Somos los justicieros de nuestra mente, sometiéndola a un escrutinio y juicio continuos, pidiendo explicaciones. No contentos con eso, la mayoría de las veces ofrecemos la posibilidad de que otras personas nos valoren o juzguen, con el riesgo de que sus opiniones y juicios sean infelices.

Usted no debe buscar explicaciones en el exterior y respuestas que sólo usted puede darse a sí mismo, de forma íntima y tranquila. Quien se preocupa por los demás piensa que está lejos de este objetivo. La verdad es que las almas puras y las mentes ocupadas no cuentan con tiempo ni voluntad para meterse en la vida de nadie, y las personas seguras de sí mismas no permiten que nadie lo haga.

Usted debe darse cuenta sólo a sí mismo, no de una forma inquisidora, sino de una forma abierta y franca. Sólo cada uno de nosotros conoce el porqué de cada una de nuestras acciones, decisiones, alegrías y sufrimientos. Están en el plano subjetivo, en lo íntimo, en lo que sólo nosotros sabemos de nosotros mismos.Nuestra vida, nuestras propias explicaciones

A veces afirmamos que otros en nuestra misma situación habrían actuado de la misma forma, pero eso en realidad no tiene fundamento e importancia.

La comparación con el resto del mundo es inútil si lo que buscamos es la paz interior, y no la aprobación social. Tenemos que intentar hacer que nuestro corazón ayude en la complicada tarea que nuestra memoria tiene de integrar emocionalmente lo que vivimos a lo largo de nuestra vida. Evitar buscar la coherencia en todo lo que hacemos, poner una etiqueta, para optar por descubrir si nuestras acciones revelan la búsqueda de una razón, un sentimiento, una voluntad o el deseo de evitar un fracaso, una crítica o el dolor.

A veces nuestra historia tiene varias interpretaciones e incógnitas, pero siempre cuenta con un denominador común: superar miedos, librarnos de máscaras, nadar contra la corriente de nuestros traumas y fantasmas, buscar el amor, evitar la soledad. Si la vida no es siempre coherente y justa, no tiene sentido pedir tantas explicaciones. Los demás tampoco son, por lo que sólo vale la pena nuestra propia reflexión. Las explicaciones tienen que surgir de mí para explicar algo que siempre me ha perturbado. Mis propias preguntas con mis propias respuestas.Prestar cuentas consigo mismo no es un castigo, es una reconciliación

Hay algo que casi todos deseamos: el recuerdo de una buena época, la memoria de un triunfo que parecía imposible, una colección de días felices y llenos de sentido.

Aunque muchos días nos dejan huérfanos de ilusión y de esperanza, todos tenemos buenos recuerdos y actitudes que nos hacen sentir orgullosos de nosotros mismos.Es prácticamente imposible que todo lo que fue vivido por una persona haya sido negativo. A veces un simple paseo por una playa sintiera libre vale el sentido de una vida. Una pasión vivida en el pasado guarda el motivo más valioso para querer mejorar, progresar y evolucionar.

Reconciliarse con sí mismo es susurrar bajito y escondidas

, sin que los demás sepan y puedan escuchar. Reconciliarse con sí mismo es saber cantar para usted mismo, sin que dona tanto que impida que algo nuevo y bueno nazca en usted. Porque no se nace sabiendo: vivimos aprendiendo. Porque saber volar es poner los pies en el suelo y saber cómo tienes que mover tus alas para llegar en lo alto. Porque nadie sabe lo que quiere y tampoco presiente lo que necesita. Reconciliarse consigo mismo es mirar una foto antigua, donde usted todavía no sabía lo que los demás esperaban, pero presentia lo que deseaba para sí mismo. A veces las decepciones, causadas por el hecho de huir de todo antes, son el motor que nos guía para poder ser lo que siempre quisimos: alguien valiente que lucha por lo que quiere, que arriesga sin miedo de perder, y con la certeza de que lo que apuesta no vale menos que lo que desea.

Si las opiniones de los demás no lo definen, no siga dando más valor a ellos que a sus propias opiniones.

No hay edad para empezar desde cero, ni un número límite que nos impida seguir adelante. Dale en el mismo tiempo que te quedas dando vueltas, si al final terminó por ver lo que quieres para ti. No preste tantas cuentas a los demás y ríe más de lo que le apasiona. Su vida y la de quien te gusta terminarán agradeciendo.